Un recluso de la Alcaidía III de Melchor Romero mostró en redes sociales fotos de los ocho rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa, quienes todavía siguen alojados en esa unidad a la espera de su traslado. Una cárcel que se especula como destino es la de Sierra Chica, en Olavarría.
A través de Instagram, el preso compartió en sus historias tres fotos de los jóvenes cuando volvían de los tribunales de Dolores, donde escucharon la sentencia el lunes pasado.
“Recién llegaditos”, acotó el hombre. Un seguidor le pidió más detalles, a lo que dijo: “Tienen un pabellón para ellos solos, no tienen contacto con nadie. Están solos. Vaciaron un pabellón y quedaron ellos con algún que otro inofensivo, pero nadie les puede hacer nada ahí”.
“Plata parodii plataaaa”, señaló, con un emoji de dinero en efectivo.
El grupo de condenados por el crimen de Fernando no tiene contacto prácticamente con otros presos: los jóvenes se alojan en celdas individuales, lo que molesta al resto de la población carcelaria.
La vida de los rugbiers tras ser condenados
Ciro, Luciano y Lucas Pertossi; Máximo Thomsen; Matías Benicelli; Enzo Comelli; Ayrton Viollaz y Blas Cinalli seguirán juntos en una misma celda hasta que el juez de ejecución penal de la provincia de Buenos Aires que sea designado en la causa decida su futuro.
Según fuentes indicaron a TN, recibirán contención psicológica y, cuando ellos lo requieran, podrán estar con el pastor que los acompañó durante su estadía en la ciudad de La Plata. El deseo de los padres de los condenados es que vayan a alguna de las tres unidades de Campana, para poder tenerlos más cerca, aunque también la otra opción es el penal de Sierra Chica.
Por medio de la fe, los jóvenes intentarán ser alojados en un pabellón cristiano y así “tener tranquilidad” en el ambiente carcelario. Si bien unos días antes, tras el alegato del defensor Hugo Tomei, Luciano Pertossi afirmó: “Le pido a Dios que sea algo bueno para todos”, los vecinos de Zárate sostienen que mientras estaban en libertad, los rugbiers “nunca fueron a la Iglesia, ni recurrían periódicamente a misa”.
La Alcaidía III de Melchor Romero es el lugar durante los jóvenes pasaron los últimos tres años, desde aquella madrugada del 18 de enero de 2020 cuando a la salida del boliche Le Brique mataron a golpes a Fernando Báez Sosa.
Respecto a lo recreativo, los ahora condenados asistían a un taller de huerta, miraban la televisión y, por consecuencia de la pandemia, también tenían acceso al uso de celulares. Esto último, tal como confirmaron desde el Servicio Penitenciario Bonaerense, era un solo teléfono para todos, algo que en varias ocasiones provocaba una pelea entre ellos.
De manera inminente, los rugbiers tendrán una transición progresiva: antes del destino final a una cárcel de máxima seguridad, las autoridades penitenciarias tienen previsto ubicarlos en un pabellón de presos con “buena conducta”. Ancianos y detenidos que están a punto de recuperar la libertad. “Es para que se vayan adaptando”, argumentaron desde la fuerza de control a Clarín.
“Estos pibes no han visto nada. Vivieron tres años en una burbuja penitenciaria. Cuando los pasen a un pabellón común tendrán una dimensión exacta de lo que significa la cárcel”, admitió un guardiacárcel con años de experiencia.