Una de las aristas de la novelesca historia de Claudia Córdoba, la ex candidata libertaria a intendente de Maipú que terminó presa y acusada de asesinato, es su polémica participación en el sistema educativo de la provincia.
Córdoba es profesora de inglés, pero también tuvo un cargo directivo en una institución educativa de la provincia y cuando la detuvieron por el crimen de Eduardo Bertón en Maipú, estaba a punto de volver al aula: tras una licencia que se había iniciado el el 31 de julio, el lunes 19 de agosto debía retomar sus tareas.
Según informó la Dirección General de Escuelas, a la fecha, la ex candidata del Frente Libertario, Demócrata y Jubilados daba clases en varios colegios secundarios de la la órbita estatal. La licencia había sido solicitada por “un objeto extraño en su pie”.
“Aparentemente tenía recurrentes licencias por esta situación”, comentaron desde la DGE. De hecho, la excandidata tenía abierta desde el año pasado una investigación sumaria porque se había tomado una larga licencia como docente debido, precisamente, a “una dolencia en uno de sus pies”. El problema es que durante ese periodo no estuvo en reposo, sino en plena campaña electoral.
En esas elecciones no le fue mal a Córdoba. Obtuvo más del 13% de los votos en el comicio general, quedó tercera detrás del PJ y el radicalismo y este desempeño (en buena medida logrado porque consiguió pegarse a la figura de Javier Milei) le permitió al frente que integraba meter un concejal en Maipú.
Sin embargo, tras su detención, se abrió una auténtica caja de Pandora. Fue así que se supo que Córdoba no sólo se había desempeñado como docente (Los Andes publicó el año pasado que trabajaba en ocho colegios), sino que había tenido también un rol directivo que, para variar, estuvo cargado de polémicas.
En junio de 2018, Córdoba se convirtió en “rectora normalizadora” del Instituto de Educación Superior (IES) 9-021 de Junín. Duró en el cargo hasta el 31 de enero de 2020, periodo en el que acumuló muchas denuncias por irregularidades y desmanejos, por los cuales la echaron.
Durante su gestión hubo una manejo “informal” de la institución; docentes mal designados, entre ellos, una hija de Córdoba, y “un serio atraso de rendición de las cuentas de los fondos nacionales y algunos provinciales que se remitían a 2018″, dice un informe de la DGE.
ASOMBRO
“No salimos del asombro al ver hasta dónde ha llegado esta mujer”, señalaron a Los Andes fuentes que tuvieron conocimiento del paso de Córdoba por el IES de Junín. “Primero la nombraron regente y después rectora interventora; luego, por muchas denuncias, su gestión debió ser intervenida”, precisaron.
Fue toda una paradoja. Córdoba llegó al cargo durante la gestión de Emma Cunietti como coordinadora general de Educación Superior y, en efecto, la DGE confirmó que la terminaron echando de la institución en la que la habían nombrado para regularizarla. La propia Cunietti condujo esa parte del proceso también.
“Su designación tenía como finalidad la regularización del instituto en todas sus dimensiones para concluir en un proceso de democratización y de elección de autoridades”, indicaron en la DGE. Sin embargo, Córdoba nunca inició ese proceso y cuando habían trascurrido 18 meses, le hicieron una auditoría que reveló que las cosas estaban igual o peor que antes.
“El 26 de diciembre de 2019, se decide realizar una auditoría y se detectaron irregularidades que tenían que ver con la informalidad en las acciones de gestión y no respeto por las normas, replicando algunas prácticas que ya se venían realizando en el instituto y que fueron causa de la normalización”, reconoce el informe oficial.
Según precisa este texto, “estaba mal constituido el consejo normalizador y se detectaron y comprobaron designaciones de personal docente que se contraponían a la normativa vigente. Por ejemplo, había docentes sin competencia para los espacios que se dictaban e inclusive (Córdoba) designó a su hija estudiante de psicología, con 30 horas, sin ninguna titulación concluida en el nivel superior”.
Más adelante el informe dice que “un porcentaje de los docentes estaban designados sin cumplir con la norma de concurso abreviado en las coordinaciones de carrera” y que la hija de Córdoba ejercía como “jefe de formación inicial” a pesar de que no contar con título alguno.
“Además (Córdoba) había generado un deterioro en el clima institucional, había numerosos conflictos con los alumnos que se habían hecho públicos en las redes sociales y se presentaron denuncias ante la comisión de Educación de la Legislatura. Los representantes gremiales de la UDA y el SUTE también habían presentado denuncias respecto al clima institucional y los conflictos”, relatan en la DGE.
Por último, el informe señala el creciente atraso en las rendiciones de fondos. Todo esto provocó que fuera separada del cargo sin ser eximida “de las responsabilidades administrativas y penales que le pudieran corresponder” y la DGE “nombró a un nuevo equipo normalizador”.
En su particular carrera política, Córdoba tuvo coqueteos con más de un partido. Sale en fotos con muchos dirigentes importantes. En este sentido, hubo quienes sugirieron que cuando fue rectora del IES de Junín estaba ligada al intendente Mario Abed. Pero desde el entorno del jefe comunal del radicalismo, quien está otra vez al frente del municipio de Junín, negaron esto. “La municipalidad ayuda a todas las escuelas y por eso hay una relación con las directoras y los profesores, pero nunca hubo un vínculo laboral ni de militancia con ella”, aseguraron las fuentes consultadas.
