En el último mes del año se desarrollará el primer juicio por jurado del 2020 en el Gran Mendoza. La pandemia del coronavirus hizo que esta modalidad de debate popular se paralizara durante todo este tiempo, para garantizar primero el aislamiento y luego el distanciamiento. El único proceso que se llevó adelante bajo estas condiciones fue en agosto pasado en San Rafael y ahora vuelven a la Capital mendocina con un joven acusado de matar por la espalda a otro en Guaymallén.
Con protocolos estrictos y garantizando el distanciamiento social en una sala amplia, doce ciudadanos definirán el futuro de Rodrigo Zúñiga (23), único imputado por el crimen de Felipe Carrizo (23), baleado en febrero de este año.
Bajo todas las medidas de prevención sanitaria el sospechoso irá al banquillo junto a su abogado, buscando una absolución o al menos un cambio de carátula que lo salve de la prisión perpetua que arriesga como pena única por el delito que le endilgan: homicidio agravado por alevosía.
Enfrentados a la defensa, estarán el querellante y los fiscales Fernando Guzzo y Claudia Ríos. La jueza será María Belén Renna.
El debate se abre formalmente hoy con la selección final de los doce jurados titulares y los cuatro suplentes. Mañana se harán los alegatos de apertura y comenzará el paso de los testigos; el proceso se extenderá toda esta semana y se estima que la que viene también.
La realización de más juicios populares este año dependerá de las fechas y cuestiones que vayan presentando las partes involucradas, pero al menos para el 14 de diciembre ya está pautada la audiencia de sorteo de jurado para otro crimen en Guaymallén, ocurrido en un asalto.
Por la espalda
Felipe Emiliano Carrizo fue atacado en la mañana del pasado 5 de febrero, en el momento que junto a un amigo transitaban por el barrio Belgrano I. Inesperadamente y sin ver venir al agresor, recibió un balazo en un omóplato que lo dejó tendido frente a la casa 40 de la manzana “B” de ese vecindario.
Un llamado urgente al 911 y el rápido traslado al Hospital Central no alcanzaron para salvarle la vida, pese al esfuerzo de los médicos. Por la herida que tenía en la espalda, los peritos precisaron que le habían disparado con una “tumbera”, un arma de fabricación casera.
La investigación para dar con el autor avanzó en pocas horas, ya que los pesquisas contaron con las imágenes de una cámara perteneciente a un negocio de la zona. En los registros fílmicos se ve a la víctima y a otro chico caminando y, en la esquina de Delgado y Sarmiento, se observa que dobla una moto con dos ocupantes. Desde vehículo salen los disparos, precisamente efectuados por el sujeto que iba de acompañante.
La causa en las primeras horas tuvo un par de aprehendidos como sospechosos y luego liberados, hasta que la declaración del amigo de Carrizo clarificó el panorama. El testigo presencial contó con quién se habían cruzado antes del homicidio y agregó que hubo algún altercado.
El joven señalado, Rodrigo Zúñiga, ya había mantenido conflictos con el fallecido y también enfrentamientos a golpes, por las típicas broncas barriales.
El acusado fue atrapado 48 horas después del asesinato. Además de los testigos, quedó complicado por la declaración de su propio suegro, quien sostuvo que antes del hecho le había prestado una bicicleta -el amigo de la víctima confirma que lo vieron en este rodado- y que después entró a su casa nervioso, agarró varias cosas y salió con sus hijos y su esposa; se trasladaron a otra vivienda y allí fue detenido.
La imputación fue de homicidio agravado por alevosía, ya que Carrizo fue atacado por la espalda y a menos de cuatros metros de distancia.
El segundo involucrado se puso a disposición de la Justicia días después y se presentó como quien manejaba la moto desde la que salieron los disparos.
Llevó el vehículo a una comisaría y declaró que en aquella jornada se encontró con Zúñiga y le pidió que fueran a comprar marihuana. Lo subió a la moto, anduvieron unos metros y escuchó las detonaciones. Inmediatamente hizo bajar del rodado a su amigo, le recriminó lo que había hecho y vio cómo el joven guardaba el arma en una mochila.
Este testimonio no le sirvió en primera instancia para evitar ser imputado y quedar detenido, pero sí para zafar de la prisión preventiva y luego para quedar sobreseído.
El único del 2020
El 6 de agosto pasado, el ex policía Víctor Hugo Acuña fue condenado a 15 años de cárcel por matar de un balazo a su pareja Lorena Segura en General Alvear, en 2018.
Esta causa se resolvió con un jurado popular ya que el hombre llegaba imputado por femicidio, sin embargo, los mismos ciudadanos entendieron que el hecho lo cometió bajo circunstancias extraordinarias de atenuación; con este cambio evitaba la perpetua y lo llevaba a una pena de 8 a 25 años.
El debate se realizó en San Rafael y la sentencia la dictó la jueza María Eugenia Laigle.
