Evitando la polémica por la ausencia del canciller Gerardo Werthein, el papa Francisco valoró como un “modelo a imitar” el tratado de paz entre Argentina y Chile, en el marco del acto en el Vaticano por el 40° aniversario del acuerdo por el canal Beagle, que evitó un conflicto bélico entre ambos países.
Ante el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, y el canciller chileno Alberto van Klaveren, Jorge Bergoglio destacó este lunes que el compromiso y la voluntad de paz demostrados por ambos países hace cuatro décadas son un ejemplo luminoso, que prueba que el uso de la fuerza o la amenaza no debe ser una opción en la resolución de controversias.
Francisco deseó que ese acuerdo histórico sea visto como “un modelo a imitar” ante los actuales conflictos: “Amerita ser propuesto en la situación actual del mundo, en el que tantos conflictos perduran y se agravan”. Sus ejemplos de dolor humano fueron los conflictos en curso en Ucrania y Palestina, donde “la prepotencia del invasor prima sobre el diálogo”. Además, el Sumo Pontífice condenó la hipocresía de las naciones que hablan de paz mientras priorizan la industria armamentística.
En referencia al tratado que se firmó en la Sala Regia del Vaticano el 29 de noviembre de 1984, el Papa sostuvo que así “se evitó el conflicto armado que estaba por enfrentar a dos pueblos hermanos y concluyó con una solución digna, razonable y ecuánime”. En aquel momento histórico fueron claves los roles del cardenal Antonio Samoré, mediador y enviado por el Vaticano, y el papa Juan Pablo II.
El papa Francisco destacó que cuando se cumplió el 25° aniversario del tratado de paz -el 28 de noviembre de 2009- se realizó en el Vaticano un acto “realzado por la presencia de los presidentes de Argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner, y de Chile, Michelle Bachelet. En aquella circunstancia, el papa Benedicto XVI puso de relieve como no son sólo dos naciones vecinas sino mucho más, son pueblos hermanos con una vocación común de fraternidad, de respeto y de amistad que es fruto de la tradición católica que está en la base y la historia de su rico patrimonio cultural y espiritual”.
“El Tratado de Paz y Amistad, como dijo entonces el Papa Benedicto, ‘es un ejemplo luminoso de la fuerza del espíritu humano y de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver las diferencias’. Es un ejemplo, más actual que nunca, de cómo es necesario perseverar en todo momento con voluntad firme y hasta las últimas consecuencias en tratar de resolver las controversias con verdadera voluntad de diálogo y de acuerdo, a través de pacientes negociaciones y necesarios compromisos, y teniendo siempre en cuenta las justas exigencias y legítimos intereses de todos”, expresó.
Durante su discurso, Francisco evitó la polémica por la ausencia del canciller Werthein, quien habló de “un desencuentro que prefiero no particularizar” con Chile en la cumbre del G20 celebrada en Brasil la semana pasada.
“Ellos (por el Vaticano) conocen perfectamente lo que ha ocurrido y yo personalmente le envié una carta al Santo Padre”, reveló el ministro de Relaciones Exteriores de Javier Milei, sin precisar cuál fue el problema, en medio del malestar del Vaticano y los cuestionamientos que recibió de parte de un grupo de excancilleres argentinos.
Quién sí estuvo hoy con Francisco fue Beltramino, el embajador argentino ante la Santa Sede, acompañado por el canciller chileno Alberto van Klaveren,
“La elección del camino de la paz ha sido un principio rector para Argentina y Chile desde entonces y nos ha permitido no sólo superar ese conflicto particular, sino también emplazar los cimientos para construir y consolidar una relación bilateral que hoy después de 40 años es un ejemplo a nivel mundial”, señaló Beltramino, ignorando los roces ideológicos entre Milei y Gabriel Boric.