En un operativo policial en Punta del Este, Uruguay, se desarticuló una red de trata de personas que involucraba a tres mujeres argentinas, de entre 25 y 30 años. Invitadas bajo falsas promesas de trabajo en el balneario, las mujeres fueron engañadas por dos hombres, un argentino y un uruguayo, que les cobraban alquiler por el departamento donde se alojaban en Maldonado, las mantenían incomunicadas y retenían parte de sus ganancias como trabajadoras sexuales.
Las condiciones de vida de las mujeres eran similares a las de un secuestro: no tenían libertad para salir sin autorización, sus movimientos estaban controlados mediante rastreadores en sus celulares, y solo podían comunicarse por teléfono delante de los proxenetas. Ellas conocían al argentino y al uruguayo que las estaban convocando y sabían que viajarían al principal balneario uruguayo a ejercer la prostitución, pero cuando pisaron Uruguay nada fue como estaba previamente pactado.
Las mujeres, sin embargo, lograron pedir ayuda. En la mañana del lunes, los hombres iban con las mujeres en el auto Volkswagen Gol, con matrícula argentina, y pararon en una estación de servicio. Con la excusa de que bajarían al baño porque se sentían mal, las trabajadores llamaron a la Policía y comentaron que estaban secuestradas. Los funcionarios de Hechos Complejos y de Analítica fueron hasta ese lugar de forma inmediata, pero cuando los ahora imputados vieron los móviles policiales se fugaron.
Los proxenetas intentaron escapar cuando vieron la llegada de los vehículos policiales, pero fueron detenidos poco después. Los hombres, uno argentino de 40 años sin antecedentes y un uruguayo de 46 con historial delictivo, fueron imputados por trata de personas con fines de explotación sexual en una audiencia judicial. La Justicia uruguaya ordenó prisión preventiva para ambos durante 180 días mientras se lleva a cabo la investigación.
En la Fiscalía, consignó La Diaria, se pudo determinar que las mujeres llegaron a principios de mes para “realizar trabajos sexuales” y se abrió la sospecha de que los detenidos las forzaban también a tener encuentros sexuales. La fiscal entrevistó, junto a una asistente social, a las mujeres y al día siguiente inspeccionó la casa de uno de los indagados, ubicada en el barrio Hipódromo, a unos kilómetros de la capital.
El hombre, según el parte policial, entregó voluntariamente las pertenencias de las mujeres, quienes pasaron a alojarse en un lugar designado por la Fiscalía y donde tienen custodia policial. Mientras se cumplían con las pericias médicas, los imputados estuvieron en libertad. Este jueves, sin embargo, volvieron a ser detenidos y declararon ante la fiscal. Luego, fueron imputados y trasladados a prisión.