Uno de los objetivos que planteó el actual gobierno argentino al asumir en 2015 fue ser miembro pleno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En una visita a Mendoza, Marcelo Scaglione, subsecretario de Estado y representante del Ministerio de Hacienda ante la OCDE, comentó los beneficios de pertenecer, los desafíos y la incertidumbre por las elecciones.
La OCDE es una organización internacional que nació en 1961, tras la Segunda Guerra Mundial. El organismo fue parte del Plan Marshall, de Estados Unidos y Canadá, para reconstruir a 18 países europeos. "A veces me molesta cuando se dice que la OCDE es 'el club de los países ricos' porque, cuando se creó, esos países eran de todo menos ricos. Tenían el gran desafío de reconstruirse y para eso la OCDE fue una herramienta", comienza su explicación el funcionario nacional.
Hoy sus miembros llegan a 36 países, que concentran el 75% de la inversión extranjera directa a nivel global y el 60% del PBI Mundial.
Estar allí permitiría ser visto ante posibles inversores con otros ojos: un país con estabilidad macroeconómica, desarrollo territorial, inversión social y funcionamiento de las instituciones.
La estrategia de “insertar a Argentina en el mundo” estaría compuesta así por la apertura de nuevos mercados, los tratados de libre comercio y el ingreso a la OCDE.
"Los tratados nos abren puertas, pero detrás de ellas hay una persona que te pregunta '¿Ustedes cumplen con los buenos estándares de los países desarrollados?'. Todo forma parte de un mismo plan estratégico de inserción", señala el subsecretario de Estado.
¿Venezuela o Europa?
Si bien la OCDE tiene 300 comités de trabajo, antes de ingresar de manera plena hay que ser parte de 23 que son clave. Argentina comenzó en uno de ellos en 1995 y durante la presidencia de Carlos Menem se concluyó en 5 comités. En la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se sumó a la lista 3 comités. En el primer año y medio de la gestión de Mauricio Macri, se ingresó a los 18 más.
"A partir de la asunción de Macri se impulsó fuerte la propuesta de ser miembro pleno. Esto significa pasar por un proceso de precalificación y negociación política, además de que los países deben acordar cómo entran nuevos miembros, ya que se ingresa en grupo", afirma Scaglione.
Hoy también están precalificados Rumania, Perú, Brasil, Bulgaria y Croacia, pero Argentina ocupa el primer puesto en preferencia. Colombia y Costa Rica llevan su proceso avanzado y están prontos a ser miembros plenos.
El funcionario explica la preferencia Argentina debido a que en 2015 se presentó un plan de acción con 60 compromisos (por ejemplo, mayor participación en los comités) y cumplió con ellos. De 2018 a fines de 2019 asumió 120 compromisos, de los cuales a junio han ejecutado más del 70%. Ese proceso de “prometer, esforzarnos y cumplir” sería la fórmula para generar confianza.
Scaglione no duda de que un cambio de gobierno en las elecciones presidenciales pueda poner en riesgo al proceso: "El pueblo argentino tiene que ver si su modelo de alianzas a nivel mundial son países como Venezuela e Irán o son países como Alemania, Japón, Francia y EEUU. Este proceso de confianza que se ha dado a partir de 2015 está basado en dar la palabra y cumplirla en un plazo razonable. Por eso es necesario decidir qué modelo se quiere, y no da lo mismo la victoria de (Mauricio) Macri que la de la oposición".
Mientras se espera a que los actuales miembros definan las candidaturas, Argentina adelanta gestiones. "En algún momento llegarán a un acuerdo. Mientras, nosotros seguimos avanzando. En definitiva, son avances que uno tiene que hacer y será tiempo ganado para el proceso de acceso, que a Colombia le demoró 8 años y está por terminar", afirma el funcionario.
Un desafío federal
La conversación con Marcelo Scaglione ocurrió en el marco de la presentación de un Programa de "Compliance Corporativo" organizado por ADEN, generado para prevenir delitos fiscales, financieros y vinculados al lavado de activos. Allí se expuso que la participación en la OCDE no es solo responsabilidad del gobierno nacional sino también de las provincias.
"Se está trabajando para mejorar los niveles de un federalismo responsable. Lo hemos comenzado a nivel fiscal, y en los próximos años habrá que trabajar para fortalecerse en aplicar estas buenas prácticas. Necesitamos capacidad para luchar contra la corrupción y tener políticas regulatorias claves donde haga falta", ejemplificó el funcionario.
Comparando Mendoza con el resto del país, Scaglione consideró que en la provincia cuyana hay un alto nivel de respeto a las instituciones, sumado a una práctica de diálogo y cooperación entre los partidos políticos. Ello permite el desarrollo de políticas de Estado en diferentes temas como la gobernanza del agua.
"Creo que necesitamos contagiar más ese espíritu mendocino republicano, de cooperación y diálogo institucional. Mendoza con las buenas prácticas de la OCDE podrá salir de forma más ambiciosa al mundo. Primero por su nivel institucional, esta gobernanza a nivel de la política local, pero sobre todo por ser rica en términos de gente, de calidad de educación y de recursos naturales. Las buenas prácticas son herramientas que potencian tu desarrollo", reflexionó el representante.