Los nuevos mensajes entre Fabiola y Alberto: “Me enfermaste con tu proceder de tener 20 mujeres a la vez”

Los mensajes están en manos del fiscal Ramiro González. Mañana declara Sofía Pacchi.

Los nuevos mensajes entre Fabiola y Alberto: “Me enfermaste con tu proceder de tener 20 mujeres a la vez”
Fabiola Yáñez denunció a Alberto Fernández por violencia de género. (La Voz / Archivo)

La causa entre el expresidente Alberto Fernández y la exprimera dama, Fabiola Yañez, avanza con más información de los chats entre ambos, que ya están en manos del fiscal Ramiro González.

Si bien este viernes declarará Sofía Pacchi, examiga de Fabiola, en paralelo se investiga el contenido de los mensajes, que fueron aportados por la querella tras el fracaso en la obtención de una copia del celular de Yáñez, que reside en España.

Además del mensaje en el cual Fabiola le decía a Alberto “me dabas sopapos y me dejabas la cara hirviendo”, en las últimas horas trascendieron otros más en los momentos previos a la denuncia de Yáñez por violencia de género.

Partes de estos mensajes que publicó Infobae y que tiene en sus manos el fiscal corresponden al 28 de junio, cuando Fernández llamó varias veces a Yáñez, y pedía que lo atendiera a Juan Pablo Fioribello, el abogado que los representaba a los dos.

“Lamento mucho todo. Me doy cuenta de que estás muy lastimada. Nunca quise que todo fuera como fue. Siempre te amé y nos tocó un tiempo tortuoso que seguramente no me permitió darte la atención que merecías. Hoy estoy muy triste por todo. Mis ganas de vivir no existen. Soñaba otra cosa a tu lado. Te pido perdón por el daño que sin querer te he causado. Beso grande”, le escribió Fernández.

La respuesta de Fabiola fue que ya había hablado con Fioribello: “Voy a hacer lo que me dijiste que había que hacer”. Y Alberto prosigue: “No deberíamos haber pasado por esto”, y añade: “Mi consejo es que hables lo menos posible. Esa es la mejor garantía de que no se vuelva noticia”.

En otro orden, el 1 de julio, Fabiola le escribe: “Cómo cambias las cosas; me llamaste para que te salve de una denuncia, me hiciste mentir y hablás de extorsión. Cuando lo único que he venido pidiendo, rogando, es que me ayudes a trabajar porque la plata no me alcanza. Porque vos me enterraste en vida. Durante 14 años me enfermaste con tu proceder enfermizo de tener 20 mujeres a la vez”.

“Te he dicho mil veces que lo intento. Te he dicho mil veces que nada les va a faltar. No tergiverso nada”, responde Alberto. “Hace tres días que solo pienso en nosotros y en lo que nos pasó. Estoy sacando algunas conclusiones que tal vez me gustaría compartir con vos. No pretendo que las compartas, pero sí que escuches lo que creo. Estar en política supone estos dolores que vos no estabas preparada para soportar. Yo no te enterré. A mí me tiran tierra todos los días. Vos también me tiraste. Pero no es el modo en que debemos hablar. Debemos encontrar un momento para hablar, aunque sea por zoom, y tratar de mitigar el dolor que sentimos”. Y agrega: “Si querés hacerlo, yo estoy dispuesto. Por lo material, no te preocupes. Nada te faltará”.

“Decime hoy si me vas a ayudar o no, o a partir de mañana empiezo yo a ganarme la vida aceptando lo que me ofrezcan. Ya no te espero ni te aguanto más”, le responde Fabiola. “Siempre te voy a ayudar porque siempre voy a amarte, aunque vos no me ames. Solo quiero verte bien y hace años que no lo consigo. Podés confiar en mí”, asegura el ex presidente. Fabiola le responde: “Hace mucho que no puedo confiar en vos”.

Fabiola le agrega que vive en España por culpa de Fernández (“porque me defenestraste ante un país. Parece que aún no te das por enterado”); a lo que el expresidente le responde: : “Vos estás ahí porque la política es cruel. Si hubiera sido reelecto, no estarías allí. Jamás hablé mal de vos. No sé de dónde sacás eso. Igual, hablar así no tiene sentido”.

“Si te parece, mañana hablamos por zoom tranquilos. Sin insultos, sin descalificaciones. Alguna vez quisiera que escuches lo que yo siento. Porque vos creés que mi vida sigue como si nada. Y mi vida es penosa. Solo espero morirme solo en el departamento y que alguien me encuentre y te avise. Es el único destino que veo. Todo lejos de Francisco, que es la única causa de felicidad que tenía”, escribe Fernández.

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