El presidente Alberto Fernández se mostró hoy a favor de que el Estado y la industria de la carne negocien cuáles son los cortes más consumidos por los argentinos, para despegarlos del precio internacional que marcan las exportaciones.
Fernández quiere reeditar en Argentina lo que en Uruguay fue un programa estatal que se conoció popularmente como “el asado del Pepe”. En 2005, con el primer Gobierno del Frente Amplio, el entonces ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José “Pepe” Mujica, impulsó un pacto con los productores y distribuidores para abaratar algunos cortes.
Básicamente, en las carnicerías uruguayas comenzó a conseguirse el asado llamado allí “13 costillas” sin el pulpón. Aparecía en los mostradores al precio de 36 pesos el kilo, cuando otros cortes de asado oscilaban entre los 45 y 50 pesos por kilo, más cercano de lo que entonces valía para la exportación.
El asado del Pepe se popularizó rápidamente y estuvo presente en las mesas de cientos de miles de familias de Uruguay. Y analistas y politólogos llegaron a sostener que esa medida impulsa por Mujica fue la que lo ayudó a elevar su imagen pública, coronando con la presidencia del país en 2010.
Este lunes, Fernández encabezó el acto en el que el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas anunció inversiones por 187 millones de dólares para incrementar las ventas al exterior. El mandatario se conectó mediante videoconferencia desde la Residencia de Olivos con las instalaciones del Frigorífico Rioplatense en el partido bonaerense de Tigre.
Fernández dijo que la Argentina está en un momento en el que definitivamente tiene que poner todo su esfuerzo en reconstruirse y en desplegar todas las ideas para que lo que se produce, se le agregue valor y se exporte. Con eso, dijo, se conseguirán las “divisas para poder importar insumos para seguir produciendo y también para acumular reservas, que es algo que nos está haciendo falta”.
Según Fernández, la idea es profundizar la producción tratando de buscar el lugar que la Argentina tuvo durante muchos años: ser el primer exportador de carne vacuna del mundo. “Volver a serlo para nosotros es una aspiración muy grande”, fijo Fernández ante el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el titular del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, Mario Ravettino.
El Presidente celebró que el sector privado esté buscando que lo que se exporta no sea meramente una res sin ninguna elaboración, sino cortes envasados al vacío, adecuadamente elaborados y congelados, para que lleguen a los mercados del mundo. Y dijo que la pelea de los frigoríficos debería ser por cómo forman parte de esos mercados y se olviden del debate sobre los que fueron “privilegiados por la cuota Hilton”.
Fernández pidió que se avance en las exportaciones sin descuidar el mercado interno, para evitar que los precios internacionales se vuelvan precios locales, para que los argentinos puedan acceder a la carne a valores más acordes a sus bolsillos. “Trabajar en eso también es tarea de quienes buscan el desarrollo y sé que lo están haciendo”, dijo Fernández.
El Presidente recordó en ese sentido que en enero de 2007 cuando él era jefe de Gabinete imitó un proyecto impulsado en Uruguay por el entonces ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José “Pepe” Mujica. Consistía en determinar entre once y catorce cortes populares que se rigieran exclusivamente por valores de mercado interno, recordó.
“Yo tomé ese ejemplo y lo acordé con los productores en aquel momento. Ese modelo surtió un muy efecto durante todo el 2007 y principios de 2008. Después vino la crisis del campo, la 125 y todo eso y lamentablemente el proyecto naufragó. Pero tal vez sea momento de revivirlo y garantizar esos cortes populares a precios locales”, dijo Fernández.
Más adelante dijo: “Pensemos de una vez por todas en industrializar la producción primaria es una tarea que nos compete a todos. Y celebro sinceramente que este sea el ánimo de los productores de carne y los frigoríficos en Argentina. Eso va a servirnos mucho como país. En tres años podemos ver multiplicado por dos los recursos provenientes las exportaciones de carne”.
Agregó que esto “beneficia a la sociedad” porque son dólares que ingresan y se usan para que otros puedan importar insumos para seguir produciendo y para acumular reservas genuinas.