Con una imputación poco frecuente para estos casos, irá la cárcel un joven que mató a su cuñado de un balazo en la cabeza en Las Heras. Si bien la fiscalía consideró que no hubo intención directa del acusado, sí existió una conducta inapropiada que lo deja en una situación procesal muy complicada.
Jonathan Vila (23) murió el mediodía del lunes pasado en el Hospital Central, tras una agonía de varias horas. Allí llegó en la noche del domingo, con un impacto de bala en la frente.
El muchacho estuvo muy grave en el nosocomio de calle Alem, en Ciudad, hasta que perdió la vida. Ya en la madrugada, el hecho contaba con un par de aprehendidos: los dueños de la casa donde se produjo el episodio fatal.
Ellos son Kevin Leonel Sánchez (28) y su padre. El primero es el novio de la hermana de la víctima y el acusado en la causa. Todos estaban presentes en una vivienda ubicada en calle Congreso al 70, en una reunión donde aparentemente hubo exceso de alcohol.
Según una testigo y las pruebas incorporadas al expediente, en un momento Sánchez tomó una pistola calibre 9 milímetros y le “enseñaba” a su cuñado cómo usarla. En esos ademanes hubo un instante en el que puso el arma apuntando a la cabeza de Vila y una bala se disparó, hiriendo al muchacho.
Con la Policía en el lugar, todo se tornó bastante extraño. La 9 milímetros nunca se encontró -sí una vaina de ese calibre- y los testimonios aseguraban que Jonathan se había suicidado. Agregaron que desde hacía tiempo sufría una depresión.
Esta versión no les cerró a los pesquisas, que esperaron por los peritajes y más declaraciones para caratular el caso. Con todo esto a disposición, la fiscal de Homicidios Claudia Ríos Ortiz imputó a Sánchez por homicidio simple agravado por el uso de arma, con dolo eventual.
La magistrada entiende que, si bien el sospechoso no tenía como propósito asesinar a su cuñado, manipulando el arma de esa manera debió representarse que podía ocasionar una tragedia y de igual manera mantuvo su accionar.
Su situación podría haber sido un poco más favorable si la imputación era un homicidio culposo, que en un futuro podría darle una condena de uno a 5 años de cárcel. Con el delito que le endilgan ahora, la posible pena va desde los 10 a los 30 años. Sánchez quedará alojado en el penal, al menos hasta la audiencia de prisión preventiva. En esa instancia, posiblemente, su defensa buscará probar que todo ocurrió en el marco de un accidente.
En cuanto al dolo eventual, se ha utilizado bastante en el último tiempo en algunos siniestros de tránsito con víctimas fatales en los que, por ejemplo, los conductores manejaban alcoholizados.
Quien quedó en libertad fue el padre del acusado, ya que si bien le correspondía un encubrimiento por tratar de beneficiar a su hijo en el hecho, esta figura penal no se contempla cuando se da entre parientes directos y no es punible. Al parecer, este hombre colaboró para limpiar y hacer desaparecer la pistola.