La propietaria de una casa ubicada en Cariló se llevó una desagradable sorpresa al ver que una pareja de okupas se había instalado en la vivienda y la había pintado de otro color.
Todo empezó el verano pasado. Viviana Villena llegó al domicilio y se encontró con dos personas que aseguraron tener un contrato de alquiler por dos años y la mandaron a hablar con un abogado.
La mujer hizo la denuncia a la Policía, pero la fuerza solo se limitó a controlar la disputa para que no pasara a mayores. Posteriormente, llegó la pandemia por coronavirus y la denuncia quedó archivada.
Recién este noviembre la familia pudo retornar a la casa y, tras recibir muchas críticas y una denuncia por mal desempeño por parte del intendente Martín Yeza, el fiscal Eduardo Elizarraga ordenó el desalojo de la casa.
El pedido fue entregado ayer al Juzgado de Garantías N°6 a cargo del doctor David Mancinelli quien firmó la orden poco después del mediodía del miércoles, exista o no el delito de usurpación.
De esta manera, la casa fue desalojada a comienzos de la tarde por la Policía Bonaerense. Los ocupantes no se resistieron.
Cabe destacar que los ocupantes vivieron por lo menos 9 meses en la propiedad. En ese tiempo le pitaron el exterior, construyeron una cascada en una de las esquinas e instalaron dos equipos de aire acondicionado.
“El problema fue precisamente el supuesto contrato de alquiler. El que exhibieron los ocupantes incluye el nombre de la empresa que es titular de la casa, una empresa ligada a la denunciante. Muchas de las usurpaciones que se toman como delito de usurpación son cesión de derechos posesorios, serían más bien estafas, personas que venden a varios el mismo lote, las documentaciones que suelen verse son muy precarias. Después, tenés intrusiones lisas y llanas”, explicó una fuente judicial.