Ocho años después de la desaparición de Fernando Lario, su familia se esperanzó con que el misterio de su paradero se resolviera partir de un nuevo dato que aportó un testigo.
La pista indicaba que el cuerpo del arquitecto de 45 años estaba en el fondo del pozo de un molino, a unos 20 metros de profundidad. Hasta allí se excavó en su búsqueda.
Pero el dato terminó siendo incierto. De esta forma, de Fernando Lario se sabe que un sábado de julio de 2012 fue visto por última vez al salir del complejo universitario de Mar del Plata, donde daba clases.
La causa se reactivó en los últimos meses cuando un hombre de 72 años contó que a Lario lo habían arrojado al pozo de un molino en Valle Hermoso.
Fue por eso que este lunes, con maquinaria de vialidad y bomberos, personal de defensa civil y efectivos de la dirección de Riegos Especiales de la Policía Bonaerense, comenzaron a perforar la zona.
En el pozo que hicieron en el lugar, solo encontraron pedazos de una heladera y otros desperdicios, pero nada de interés para el caso. Así la fiscal dio por concluida la búsqueda allí.
“Volvemos a la hipótesis que veníamos manejando hasta que apareció este testigo”, dijo a Clarín Julio Razona, abogado de la hermana del hombre desaparecido. Se refiere a la conclusión a la que arribó luego de investigar a partir del registro telefónico del día de la desaparición.
Según entiende el abogado, a Fernando Lario lo mataron dos peones de albañil que habían trabajado para él unos meses antes y con los que en determinado momento había tenido una discusión. “Voy a pedir que se retome esta línea investigativa”, adelantó.
El día de la desaparición
La noche del 6 de julio de 2012, Fernando estuvo con Carmen, su novia. Al día siguiente, ella lo llevó a la facultad de Arquitectura. Luego volvieron a hablar por teléfono cerca de las dos de la tarde.
A las 14.30 las cámaras de la universidad lo registraron abandonando el lugar. No tenía auto. Tenía previsto ir a la casa de su ex esposa a ver a su hijo para ayudarle con matemáticas.
No se supo nada más de él. La hermana de Fernando hizo la denuncia el domingo, el lunes fue feriado. En medio, una joven encontró el morral del arquitecto en la zona de Los Acantilados, en el kilometro 536 de la ruta 11, camino a Miramar.
La primera hipótesis del caso fue la del suicidio. Esto se debió a que el último mensaje que Fernando le envió a su novia decía: “Los libros son para vos, los discos para F... (su hijo) Te quiero mucho, perdón por todo. La vida es una mierda”.