El oficialismo anoche perdía con tan poco margen con Juntos en la emblemática provincia de Buenos Aires, que la primera plana del Frente de Todos festejó como un triunfo el resultado en el principal distrito electoral del país. En el bunker ubicado en el barrio porteño de La Chacarita, a 300 metros del cementerio, dominaba anoche una alegría que no parecía impostada.
El escenario compartido por Kicillof, Máximo Kirchner, el Presidente Alberto Fernández, Sergio Massa contagió euforia. No eran muchos en el oficialismo que se preparaban para un resultado similar y hasta algo peor respecto a las primarias, según habían anticipado distintas provincias. Así, la derrota ajustada fue interpretada con optimismo en el Frente de Todos para los dos años que quedan de gestión gubernamental.
Con el 97% de las mesas escrutadas, Juntos cosechaba 3.454.000 de votos mientras que el Frente de Todos reunía 3.340.000. Un 39,83% contra un 38,52. Detrás se ubicaba Avanza Libertad, de José Luis Espert, 650.000 votos y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad con 600 mil votos.
Con estos resultados, Juntos conseguía 15 diputados, 15 el oficialismo, 3 los libertarios y 2 la izquierda. Todo indicaba que Florencio Randazzo quedó afuera del Congreso, igual que la dirigente pro-vida, Cynthia Hotton.
En las primarias del 12 de septiembre, las dos listas de Juntos (la del macrista Diego Santilli y la del radical Facundo Manes) sumaron casi 3,1 millón de votos. La lista de Tolosa Paz y Gollan quedó con 2,8 millones de adhesiones.
La alianza del PRO, la UCR y la Coalición Cívica festejó el triunfo con su militancia en La Plata. Si bien es cierto que íntimamente se pensaba mejorar la perfomance de las PASO, se valorizó el hecho de obtener un triunfo en el emblemático territorio kirchnerista. Juntos se impuso íntegramente en el interior bonaerense y solo fue derrotado en los bastiones peronistas del conurbano.
“Hemos ganado una elección, pero no derrotamos a nadie”, dijo Manes. Dio un discurso medido, sin expresiones agresivas.
Habló de la necesidad de un “proyecto estratégico de Nación”, de la que, dijo, ningún partido debe quedar afuera. Probablemente este discurso dialoguista y de unidad nacional sea el que proponga en su carrera por ser candidato presidencial radical que en 2023 proponga Juntos.
Diego Santilli corporizó una audaz jugada de Horacio Rodríguez Larreta en pos de ampliar su frontera política. Como vicejefe de gobierno porteño, Santilli aceptó mudarse de distrito para ser la pata bonaerense del proyecto presidencialista de Rodríguez Larreta. Ahora expresará la voz del jefe de Gobierno porteño en el Congreso de la Nación.
“Hemos ganado una elección histórica”, dijo Santilli anoche.
“Resultado excepcional”, resumía, en tanto, el gobernador Axel Kicillof, casi a la misma hora. En ese momento, Juntos se imponía en Buenos Aires por 115 mil votos. “Se inicia una nueva etapa en la provincia y en el país; por este camino vamos a seguir”, agregó Kicillof.
“¡Victoria Tolosa Paz, la gran ganadora de la noche!”, fue presentada la candidata a diputada nacional del oficialismo bonaerense. Así se vivió “la remontada”, según se escuchó en el bunker. “Esto fue un voto de confianza al Presidente y al gobernador”, dijo Tolosa Paz, en procura de equilibrar los pesos y los recelos políticos del Frente de Todos.
El antecedente de las PASO había golpeado muy fuerte en los ánimos del Frente de Todos bonaerense. El primer desafío electoral no había sido bueno. Se trató de una derrota en el distrito madre de Cristina Fernández, gobernado por un referente del kirchnerismo y con el debut de Máximo Kirchner como presidente del PJ.
Kicillof metió mano en el gabinete. Desplazó a Carlos Bianco, su mano derecha y jefe de gabinete, y puso en su lugar a Martín Insaurralde, el intendente de Lomas de Zamora y aliado en la interna peronista bonaerense de Máximo Kirchner. También incorporó a otro intendente del conurbano, Leonardo Nardini, de Malvinas Argentinas, para que tome la obra pública provincias, área criticada por la subejecución del presupuesto. El tercer gran cambio vino con Cristina Alvarez Rodríguez, histórica peronista bonaerense, ex funcionaria de Daniel Scioli, y diputada nacional con buena relación con Máximo Kirchner, jefe de la bancada del Frente de Todos. Fue ubicada como ministra de gobierno.
Estos cambios, dicen en La Plata, le dieron otro ritmo a la gestión, algo similar a lo ocurrido a nivel nacional con el ingreso a la jefatura de ministros presidenciales (a instancias de Cristina Fernández de Kirchner) de Juan Manzur por Santiago Cafiero.
“Quiero agradecerle a Máximo”, dijo Sergio Massa, quien puso a eufóricos a los militantes en el bunker, al decir que el Frente de Todos seguía siendo la primera minoría parlamentaria. Hubo cruces cómplices de sonrisas: el jefe de La Cámpora y el líder del Frente Renovador saben que su relación es objeto permanente de análisis. La fiesta bonaerense celebrada en territorio porteño, que cerró con un discurso Alberto Fernández, acaso sirvió disimular -por un rato al menos- las derrotas no tan ajustadas como la bonaerense que el oficialismo tuvo en gran parte del país.