El Juicio a las Juntas Militares y el papel de Julio César Strassera, el fiscal que encabezó la investigación por violaciones a los derechos humanos realizadas por nueve comandantes, secundado por el joven Luis Moreno Ocampo, llegó a los cines. En el avant premiere e invitados por Los Andes, coincidieron dos dirigentes que se ubican en ambos lados de la política: la senadora radical Natacha Eisenchlas y su colega peronista Lucas Ilardo.
La decisión política del entonces presidente Raúl Alfonsín fue fundamental para el desarrollo del Juicio a la Juntas Militares cuando la democracia tenía un breve registro de su retorno. Ricardo Darín y Peter Lanzani se ponen en la piel de dos funcionarios judiciales que dejaron su huella en la historia argentina. Con el compromiso político que los convoca y la pasión por la política, ambos dirigentes coincidieron en varios tramos del filme dirigido por Santiago Mitre.
“La libertad siempre la llevarás dentro del corazón. Te pueden corromper, te puedes olvidar, pero ella siempre está”, reza Inconsciente Colectivo, un emblema de la obra de Charly García y elegido para musicalizar una escena clave. Sin ánimo de spoilear, sólo diremos que los alegatos de Strassera contra los militares están presentes en un proyecto cinematográfico que se aseguró un lugar en la entrega de los Premios Óscar.
Con diferencias generacionales entre ambos, los dirigentes comentaron a Los Andes cómo vivieron las casi dos horas y media frente a la pantalla. No sorprendió entonces, que la Presidenta Provisional del Senado tuviera un recuerdo nítido en sus tiempos de adolescente. “Ver la película fue revivir una parte de mi pasado y de la Argentina, que fue lo que me hizo militar en política”, expresó.
El jefe de bloque del Frente de Todos en el Senado tenía pocos años en 1985 y destaca que, si bien era “chiquito”, creció en democracia pero “con el recuerdo muy vivo de la dictadura de ese temor a la posibilidad de que volvieran”. Traza una línea con la generación actual que “nació en democracia creyendo que no hay posibilidades de la vuelta de la violencia política a la Argentina. Y me parece que es sano que estas películas lo recuerden para que valoremos lo conseguido y no lo perdamos”.
Habrá una coincidencia unánime: la libertad y la democracia no están en discusión. “Es el último gran pacto político en la Argentina”, apunta Ilardo. La contribución de la película que encuentra Eisenchlas tiene que ver con el mensaje a estas nuevas generaciones para que “sepan lo que costó la democracia”.
¿Puntuaciones? Por supuesto y con humor. 8 “ilarditos” por el lado del peronismo, y 9 “natachitas” por el sector radical.
El rol de los jóvenes y la valentía de algunos adultos
El papel de un grupo de jóvenes sin carrera judicial toma vital relevancia en la intención de Mitre de reflejar el Juicio a las Juntas Militares. Quizás no es un elemento que muchos tengan presente, por eso para el senador kirchnerista es algo a resaltar porque “en los momentos importantes estuvo la juventud, en ese momento nadie se animaba a poner la cara”. Para la legisladora radical la fuerza del equipo de jóvenes pudo encarar “una lucha titánica pero posible”.
En el medio juegan las tentaciones del poder y el papel de la propia justicia que se sentía incomodada por tener que juzgar, o al menos intentarlo a base pruebas, a los nueve comandantes que tenían en Jorge Rafael Videla a su máximo exponente.
“Uno de los elementos que rescato es la independencia de la justicia”, rescató la ex secretaria de Gobierno de Rodolfo Suárez en la intendencia de Capital. “Muchos fiscales o jueces de este país al ver la película deberían sentir un poco de vergüenza. Hoy estamos viendo a una justicia que deja mucho que desear, en cualquier ámbito, la gente está alejada de la justicia”, indicó Ilardo valorando la “valentía de los fiscales antes las presiones que soportaron”.
Otro de los elementos que ameritaron la reflexión de los dirigentes fue el del poder político y la tan cuestionada intervención de poderes. “El mensaje que se muestra es el de la no intromisión, del respeto del Poder Ejecutivo hacia el judicial”, dice Eisenchlas.
“Necesitamos un justicia donde el Poder Judicial se sienta parte y responsable de la reconstrucción de este país. La política siempre va a intentar influir porque pasa y seguirá pasando. Los políticos tenemos la tentación de querer tener poder en todos los lugares. La tarea es poner límites”, sostuvo Ilardo.
La democracia por encima de los partidos
Con la grieta replicada en cada ámbito en el que haya deliberación de algún tema, tanto Eisenchlas como Ilardo volverán a encontrar un punto en común como es la misma visión de lo sucedido. “No había una guerra, eso queda muy claro. Es muy peligroso que se entienda que había una guerra, porque el Estado armado contra los ciudadanos es terrorismo de Estado, es genocidio”, aseveró la radical.
“Reflejó lo que se vivía porque había una parte importante de la dirigencia y la sociedad que planteaba la teoría de los dos demonios; y otra que decía que no. Y terminó ganando la verdad que es el Estado no puede ejercer la violencia. Como se demostró, había un solo demonio”, aportó el peronista.
Siguiendo en esa línea, dirá que “la política Derechos Humanos fue iniciada por Alfonsín y después siguió con Kirchner cuando deroga las leyes de punto final y obediencia de vida. Y hasta hoy continúa el enjuiciamiento. El ‘Nunca Más’ y el ‘Memoria, Verdad y Justicia’ es un consenso básico de la gran mayoría del pueblo argentino”.
Ese esa la razón que encuentra Eisenchlas para afirmar que “a la libertad y a la democracia siempre hay que defenderlas, pero los golpes cívico-militares no tiene lugar acá, ningún partido mayoritario los propiciaría”. Agregará en este análisis las simpatías partidarias de León Carlos Arslanian, el juez que presidió el tribunal al momento de la sentencia y que luego ocupó diversos cargos en gobiernos peronistas. Y también las de Ricardo Gil Lavedra, que hizo lo propio en gobiernos radicales. “En ningún momento su posicionamiento se trasluce en cómo llevan adelante la causa”, remarca.
Ilardo tomará como base estos dichos, pero mirará de cerca a los denominados golpes blandos “a partir de la justicia, medios de comunicación y poderes económicos concentrados que hacen tambalear a un Gobierno”.
“Ya te veo andar en libertad, que no se rasgue como seda el clima de tu corazón”, pregonan Los Abuelos de la Nada a través del “Himno de mi corazón” seleccionado para la película. Quizás, y con la inspiración propia de una película de tal envergadura, la posibilidad de buscar acuerdos políticos resulta necesaria. En definitiva, la democracia es el mayor valor que debe conservarse.