Policías de alta montaña se capacitaron en Alaska

Ante la llegada de la temporada alta, dos efectivos de la Patrulla de Rescate viajaron al norte del continente. Los efectivos de montaña custodian a 400 deportistas por día.

Policías de alta montaña se capacitaron en Alaska
Policías de alta montaña se capacitaron en Alaska

A meses de empezar la temporada alta en montaña, los integrantes de la Patrulla de Rescate de la policía se preparan para recibir a cerca de 400 andinistas por día.

Así, por ejemplo, se entrenan en una pared rocosa artificial -diseñada exclusivamente para la base- o simulan el rescate de un mujer accidentada en plena montaña.

Los 25 efectivos que conforman la patrulla de rescate no son, ni viven, como los policías convencionales: trabajan en alta montaña por turnos de dos semanas y bajo temperaturas bajo cero, incluso en verano.

Cuando están en la ciudad aprenden inglés, se perfeccionan en técnicas médicas especiales para accidentes de montaña (supervisados por una médica) y elaboran tácticas de rescate valiéndose de sogas, ganchos y herramientas especiales.

Además, la edad promedio ronda los 35 años. De hecho, el más grande es el jefe de la Patrulla, comisario Antonio Ibaceta quien tiene 41 años y casi dos décadas de experiencia.

"No hay un tope de edad. El límite lo impone la montaña porque todos los años debemos hacernos chequeos médicos para saber si estamos aptos para trabajar", aclara.

Otra particularidad de la patrulla es que hay sólo una mujer, Valeria Giménez (34), quien hace cuatro años se convirtió en la primera integrante femenina de ese cuerpo: hasta ahora es la única.

El equipamiento tampoco es el mismo. Estos policías cambian la tradicional gorra azul por un casco con su nombre y su grupo sanguíneo y visten ropas de colores vivos: naranja, rojo con calzados especiales. Incluso, hasta abandonan sus armas reglamentarias cuando tienen que hacer un rescate. "En la montaña no es necesario usarla porque casi no suceden delitos".

Anécdotas en las alturas

"Una noche estábamos en el campamento en Nido de Cóndores (a 5.250 msnm) cuando vimos que afuera había un hombre prácticamente desnudo, vestido sólo con un pantalón corto. No sabía si estábamos alucinando", bromea el comisario.

Pero no, los ojos de los rescatistas no fallaban. Cuando salieron se encontraron con un europeo y con una temperatura -veraniega- de 15 grados bajo cero.

"Nos dijo que estaba experimentando una técnica para evadir las corrientes de aire. Incluso se movía de una manera distinta y decía que no iba a sentir frío. Finalmente, al otro día lo tuvimos que bajar porque le dio un cuadro de hipotermia. Se estaba congelando", recuerda.

Recién casados y divorciados

Durante una temporada alta llegó a Plaza de Mulas una pareja (Ibaceta prefiere no dar más datos por respeto a los involucrados) a pasar su luna de miel.

Pero las expectativas de los recién casados ante el viaje de placer, en este caso se vieron truncas. ¿El motivo? No hubo acuerdo entre los enamorados para escalar el pico más alto del hemisferio.

Sucede que él, un joven con experiencia en ascensos, no quería desaprovechar la oportunidad de estar en Mendoza y alcanzar la cima del Aconcagua. Pero ella estaba enfocada en disfrutar de su luna de miel y se negaba a esperar durante días a su flamante esposo.

"Tuvimos que intervenir cuando nos enteramos porque hubo agresiones físicas", recuerda Ibaceta.

Al amanecer siguiente la pareja se separó. Ella juntó sus pertenencias y se fue del parque mientras que él se quedó para probar suerte en la montaña.

Días después, llegó un pedido a la base para que enviaran el número de expediente de la causa: los recién casados habían iniciado su trámite de divorcio a menos de un mes de haber pasado por el altar.

"Lo más común es pensar que la patrulla de rescate se aboca a curar a algún  herido o a buscar a alguien perdido. Bueno, también tenemos que ocuparnos de problemas matrimoniales", bromea.

Intercambio de experiencias

El mes pasado, Ibaceta y un subcomisario que integra la patrulla realizaron un intercambio con rescatistas de Estados Unidos.

La expedición -basada en la búsqueda de personas en cadenas montañosas- se realizó en distintos parques de Estados Unidos, incluyendo Alaska.

"Fue un feedback. Intercambiamos experiencias para ver cómo se trabaja acá y cómo lo hacen allá. Quedamos conformes con los resultados", destacó el comisario mientras explicaba que las técnicas y el equipamiento utilizados en el país del norte son similares a las practicadas por la patrulla de rescate local.

La idea es que, en los próximos meses, los estadounidenses viajen a Mendoza para completar la capacitación.

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