Leandro Daniel Suárez pasó casi seis años preso en la Unidad 19 del Servicio Penitenciario Federal (Ezeiza) hasta cumplir la condena el 13 de agosto de 2020. Era por los delitos de hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo a mano armada. Esta semana su nombre volvió a la agenda pública: lo detuvieron por el asesinato del quiosquero Roberto Sabo, ocurrido en la localidad bonaerense de Ramos Mejía. Lo acompañaba una menor de 15 años, inimputable por la edad.
Suárez es el principal sospechoso de ser el autor material del crimen, es decir, el tirador. La adolescente también demorada sería su novia, o su posible víctima, dada la edad. A ambos se los ve en la foto al momento del arresto, en el marco de una huida que incluyó un choque como desenlace.
El hombre, con domicilio en Fuerte Apache, había sido condenado en 2014 por el Tribunal N°8 de la Justicia porteña tras entrar a robar armado a una casa de Capital Federal.
Según lo publicado por Infobae en base a fuentes del caso, el delincuente estuvo preso en el sistema federal, cobró el sueldo para detenidos por tareas menores durante cinco años de acuerdo a sus registros previsionales.
En las próximas horas, Suárez deberá declarar ante la Justicia, en una investigación a cargo del fiscal Federico Medone.
¿Qué pasó en Ramos Mejía?
Roberto Sabo, un comerciante de 45 años y papá de mellizos de 16, fue asesinado a balazos el domingo cuando una pareja de malvivientes intentó robarle en su negocio de la localidad de Ramos Mejía, La Matanza. Los sospechosos, Leandro Daniel Suárez y una adolescente de 15 -inimputable por la edad-, robaron un vehículo y una moto para escapar, pero terminaron detenidos.
El episodio de inseguridad ocurrió este domingo cerca de las 14, cuando un sujeto entró a un quiosco ubicado en Avenida de Mayo y Alvarado, en pleno centro comercial, y asesinó a su dueño a tiros. La víctima murió prácticamente en el acto.
Según el informe preliminar de los forenses, en su cuerpo tenía seis orificios de bala.
Un testigo pudo alertar a la Policía cuando el supuesto asesino salió del local y se fugó en un Ford Focus color negro, que había sido robado minutos antes y a mano armada a un remisero que se encontraba por la zona.
En medio de la huida, los dos delincuentes que iban en el auto chocaron contra un árbol en el cruce de las calles Saavedra y Alvear, tras lo cual, ingresaron a un supermercado con la intención de simular unas compras y cambiarse la vestimenta para no ser reconocidos.
“Son personas que cometen ilícitos fuera de la zona de residencia. Las cámaras de seguridad ubicaron las avenidas por donde circularon, por lo que se estableció el circuito que realizaron y en 20 minutos se los atrapó”, comentó a Télam una persona cercana a la causa.
El papá de Roberto, Pedro Sabo, se mostró indignado y conmocionado ante las cámaras de televisión y reclamó justicia.
“Nunca pensé que me iba a pasar esto. Me arruinaron la familia. Nunca más puedo vivir tranquilo. Quiero agradecer a Alberto y a Cristina, que largan a los chorros, a todos los asesinos, a los matones, a matar gente buena a la calle. Gracias Alberto y gracias Cristina. Y gracias Guillermo Moreno”, lamentó el hombre.
“Les quiero decir la frase de Susana Giménez: ‘Al que mata hay que matarlo, pena de muerte a los delincuentes’”, agregó el hombre, visiblemente afectado por el crimen.
Sabo agradeció el apoyo de los vecinos en este difícil momento: “Agradezco a mucha gente que viene a saludarme, que hace 40 años que trabajo en la misma cuadra. No sé qué decir. Nunca pensé que me fuera a pasar esto”.