La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) envió una carta abierta al Congreso de la Nación para expresar su preocupación por “estos tiempos de grieta y enemistad cívica” en los que se busca “primero a quién echar culpas en lugar de articular consensos para encontrar soluciones que cuenten con la suficiente densidad social y política que las vuelvan sustentables”.
Para el Consejo Drectivo de ACDE, “las últimas iniciativas y medidas impulsadas por autoridades nacionales y provinciales comienzan a delinear un futuro oscuro para las empresas y emprendedores argentinos”.
“Los países que progresan en el mundo y en nuestra región son aquellos que han atraído el capital y que han podido generar un círculo virtuoso de inversión, investigación y desarrollo y luego consumo. No han sido aquellos que han obstaculizado el desarrollo de sus empresas. Ningún país puede progresar solo de la mano del Estado”, sostiene la misiva.
Y asegura: “Poner por delante los intereses de la Nación, la prosperidad y el desarrollo material y espiritual de nuestros ciudadanos está hoy en sus manos”.
La carta abierta de ACDE
Estimados Miembros del Honorable Congreso de la Nación, Sres. y Sras. Diputados y Senadores,
Argentina se enfrenta a una crisis económica y social de muy difícil resolución, ya que a los graves problemas estructurales que arrastra se agregan los efectos devastadores de una pandemia que aceleró el deterioro productivo y financiero del país. Desde ACDE notamos con preocupación que en estos tiempos de grieta y enemistad cívica se busca primero a quién echar culpas en lugar de articular consensos para encontrar soluciones que cuenten con la suficiente densidad social y política que las vuelvan sustentables. No es ese el camino que debemos transitar.
Las últimas iniciativas y medidas impulsadas por autoridades nacionales y provinciales comienzan a delinear un futuro oscuro para las empresas y emprendedores argentinos. Hoy, en lugar de buscar remover los obstáculos que les impiden desplegar su potencial, se les agregan nuevos escollos que sortear, volviendo inviables muchas actividades, en particular las generadoras de empleos de calidad.
Las trabas impuestas para la creación de nuevas empresas, la demora en la sanción de la Ley de Economía del Conocimiento, las restricciones al comercio exterior y a la circulación de personas y bienes en el territorio nacional, el intento de reforma de la justicia sin un consenso amplio, la profundización del cepo cambiario y el incremento de impuestos a las personas de mayor capacidad contributiva, muestran una orientación que desincentivan la inversión privada, único elemento capaz de generar crecimiento y más trabajo para millones de argentinos que lo necesitan.
Los países que progresan en el mundo y en nuestra región son aquellos que han atraído el capital y que han podido generar un círculo virtuoso de inversión, investigación y desarrollo y luego consumo. No han sido aquellos que han obstaculizado el desarrollo de sus empresas. Ningún país puede progresar solo de la mano del Estado. Necesitamos empresarios comprometidos con el desarrollo de la Nación, pero que tengan seguridad sobre la propiedad privada que invierten en el país y la plena confianza de que el país cuenta con reglas estables en el tiempo.
El testimonio de Enrique Shaw, fundador de ACDE, muestra que lo que construye es la cooperación, el diálogo, la mirada superadora puesta en el conjunto y que tanto el sector privado como el sector público tienen mucho que aportar y responsabilidades que cumplir. No es uno contra el otro. Así no se sale. Las empresas necesitan condiciones para prosperar y el Estado debe brindarles. Y las empresas deben cumplir con su rol social y darse cuenta que una comunidad fortalecida cultural y económicamente es un mejor mercado para sus productos.
Con este espíritu nos dirigimos a ustedes, los miembros del Honorable Congreso de la Nación. Poner por delante los intereses de la Nación, la prosperidad y el desarrollo material y espiritual de nuestros ciudadanos está hoy en sus manos, y requiere no poner a unos en contra de otros. Ya sabemos bien que Argentina pierde cuando se sigue aumentando la altísima presión impositiva que ya hace mucho por frenar la inversión y el bienestar de los ciudadanos. Se incentivan antagonismos: ricos contra pobres, campo vs. Industria, empresarios vs. trabajadores. El camino de la confrontación es autodestructivo para todos. Por el contrario, la construcción de consensos básicos nos une en el propósito de fortalecer la Republica. Apelamos a su sentido patriótico y nos ofrecemos a cooperar y trabajar juntos para encontrar soluciones sustentables sobre la base de lo que han hecho otras naciones que enfrentaron los mismos dilemas: potenciar el sector privado en un marco de cooperación con el Estado.
Ya lo decía el Papa Leon XIII en su Encíclica Rerum Novarum (De los cambios políticos, art. 23) en 1891: lo que más contribuye a la prosperidad de las naciones es la probidad de las costumbres, [...] las moderadas cargas públicas y su equitativa distribución, los progresos de la industria y del comercio, la floreciente agricultura y otros factores de esta índole.