Faltaba un día para que se cumplieran dos semanas del femicidio de Agostina Trigo, la joven madre de 22 años cuyo cuerpo fue encontrado en Buen Orden, San Martín, en un desolado galpón al que le falta el techo y de las puertas y ventanas que alguna vez tuvo sólo quedan las aberturas. Tirada entre los escombros, con varios cortes y con la cabeza severamente golpeada. Sin vida. Sola. En esa desolada tierra, que días después se vio repleta de policías, peritos y funcionarios judiciales cuando hallaron el cuerpo.
Hubo que esperar 10 días desde ese doloroso hallazgo para que su presunto asesino fuera detenido e imputado, luego de un intenso análisis de las redes sociales y teléfonos de la víctima y de los análisis de ADN a los que fue sometido el hombre de 35 años.
Diego Armando Caballero no era un desconocido para la ley. En 2011 había sido condenado a cinco años de prisión por robo agravado con uso de arma, con privación ilegítima de la libertad, condena que ya cumplió. A ello suma una causa por abuso sexual simple. Pero los rastros genéticos que dejó en el cuerpo de Agostina fueron los que lo delataron y permitieron su captura. Un pequeño y desprolijo papel en su billetera con el número de teléfono de la muchacha y la leyenda “busca trabajo” terminó de complicarlo, aunque su destino estaba sellado por la ciencia.
“Hemos obtenido un match positivo respecto al autor material del femicidio de Agostina en San Martín”, anunciaba ayer al mediodía en conferencia de prensa el procurador de la Corte, Alejandro Gullé.
“Ha sido una tarea coordinada y conjunta desde el primer momento. Estábamos haciendo unos seguimientos (a Caballero) un tiempo atrás por otra causa. Desde este hecho, cruzamos todo tipo de información. La idea no era distraer la investigación nuestra y sí producir en el autor material una distracción”, completó el jefe de los fiscales mendocinos y sentenció que “todo ha terminado de manera feliz con el hallazgo del autor material”.
Minutos antes Caballero había sido trasladado al Palacio Policial y exhibido ante las cámaras de los medios de prensa, aunque su rostro permaneció tapado por el cuello de una polera negra. Se lo veía minúsculo, escurridizo, tratando de escapar de las miradas, esposado y fuertemente custodiado por policías.
Gullé señaló que las investigaciones “fueron conjuntas entre la Policía de Mendoza, Investigación Tecnológica y el Laboratorio de Genética del Ministerio Público Fiscal” y adelantó que “la investigación continúa abierta” para saber si puede haber otra persona implicada en el femicidio.
Seguimiento en redes
“Estas investigaciones se llevan adelante a través de las redes sociales. En ese sentido, localizamos que el radio estaba en la zona de San Martín. A través de todo el intercambio con las redes, comenzamos con el cruzamiento de información. Cuando alguien entró a la cuenta(de Facebook) de Agostina, hicimos un cruzamiento de datos”, explicó, el ministro de Seguridad provincial, Raúl Levrino.
Y detalló: “Encontramos elementos probatorios como el nombre de Agostina, el teléfono de ella y la captura de ella cuando solicitaba trabajo como niñera”. Además el hombre oriundo de Chivilcoy, San Martín, estaba entre los contactos de Facebook de la joven.
“Hace un mes lo veníamos investigando por una denuncia de abuso sexual”, acotó a su turno Gullé. Con las sospechas sobre Caballero, se realizó un allanamiento en su casa y le extrajeron muestras genéticas, que finalmente coincidieron con los rastros de pelo, piel y semen que se hallaron en el cadáver de la víctima. Todo se procesó en el Laboratorio de Genética Forense y se comparó en el Registro Provincial de Huellas Genéticas Digitalizadas. En una hora estuvieron los resultados y fueron contundentes.
Caballero fue imputado por femicidio y en las próximas horas será enviado al penal provincial por disposición del fiscal Martín Scattareggi, quien lidera la instrucción del caso.
Primera detención fallida
Agostina Trigo fue asesinada entre la noche del domingo 3 de julio y la madrugada del lunes 4 de julio pasado, según establecieron las pericias del Cuerpo Médico Forense.
La frustración de los investigadores fue visible el viernes 8 de julio, luego de que se cayera la hipótesis del camionero. Es que, antes de salir de su casa por última vez, la joven le dijo a su abuela que un camionero la citaba en la plaza de Buen Orden para ofrecerle un trabajo como niñera. También le hizo escuchar un audio a la mujer que la había criado desde niña.
Esa pista fue seguida y se logró detener a un camionero cordobés de 34 años residente en el distrito Montecaseros, de San Martín, que había borrado información de un perfil de Facebook en el que decía ser transportista y necesitar a una mujer para cuidar a sus hijos. Tras detenerlo, fue sometido a un análisis comparativo de ADN que dio resultado negativo, por lo que ese mismo viernes fue liberado. Y si bien aún está imputado, nadie cree por estas horas que haya tenido que ver en el asunto.
Dudas y certezas
Dos cuestiones no están claras todavía. Aún no se sabe si la joven fue abusada sexualmente. Esto se sabrá cuando concluya la necropsia. Por lo pronto, se sabe que antes de morir tuvo relaciones sexuales. Para algunos, que el cuerpo de Agostina fuera encontrado con su ropa hace presumir que fueron relaciones consentidas, pero es sólo una opinión. La pericia ofrecerá una respuesta certera.
Tampoco se sabe si Agostina fue asesinada en el galpón abandonado, ubicado en carril Robert, entre carril Norte y Chivilcoy, donde apareció su cuerpo. En principio no habría marcas de arrastre en el lugar que muestren que fue transportada o bien signos de pelea.
Por otra parte, existe en el expediente el llamado al 911 de una mujer que, tras enterarse del crimen, denunció haber escuchado gritos el lunes a las 5.40, cuando estaba esperando el colectivo en una zona cercana al galpón, aunque indicó que los gritos no venían de allí. Por eso, no se descarta que podría haber sido asesinada en otro lugar cercano o en un auto.
Una misteriosa desaparición
El lunes 4 de julio Gladis Domínguez llamó al 911 para denunciar que su nieta había desaparecido la noche anterior. Contó que estaban festejando el cuarto cumpleaños del hijo de la joven y que que ella le había dicho que hacía algunos días se había contactado por Facebook con alguien que dijo ser camionero, que vivía en Buen Orden y buscaba a una persona para cuidar a un chico que vivía con sus hermanos y su abuela.
Habían quedado en que el viernes el hombre volvería de viaje y que el sábado se podían juntar. El domingo, hacia las 19, el hombre le envió un audio para juntarse un rato, diciéndole que la iba a esperar a bordo de una moto en la parada de colectivo de la plaza de Buen Orden para ir la la casa y conocer a los chicos. Debía ser el domingo porque al día siguiente tenía que irse de viaje y no volvería hasta el próximo fin de semana.
Según la abuela, que escuchó a medias el audio, Agostina decidió juntarse con el hombre y “salió de su casa con el teléfono que se le descarga rápido, sin mochila, ni cartera, ni documento”.
A las 21.05 le mandó un mensaje pidiéndole la ubicación; ella lo vio, pero no contestó. A las 22.25 vio que estaba en línea y le preguntó qué pasaba, pero ya no tuvo respuesta.
Si bien a algunos investigadores les resulta llamativo que fuera a buscar trabajo un domingo por la noche, lo cierto es que una joven con similares características fue tomada borrosamente por una cámara, bajando de un micro frente a la plaza de Buen Orden.
El miércoles 6, a las 10, personal de la Unidad Ciclística de Acción Rápida (UCAR) halló el cuerpo de Agostina, que presentaba heridas de arma blanca y golpes en la cabeza.