“El gobierno deberá darse cuenta de que cuando propone discusión política, hay buenos avances”, dice Lucas Ilardo, el jefe del bloque peronista en el Senado, a Los Andes horas después de la sanción del Presupuesto 2021. El mensaje parece ser claro y el acuerdo para el roll over y U$S 160 millones para obras es una muestra.
El gobernador Rodolfo Suárez ya tiene en sus manos la herramienta para gobernar, con menos endeudamiento del que pidió, pero más de lo que obtuvo en marzo de este año, cuando el PJ le bochó la deuda. No fue fácil; se trabó más de lo esperado pero finalmente en la madrugada del jueves, porque no hay presupuesto al que no le caiga la noche, obtuvo los votos necesarios.
Varias personas participaron de la rosca, pero de esa negociación emergieron dos nombres: el vicegobernador radical Mario Abed y el senador peronista Lucas Ilardo.
Fervientes hinchas de San Lorenzo de Almagro, ambos entienden que la articulación es fundamental para lograr consensos por lo que este dúo de “cuervos” levanta el perfil al Senado, algo no habitual.
La Cámara de Diputados suele ser el órgano por donde pasan los debates más fuertes. Pero ahora, con Abed e Ilardo, el Senado ha cobrado relevancia política. En las negociaciones por el Presupuesto, ambos comandaron a sus tropas, moviéndose por varias oficinas afinando la letra del proyecto, de acuerdo con las directivas de Rodolfo Suárez y Anabel Fernández Sagasti, respectivamente.
Estaba claro que un segundo presupuesto sin endeudamiento para la Provincia conducía a un callejón sin salida. “Habíamos transformado una situación de excepcionalidad en algo normal, que es que un gobierno no tenga presupuesto”, aporta el joven kirchnerista. Abed agrega que la oposición tuvo “voluntad de construir, dejando de lado lo partidario”.
“La dirigencia política en Mendoza estaba en un estado de terapia intensiva desde hacía un tiempo largo y creo que entendimos todos que era necesario poner voluntad”, reflexiona Ilardo. A lo que el ex intendente de Junín, con humor, define: “Es como un matrimonio, hay que ponerse de acuerdo”.
Tan parecidos como distintos
La relación legislativa entre ambos lleva casi un año y ya ha dejado sus huellas. Se han conocido las mañas y aprendido a medir el pulso de la intensidad en las discusiones, lo que es una ventaja cuando hay cara a cara constante por los pasillos de la Casa de las Leyes.
Abed se transformó en la persona que no llega con los fósforos a prender el fuego, y el peronismo encuentra en él un intermediario con los mismos códigos. “Este gobierno lo necesita imperiosamente; tiene un gabinete que no tiene esa función”, destaca Ilardo.
Con fuertes personalidades, ambos coinciden en que se dicen las cosas “de frente” y en donde la cercanía, el sentido del humor y la necesidad de afecto son puntos en común. Un ejemplo que pone Ilardo grafica la intimidad que manejan estos enemigos políticos: “Yo le mando audios a la esposa de Mario bardeándolo y él habla con mi mamá”.
Un capricorniano como el Vice y un escorpiano como el senador kirchnerista, pueden prometer batallas épicas. “Mario no te da por perdido nada y también tiene la ansiedad del Ejecutivo. En la Legislatura todo demora un poco más. Yo tengo algunos años y lo aventajo”, cuenta el opositor que, de parte del oficialista, también recibirá flores: “Tiene capacidad de liderazgo, es muy estudioso, recapacita cuando se enoja y yo tengo la paciencia del cazador”, lo elogia Abed.
Quienes los frecuentan dan fe del vínculo y resaltan el respeto mutuo que hay entre ambos, el trabajo de ordenar puertas para adentro sus bloques y el valor de la palabra a la hora de acordar algo.
San Lorenzo, ese amor que cierra grietas
Otra muestra de la cercanía entre ambos es un regalo que le hizo Ilardo a Abed: un mate de cuero con el logo de San Lorenzo tallado, idéntico al que suele usar el senador peronista cuando va a las sesiones. El Vice lo atesora en su oficina, junto a las camisetas que completan el decorado “azulgrana”.
Cuentan los que saben que el “Ciclón” suele ser una buena excusa para barajar y dar de nuevo. “Siempre hacen chistes con eso: si ganan o pierden, son muy fanáticos los dos”, dice alguien que los ve con asiduidad. Sin embargo, están lejos del césped porque “no estamos bien físicamente, ni él ni yo, somos grandotes, rellenitos”, bromea Ilardo. A la hora de asemejar a Abed a algún futbolista que haya vestido los colores del Cuervo, no duda: “Lo pondría de 5, tiene que recibir, pasar la pelota”. “Para mí es como el Conde Fernando Galetto, que distribuía pero cuando tenía que marcar, marcaba”, asegura describiendo al volante central que fue una de las figuras clave en aquel histórico Clausura que ganó San Lorenzo con Héctor “Bambino” Veira en 1995.
Abed apunta a la rusticidad del legislador kirchnerista y lo compara con “el Cabezón Oscar Ruggeri”. En la humorada, dirá que “te pelea todas las pelotas y siempre está a la defensiva”. El legendario defensor, famoso por sus pocas pulgas, también fue parte fundamental en la defensa de aquel torneo que hasta el día de hoy está grabado en la retina de los hinchas del Ciclón.