Mientras el megajuicio contra Walter Bento sigue su marcha, una causa paralela tuvo sentencia recientemente en la Justicia Federal. El abogado Jaime Alba, sindicado como uno de los organizadores de la presunta banda que se valía del cobro de coimas a cambio de beneficios judiciales, fue condenado por amenazas contra el fiscal general Dante Vega.
La jueza subrogante del Juzgado Federal 3, Susana Pravata, lo encontró culpable por amenazas, delito contemplado en el artículo 19 bis del Código Penal, y lo sentenció a 6 meses de prisión en suspenso. Es decir, la pena mínima y de carácter excarcelable.
Vale aclarar que Alba actualmente se encuentra detenido en prisión domiciliaria, mientras es juzgado como organizador de la asociación ilícita encabezada presuntamente por el exjuez.
En el año 2021, el informante policial Enzo Diego Stuto declaró en la Instrucción que Alba, en una serie de encuentros que mantuvieron, le dijo que “había comprado un fusil 308 para mandar a matar al fiscal Dante Vega”, por la investigación que llevaba adelante. Ese testimonio fue ratificado por el testigo, bajo juramento, en el megajuicio contra Bento en marzo pasado.
La declaración original frente al fiscal Vega, ocurrió a fines de mayo de 2021 y días más tarde, el 8 de junio, Alba fue detenido. Luego de concretarse su arresto, Vega procedió a denunciarlo por amenazas.
Entonces, la defensa de Alba contraatacó con denuncias contra Vega y Stuto por falso testimonio. Aseguraron que el fiscal se enteró semanas antes de la declaración que dio el informante policial en la Instrucción y por eso solicitó custodia policial, pero lo ocultó ante la Justicia.
Lo cierto es que la jueza Pravata ordenó, en la misma sentencia que condena a Alba, “formar compulsa” contra el fiscal y el testigo “a los fines de evaluar la posible comisión de un ilícito”.
En la megacausa Bento, Alba fue ubicado en la estructura delictiva como uno de los laderos del despachante de aduanas asesinado, Diego Aliaga (sindicado como mano derecha del exjuez), junto con el abogado Luciano Ortego.
Según el requerimiento de elevación a juicio, ellos eran los encargados de analizar los casos penales en los que podían operar coimas, sea actuando ellos como abogados o mediante la intervención de otros abogados defensores, como Martín Ríos, Matías Aramayo o Javier Angeletti, juzgados como miembros de la banda.
Alba está imputado por participar en cuatro cohechos y tres casos de infracción al deber o abuso de poder por hacer declarar falsamente a testigos en su favor.
Las charlas de Stuto con Alba
Enzo Diego Stuto fue uno de los protagonistas más polémicos del juicio. Aportó puebas claves para la Instrucción, sobre todo contra Alba, pero su pasado como estafador condenado en la justicia provincial y su papel como informante de la policía, sembró un manto de duda sobre sus actuaciones.
Incluso, durante el juicio un testigo reveló que el domicilio en el que grabó las charlas comprometedoras con Alba, pertenecía al contrabandista José Rodríguez Nuñez y había sido ofrecido a Diego Aliaga como coima, lo que fue aprovechado por el exjuez Bento para desarrollar su propia teoría sobre una red de operaciones espurias en la Justicia Federal, durante el debate.
Stuto declaró como testigo protegido el pasado 15 de marzo. Allí narró que la relación con Alba data del año 2016, cuando fue su abogado defensor en una causa provincial por estafas en la compra y venta de vehículos, delito por el cual recibió una condena de 3 años de prisión. Según el testigo, su intención a la hora de grabarlo no era involucrarlo en la causa federal, sino que le dijera “la verdad” de por qué había resuelto su condena en un juicio abreviado de “cosas por las que no estaba acusado”.
En su testimonio, Stuto contó que se reunió en seis oportunidades con él desde el mes de abril de 2021 y el letrado estaba interesado en que lo ayudara a conseguir a través de sus contactos policiales el teléfono de Bardinella, que había secuestrado la fuerza cuando lo detuvieron por narcotráfico.
“Me dijo si yo le podía llegar a conseguir el teléfono completo o si no que vaciaran su contenido. Me dijo que lo tenía gente de lucha contra el narcotráfico y después lo pasaron a otra área, que no sabía dónde era. Yo en su momento le miento, nunca fue idea mía recuperar el teléfono ni nada por el estilo. Yo le miento y le digo que lo tiene Gendarmería, sin saber”, relató el testigo.
Y le aseguró al fiscal general Dante Vega que, en una de esas charlas, Alba “hizo referencia a que había comprado un fusil 308 para mandar a matar al fiscal Dante Vega, que era el que llevaba la causa adelante, o sea a usted. Para mí era realmente preocupante”.
Stuto siguió el hilo de la negociación e incorporó a un comisario de apellido Funes, que era su “amigo”, para ganar credibilidad en la falsa búsqueda del celular y a la vez, que lo asesorara para poder grabarlo cuando hablara de su causa provincial, la cual según el testigo estuvo cruzada por un presunto pago de coimas en ese ámbito.
“Cuando le presenté a Funes, le dije la verdad del cargo de él. Si mal no recuerdo, dijo que estaba trabajando en Inteligencia Criminal y él tenía contacto para conseguirlo. Instantáneamente Alba entró en confianza”, sostuvo.
Entonces, Stuto aseguró que en una de las reuniones, hablaron del costo que saldría conseguir el teléfono o en su defecto borrar el contenido y Alba llamó a Bento delante de él. “No recuerdo si en esa primera reunión o la segunda, él pregunta cuánto saldría el teléfono o el borrado del contenido. Me acuerdo que se le dijo una suma estrafalaria, de acá a la luna. Y él ahí mantiene una conversación, supuestamente con Walter Bento”, relató.
“Él me muestra el teléfono y me dice, mirá con quien voy a hablar. Decía ´Walter´ el teléfono y terminaba en 270 el número, eso lo llegué a memorizar. Él mantiene una conversación diciéndole cual era la suma que estaban pidiendo por recuperar el teléfono. No me acuerdo cuál era”, manifestó.
En otro tramo de su declaración, Stuto dijo: “Inclusive en algunas oportunidades le dijo a Bento que lo acompañara a mi casa y él no quiso porque tenía miedo de que fuera una cama de Vega”.
Luego, Stuto dijo que logró que Alba le aclarara lo que buscaba y lo grabó. “En la ultima reunión dijo lo que yo quería que dijera. Mi hijo, incluso se tuvo que vender una casa para juntar 60 mil dólares y poder salir. Supuestamente eran para honorarios de él y resultaba que eran para coimas”, manifestó.
Según el testigo, Alba (acorralado por la Justicia a punto de ser detenido) se percató que fue engañado de “principio a fin” y lo presionó para que haga “desaparecer” los audios que aparecieran en la causa.