Todo inició en 2014, cuando la UCR, liderada por Alfredo Cornejo, le bloqueaba por primera vez un endeudamiento a Francisco Pérez. El peronismo buscó con una ley dudosa un atajo para endeudarse y todo terminó en la Justicia. La Suprema Corte sentó a los referentes de los dos partidos y a fines de julio hubo acuerdo, presupuesto y deuda. El Gobierno logró menos de los $1.200 millones que pedía, pero los $800 millones le sirvieron para cubrir los gastos corrientes de ese año.
Al otro año, la pelea se reiteró y esta vez no hubo ni deuda, ni presupuesto y Pérez pasó su último año sin que nadie le diera ni un vaso de agua para pagar los sueldos estatales, ni siquiera el Gobierno nacional de su mismo signo.
Alfredo Cornejo tuvo deuda y roll over en sus dos primeros años de gestión; en el primero quizá por costumbre o por el golpe electoral que recibió el peronismo; y en 2017, con el voto de los legisladores que respondían a los intendentes del PJ. En 2018, cuando el peronismo empezaba a amagar con la unidad, empezó el cepo financiero y sólo tuvo roll over; en 2019, el PJ unido rechazó todos los pedidos.
En 2020 otra vez el peronismo unido repitió la negativa y transformó a Rodolfo Suárez en el primer gobernador que no tuvo ni deuda, ni roll over en su primer año de gobierno. El argumento fue la pesada herencia de Cornejo. Del otro lado, se acusaba al peronismo de querer sumir a Mendoza en la parálisis y el desempleo.
Pero desde marzo pandemia y crisis tiraron por la borda las estrategias. El encierro y la discriminación desde la Nación profundizaron el ánimo anti K de Mendoza, entonces el “No” reiterado del PJ empezó a sonar a estrategia para asfixiar al Gobernador.
Del otro lado, mostrarse víctimas siempre para conseguirlo todo tal vez no sea buen negocio, en un año en el que los votantes querrán ver resultados, aunque sea pobres.