Política y relato

Política y relato

Aunque de ampuloso título que nos recuerda al fallido Fin de la Historia de Fukuyama, el venezolano Moisés Naím nos indica en su obra El Fin del Poder (Ed. Debate. Bs As. 2013) que para entender el funcionamiento del poder o “los canales a través de los cuales se ejerce” (Cap. 2) debemos tener en cuenta cuatro aspectos que en sociología suelen denominarse “tipos ideales”.

La fuerza: la coacción

El código: aspectos morales

El mensaje: el discurso persuasivo

La recompensa: la facultad de premiar

De expresión novedosa aunque sin poder disimular la influencia de los pensadores clásicos sobre el tema, principalmente French y Raven, Etzioni y Weber, el autor presenta fundamentalmente hechos y datos que señalan más que el fin, un acondicionamiento cada vez mayor para su ejercicio.

De las categorías citadas (que en la realidad no aparecen puras), tomaremos el mensaje por su relación con lo que se denomina “el relato”, que tan en boga estuvo durante el gobierno pasado sin perder vigencia en el actual,

El mensaje actúa de una manera tal, dice el autor, que “altera la percepción que tiene la gente de una realidad pero sin cambiarla” (Cap. 4 pág. 114).

Al hablar del mensaje, Naín insiste en la importancia de la publicidad y los medios y expresa que “el poder canalizado a través del mensaje es la capacidad de persuadir a otros y hacerles ver la situación de tal forma que se sientan impulsados a promover los objetivos o intereses del persuasor” (Cap. 2, pág. 49).

De más esta señalar que la significancia de la comunicación en todos los ámbitos, y en especial en el político, ha adquirido un crecido valor.

La cotización de los expertos “comunicadores” (expresión que ya Charles Wright utilizaba en su clásica “Comunicación de masas”. Paidós. Buenos Aires, 1963), verdaderos gurúes del marketing político que acompañan partidos y candidatos, lo señala.

Desde la obligada cita a Collor de Melo hasta el impacto del slogan del ex gobernador Jaque sobre la seguridad (un invento del marketing, no de los políticos, como nos confió un ex intendente y actual legislador, ahora opositor), estos expertos se sientan a la vera de los políticos y condicionan sus decisiones a lo que dicen las encuestas, es decir, lo que “dice la gente”, y en base a ellas les hacen codificar sus mensajes, crear el “relato”.

Al perder la elección presidencial a manos de la actual presidenta chilena, Andrés Allamand escribió un texto de 14 páginas titulado “¿Cómo salir adelante?”, en el que reflexiona sobre las causas de la derrota

De ese texto (El Mercurio, 12 de enero de 2014) extraemos los siguientes párrafos: "… hoy existe unanimidad en que la gestión de gobierno (de Pineda) adoleció de un claro y generalizado déficit político y comunicacional”.

Más adelante el político trasandino sostiene que el debate acerca de la carencia de relato no fue tomado en serio por su gobierno y fue una de las causas de la derrota.

Añade Allamand: “No hay duda que tal relato debe incluir una idea matriz acerca del correcto funcionamiento de la sociedad y un sentido de la justicia en el orden social”.

¿Y por casa?

Un análisis somero de los últimos gobiernos de Mendoza nos permite elaborar algunas opiniones sobre este tema.

Pese a que todos fueron incrementando sus pautas de propaganda (para usar el término apropiado), la suerte fue dispar y nos muestra que los ciudadanos en general no “comen vidrio” y los hechos, y sobre todo la personalidad del dirigente, hacen la diferencia.

Bordón es un ejemplo de esto. Sin duda producto de su formación sociológica, supo implementar un mensaje (relato) acorde con cada uno de los segmentos de la población y logró repercusión nacional. Su habilidad comunicacional lo demuestra, su permanencia en el escenario político y puede hacer alarde de que fue embajador del oficialismo pasado y del presente.

Lafalla y Gabrielli no se destacaron ni por sus carismas ni por sus habilidades comunicacionales.

Cobos basó su popularidad en una personalidad en la cual se puede identificar el ciudadano medio. Dialoguista y generador de una imagen de “buen tipo”.

Hay que recordar que en su oportunidad fue elegido el mejor político por propios y extraños y es proveniente de la “no política”.

Una retórica simple, de vuelo un tanto escaso, le permite a Cobos ser “comprensible” para mucha gente. Nadie duda de que es el propietario de casi el 50% de los votos en la provincia.

El fiasco comunicacional de Jaque es por demás conocido. El acierto de marketing que mencionamos más arriba se diluyó cuando la expectativa generada por el “producto” no se cumplió. Pasó sin pena ni gloria; quizás haya sido uno de los gobernadores más intrascendentes que tuvo la provincia.

La gobernación del doctor Pérez es otro ejemplo de que, pese a los gurúes y la inversión, las personalidades de los políticos y los hechos priman sobre el centimetraje o las menciones televisivas.

En cuanto al ámbito nacional, los estudiosos de la comunicación pública realizarán sin duda una gran producción de “papers” académicos de simpatizantes y adversarios sobre el “relato” del gobierno pasado. Los esperamos con interés

Y en cuanto al gobierno actual, debe comprender que la creación de un relato (que no es “mala palabra”) forma parte de la esencia misma de la política moderna y, como dice Naím, una forma de comprender el poder… y ejercerlo.

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