El presidente Alberto Fernández inaugura hoy el 141° período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, el último de los iniciados en su Gobierno desde diciembre de 2019 que, por ello, tendrá una cuota de repaso y defensa de su gestión y una perspectiva marcada por las elecciones de este año. El kirchnerismo anticipa que, más allá de su discurso, será un punto de inflexión de cara al cierre de listas y la campaña.
En la que es su cuarta apertura de una Asamblea Legislativa anual, el jefe de Estado deja inaugurado el nuevo año parlamentario en una ceremonia que comienza a las 11 en el recinto de la Cámara de Diputados.
Después de meses apartada de la escena pública, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue la encargada de los rigores formales del acto y de recibir al mandatario en la explanada del Palacio Legislativo de la avenida Entre Ríos, para luego escoltarlo al salón Azul del Senado para la firma del libro de actas.
A diferencia de los tres años anteriores, Fernández de Kirchner estuvo acompañada por la nueva presidenta de la Cámara baja, Cecilia Moreau, quien reemplazó el año pasado al actual ministro de Economía, Sergio Massa, en la conducción de ese cuerpo.
Massa tuvo esta vez un asiento junto al resto del gabinete, en las butacas laterales asignadas a los invitados especiales, los gobernadores y miembros del Poder Judicial y de la diplomacia.
La vicepresidenta asistió previamente a la conformación de las comisiones de Exterior e Interior que integran diputados y senadores de distintos espacios políticos para recibir al jefe del Estado.
En las anteriores ocasiones frente a la Asamblea Legislativa, Alberto Fernández hizo señalamientos al endeudamiento nacional por parte del Gobierno de Macri, tanto con acreedores privados como con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que el año pasado un grupo de diputados del PRO se retiró del recinto.
En un ambiente en el que se debate acerca de la “proscripción” -como dice el oficialismo- de la Vicepresidenta de cara a las próximas elecciones, Fernández tendrá la oportunidad de reiterar un tópico que ha sido mencionado en sus tres anteriores discursos ante la Asamblea Legislativa: el funcionamiento del Poder Judicial y su reiterado pedido de reformar la justicia.
En 2020 habló de un proyecto de reforma judicial para “ponerle fin a la designación de jueces amigos, a la manipulación judicial”; en 2021 le pidió al Congreso que “asuma su rol de control cruzado sobre el Poder Judicial”, y el año pasado dijo que la reforma que impulsó fue “resistida por la oposición para beneficiar a algunos funcionarios del gobierno anterior que deben rendir cuentas”.
Ahora, en 2023, el escenario estará aun más enrarecido: la Corte Suprema repuso una ley derogada para tomar el control del Consejo de Magistratura, falló en favor de la Ciudad de Buenos Aires declarando inconstitucional una ley del Congreso sobre la distribución de fondos federales y el Ejecutivo impulsó un proceso de juicio político a los integrantes del máximo tribunal que se tramita en la Cámara de Diputados.
Por la Asamblea, hubo cortes de calles en inmediaciones del Congreso, desde las 7 y hasta la finalización.
El período de sesiones ordinarias se extiende entre el 1 de marzo y el 30 de noviembre de cada año; luego de esta última fecha, el Poder Ejecutivo queda facultado para prorrogar las ordinarias y/o convocar a sesiones extraordinarias.