Diego Aliaga siempre fue clave para la causa de Walter Bento. Y esta semana, durante las audiencias más calientes del megajuicio en el que el magistrado ocupa un lugar estelar en el banquillo de los acusados, el exdespachante de aduana asesinado en 2020 volvió a cobrar protagonismo, por las contradicciones en la que incurrió el juez federal suspendido a la hora de explicar el vínculo que tenía con él.
Ante el Tribunal Oral Federal Número 2, que lo juzga por asociación ilícita y coimas para dar beneficios judiciales, entre otros delitos, Bento cambió la versión que había dado en su otro frente, el Consejo de la Magistratura, sobre la relación con Aliaga, presunto mano derecha del juez en los cohechos.
Antes de ser suspendido por el órgano que controla a los jueces, Bento declaró durante dos audiencias y allí se refirió a Aliaga apenas como un vecino del barrio Palmares, que una vez se le acercó para comprarle una camioneta que tenía con el cartelito respectivo. Sostuvo incluso que se la prestó para que la revisara, pero al final la venta se frustró.
“Quería congraciarse conmigo (ndR: Aliaga había sido condenado tiempo atrás de este encuentro por el juez a 3 años de prisión), me quiso comprar una camioneta y se la presté para que la probara, pero la compró otro vecino. Esa es toda mi relación con Aliaga”, minimizó Bento en octubre del año pasado.
Sin embargo, esta semana, Bento sostuvo en el juicio que en realidad Aliaga era un vendedor de vehículos que se ofreció hace unos años para ayudarlo con la operación de la mencionada camioneta. “Aliaga se acercó cuando me vio conversando con un vecino para tratar de vender la camioneta y me dijo que se dedicaba a la compra-venta de vehículos. Yo necesitaba venderla urgente para comprarme otra”, indicó.
Este relato fue diferente al de hace unos meses atrás, ya que Aliaga pasó de comprador a vendedor del vehículo. Sostuvo en el juicio que con Aliaga firmaron un papel de consignación y que él se la dio para que se la vendiera. Ante las preguntas de la fiscalía, no supo decir por cuanto tiempo tuvo en su poder el vehículo del juez.
Un vehículo importante
El punto de la camioneta del Bento es muy relevante para la presunta trama de las coimas porque la Fiscalía cree que el juez la prestaba para las operaciones. Entre las pruebas hay un registro de cinco entradas al barrio privado Dalvian en una camioneta Toyota Hilux a nombre del juez. El que la manejaba era precisamente el hijo de Aliaga, Juan Ignacio Aliaga, quien en la causa quedó imputado por falso testimonio, pero recibió en el comienzo del juicio el beneficio de la probation.
Todavía está pendiente de definición la posibilidad de que Aliaga hijo vuelva a declarar en el juicio, como solicitaron los fiscales, quienes pusieron esa condición para la probation. Esta solicitud produjo una férrea oposición de los abogados defensores del juez.
Bento también se refirió esta semana, en forma por lo menos confusa, a las conversaciones por la aplicación Telegram con Aliaga, prueba que surgió del teléfono del difunto empresario.
El número que sigue flotando es 265. El fiscal Dante Vega dice que hubo esa cantidad de contactos de ida y vuelta, o chats, entre Bento, agendado como “Primo”, y Aliaga, a lo largo de siete meses.
Ante el Consejo de la Magistratura y en el juicio, Bento desconoció los contactos y señaló el miércoles que eran solamente “capturas de pantalla” inventadas por la fiscalía. “No existen los crudos”, expresó.
Sin embargo, luego volvió a poner en escena a la famosa camioneta en venta y entonces sí admitió conversaciones. Reconoció que mantuvo charlas en esa red social con Aliaga con motivos de “vender su camioneta”. Buscando reducir a la mayor trivialidad posible esas charlas, también mencionó que durante algún tiempo recibió de Aliaga mensajes, “memes y alguna que otra imagen subida de tono”.
Pero para el Ministerio Público Fiscal, en cambio, aquellas charlas telefónicas tienen una importancia medular para la hipótesis de la banda que cobraba coimas. Así como las pruebas que hablan de juntadas para jugar al truco en el barrio Palmares de las que participaban el empresario asesinado y los abogados Francisco “Chato” Álvarez y Jaime Alba, entre otros.
Simples “vecinos”
Bento también avanzó esta semana en detalles sobre la relación de “simple vecino” de barrio privado que tuvo con Aliaga ante el tribunal compuesto por las juezas Gretel Diamante, María Carolina Pereira y Eliana Rattá.
Las referencias de hace “cinco o seis años” en muchos casos fueron sorprendentes. Bento detalló que Aliaga era un vecino del barrio Palmares que en ocasiones se encontraba con él en caminatas y que una vez se vieron en un restorán. Indicó también que Aliaga le decía “doctorazo” y que le regaló una silla de ruedas que fue entregada a una persona con discapacidades que no tenía cómo acceder a una. Contó además que una vez le quiso regalar un vino que rechazó y hasta mencionó la increíble visita del despachante a su casa para pedirle prestados “dos platos hondos”.
“¿Como sabía Aliaga donde vivía usted?”, le preguntó la fiscal de cámara María Gloria André. También consultó, palabras más o menos, qué pensaba de que un juez tuviera este tipo de relación con alguien que estuvo sometido a proceso en su juzgado.
Las preguntas de la fiscal provocaron que la defensa del juez, comandada por Mariano Fragueiro, saltara en pleno para frenar esa línea de interrogación.
También rechazó la defensa que fuera consultado el juez sobre las declaraciones que brindó en el Consejo de la Magistratura y que han sido diferentes a las de esta semana, al menos en la relación de Bento con Aliaga.
El juez había prometido que respondería todas las preguntas que le hicieran, pero cuando se sintió comprometido por los fiscales, sus abogados defensores reaccionaron. El imputado, además, tiene derecho de no responder lo que no desee.
“Declaró a medias”, dicen algunas fuentes en tribunales. Y hay quienes hacen hincapié en que el juez ni siquiera reconoció ante los fiscales cuál era su número de teléfono celular. El aparato era un elemento de prueba que el juez siempre se negó a entregar a la Justicia.
La tensión entre fiscales y abogados defensores por la declaración de Bento fue el paso previo a un momento mucho más polémico que tuvo a la familia del juez como protagonista.
Marta Boiza, la esposa del juez, fue la principal encargada de relacionar todo el proceso contra Bento al lodo de un supuesto enfrentamiento personal. La mujer trató a Dante Vega de “adicto”, afirmó que tiene un “odio patológico” contra su marido y se declaró víctima de una persecución, por el motivo de que su marido le ganó el concurso para juez en 2005.
Se sospecha que los ataques al fiscal tuvieron como objetivo provocar un “impacto mediático” y correr el eje del juicio. Y el tribunal advirtió que sancionará este tipo de actitudes.
El megajuicio tendrá largo aliento. Falta que empiecen a desfilar por la sala de audiencias de tribunales federales los testigos y muchas cosas pueden pasar.
Una de las hipótesis es que la “banda” no se quebrará y seguirá el libreto del hombre considerado “jefe” por la fiscalía. “Esta semana le abrieron el paso a Bento para que declarara antes, están abroquelados todos”, dicen en los tribunales.
Un nuevo procesado y ya suman 34
El número de imputados en la causa en la que se investiga al juez Walter Bento llegó a 34 por la imputación del empresario Fabián Vaia.
Involucrado en el caso número 12, Vaia es un empresario que presuntamente pidió dinero (un alta suma en dólares) en nombre del juez a la familia de Sebastián Palumbo, para que pudiera salir de la cárcel.
El empresario fue procesado días atrás y apeló esta medida ante la Cámara Federal. Luego dependerá del tribunal que juzga a Bento si este caso puede ser acumulado al megajuicio que está en marcha desde fines de julio y que juzga al conjunto por asociación ilícita, coimas, y otros delitos.
Hay que recordar que uno de los que figuraba como imputados al principio, Juan Ignacio Aliaga, ya consiguió el beneficio de la probation y no será juzgado por el Tribunal Oral Federal Número 2.
El resto de los integrantes ha sido estructurado por el Ministerio Público Fiscal en el marco de una supuesta asociación ilícita en la que tenían distintos niveles de responsabilidad.
Según explicó el fiscal Dante Vega en entrevista con Los Andes, los “organizadores” de la banda eran Jaime Alba y Luciano Ortego, junto al fallecido Diego Aliaga. “Estos abogados tenían un rol más importante en la banda que el resto”, aseguró.
Y agregó: “Hicimos tres divisiones. La jefatura, que estaba a cargo del juez, que era quien ponía la firma para consumar la maniobra delictiva, los organizadores, Aliaga, Alba y Ortego, y abajo la banda de abogados que ingresaban y salían de las causas, policías y un acusado por delito de estupefacientes”.