El presidente Alberto Fernández anunció hoy la promulgación de la Ley 27.621 que implementa la Educación Ambiental Integral (EAI) en todo el país y reflexionó que es “imperioso” que el cuidado del ambiente se asuma “como una necesidad social”, y en ese sentido expresó que una agricultura “sin agrotóxicos” hace también a una mejor protección de la salud de las personas.
Fernández dijo que en el siglo XX el medioambiente se “descuidó mucho”. “Todo fue pasando a un segundo plano en procura de un desarrollo que hacía cada vez menos vivible el planeta”, afirmó el mandatario en el patio de la quinta presidencial de Olivos, donde estuvo con los ministros de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, y de Educación, Nicolás Trotta.
El Presidente insistió con que el problema ambiental es del presente, no del futuro. “Y por lo tanto, aunque vengo de otro siglo, a ese presente hay que construirlo ya. Y eso supone un cambio de culturas y de paradigmas, entender el desarrollo de otro modo”, agregó el mandatario.
A su lado estaba también Ornella Paz, representante del grupo de mujeres de reservas campesinas de Ojo de Agua, Santiago del Estero; Malvina Vera, mendocina y representante de la Federación Nacional Campesina; y Maximiliano Mazzocco, de Eco House, una organización sin fines de lucro especializada en educación, política, economía y voluntariado para la sostenibilidad.
Los tres expresaron que esta ley es “un hecho histórico” logrado tras muchos años de puja con sectores que se ponían a su sanción. Trotta agregó que la norma sintetiza el compromiso de la sociedad y de todas las fuerzas políticas por el desarrollo sostenible.
“Eduardo Galeano decía: ‘Lo único que se construye de arriba hacia abajo es un pozo. Todo lo demás, va de abajo hacia arriba’. Y esta ley sintetiza lo que han sido los movimientos ambientalistas, protagonizados especialmente por jóvenes”, destacó Trotta.
El funcionario añadió que ahora se abre el “desafío” de la integralidad para llegar con la ley a las escuelas, tanto a la primaria como a la secundaria, y también a los claustros de las universidades. “Hay que dejar en claro que esto va a implicar intensos debates. Tenemos que escuchar todas las voces y buscar dese el Estado los equilibrios, que nos permitan la generación de riqueza y su justa distribución pero sin dejar de lado el desarrollo sostenible”, afirmó el ministro.
“Desarrollo sostenible”
Fernández expresó también que el desarrollo exige un crecimiento igualitario, pero también que no contamine, que no haga menos vivible el lugar en el que residen los pueblos. Y agregó: “La mejor muestra de lo que el hombre fue capaz de hacer con su planeta nos lo dio el tiempo de pandemia”.
En ese sentido señaló que en la pandemia el mundo tuvo que encerrarse, dejó de circular con autos y de tirar basuras en las calles y de repente se descubrió que el agua se hacía más transparente, que el aire se hacía más respirable, que la tierra se volvía más verde y productiva, que había animales salvajes que empezaron a salir. “El mundo cambió porque los que nos encerramos fuimos nosotros”, afirmó.
Para el Presidente, nadie le hizo más daño al mundo que los seres humanos. Y ha llegado la hora de que esto cambie. “Esto debe cambiar. Pero no pensando en el futuro sino pensando en el presente. Porque o se puede seguir viviendo con la lógica del presente. Cada acto de desatención al ambiente es un poco más de daño que nos infringimos a nosotros mismos”, expresó.
Por eso, dijo Fernández, le pidió a Cabandié y a Trotta “empezar a educar a las nuevas generaciones” con esa lógica, pensando en el “derecho ambiental” porque hay necesidad de “mantener la casa común en condiciones vivibles”.
Señaló que sobre esto conversó un mes atrás con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. “Estamos generando conciencia en las nuevas generaciones sobre la importancia de cuidar el ambiente, que es cultivar sanamente aquello que comemos, cuidar el agua donde se produce en zonas casi desérticas como Mendoza donde el agua tiene un valor enorme”, dijo.
Y señaló que es “imperioso” que “lo entendamos y asumamos como una necesidad social. Y esta ley pone en cabeza del Estado la obligación de educar a nuestros chicos de que el ambiente tiene un valor superior. Cada árbol que se cuida es más oxigeno que respiramos. El agua que no se contamina es mejor para beberla y disfrutarla. Que el agua que no se derrocha sirve para regar las vides en Mendoza y muchas otras plantas necesarias para nuestra alimentación. Que aquello que cultivamos sin agregar agrotóxicos para preservar esa contaminación y hacer una producción alimentaria ambientalmente más valiosa hace también a la salud nuestra. Todo eso, puesto en cada día de escuela, va a hacer que esto que para mí todavía sigue siendo novedoso se vuelva cotidiano, para entender que es mejor vivir en un mundo en el que vivir, comer, tomar agua y respirar no se convierta en un riesgo”.