Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda

El israelí condenado por el asesinato de su madre y de su tía falleció en la alcaldía del hospital El Sauce, en Guaymallén, el domingo por la noche. Penitenciarios lo encontraron inconsciente y médicos le realizaron RCP durante varios minutos. Esperan el adelanto de la necropsia para conocer lo que provocó el deceso.

Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda
Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda. | Foto: Los Andes

La muerte lo encontró en la soledad de su celda de la Alcaldía que el Servicio Penitenciario de Mendoza tiene en el hospital El Sauce, en Guaymallén. Allí permanecía recluido desde mayo de 2020. Para los investigadores fue “una descompensación” la que terminó con su vida, pese a los reiterados intentos por reanimarlo. Así, el “gigante israelí” se llevó con él los secretos de una retorcida vida, la misma en la que, cinco años y cinco meses antes de morir, asesinó a su propia madre y a su tía en su casa en Guaymallén.

Gilad Pereg falleció en la noche del último domingo, alrededor de las 22. La confirmación oficial llegó a las 23 en punto desde fuentes judiciales. “Se descompensó y no lo pudieron salvar con RCP (reanimación cardio-pulmonar)”, se limitaron a informar. El estado de salud del hombre condenado a prisión perpetua por los asesinatos de su mamá Phyria Saroussy (63) y de su tía Lily Pereg (54) venía en franco deterioro.

Desde el Servicio Penitenciario provincial indicaron que Nicolás, como se hizo llamar cuando llegó a Argentina, se encontraba alojado en la sala de internación 3 de la Alcaldía V, ubicada en el hospital. De acuerdo al relato oficial, a las 21.30 del último domingo, penitenciarios que realizaban una recorrida por el sector, detectaron al llegar a la celda de Pereg que “se encontraba descompensado e inconsciente”.

Los guardiacárceles solicitaron la rápida presencia de personal de área de Sanidad, que comenzó a realizarle tareas de reanimación. Luego llegaron médicos del Servicio de Emergencias Coordinado, quienes continuaron con las maniobras de RCP durante casi una hora hasta que, pasadas las 22.30, se constató el fallecimiento del doble homicida.

En El Sauce, Pereg era asistido por un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud. La iniciativa inicial de trasladarlo a la cárcel cuando fuera condenado no prosperó ya que allí no tenían las condiciones necesarias para asistirlo. “Es importante destacar que Gil Pereg se encontraba alojado solo, en una celda unicelular de la Alcaldía que el Servicio Penitenciario de Mendoza posee en el hospital El Sauce”, señalaron fuentes penitenciarias.

Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda. | Foto: Los Andes
Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda. | Foto: Los Andes

La fiscal de Homicidios y Violencia Institucional, Andrea Lazo, quedó a cargo de la investigación del deceso. El cadáver del israelí fue enviado al Cuerpo Médico Forense poco después de que se constatara el fallecimiento y durante la mañana de este lunes se le practicó la necropsia para develar las causales de muerte.

Si bien los resultados del examen forense tardarán algunos días, la fiscal Lazo ha pedido un adelanto de los mismos que permitirá conocer las causas días antes.

Desde esferas judiciales confirmaron a Los Andes que los restos de Gilad serán entregados a sus familiares si los solicitan y serán ellos quienes dispongan si descansarán en el cementerio de Guaymallén, frente de donde él vivía en condiciones de indigencia, en otra necrópolis o si serán cremados. Aunque su familia no lo visitaba durante sus días de reclusión.

“Su salud estaba bastante debilitada, pero estaba controlado. Del tema de las piernas estaba muy mal pero no quería caminar, por sus malos hábitos de salud y debido al problema de salud mental que tenía”, explicó a Los Andes Maximiliano Legrand, uno de los tres abogados que patrocinaba a Pereg.

Sobre la descompensación sufrida por su defendido, el letrado indicó: “No hay para sospechar nada raro, pero hay que ver qué dice la necropsia. Si hay algún motivo para sospechar, veremos qué hacer”.

Y respecto a los familiares del fallecido, su abogado señaló que “es posible que vayan a pedir los restos de Gil”. “Ellos están en Israel y es algo difícil de resolver con inmediatez. Me comuniqué para ver si podemos lograr una prórroga para que no vayan a inhumar los restos todavía”, anticipó Legrand.

Sedado y solitario

Algunas películas, un libro y algo de música le permitían a Pereg distraerse en su solitaria celda, aunque también podía pasar todo el día sólo contemplando el techo o un punto fijo. La visita casual de Verónica, la amiga que supo hacerse cuando ya estaba prisión, era otro distractivo. Pero la medicación que recibía era tan potente que lo mantenía sedado y prácticamente inmóvil. Sus abogados indicaron que nunca fue agresivo en El Sauce.

Los maullidos que retumbaron en el Polo Judicial durante su enjuiciamiento, en octubre de 2021, y en lo que duró su breve estadía en el penal San Felipe, dejaron de oírse de a poco en el hospital neuropsiquiátrico. Sin embargo, conservaba algunas conductas felinas, como dormir hecho un bollito y negarse a usar un inodoro, como lo hizo desde los 14 años.

Como argumentaba ser un gato y detestar el agua, el israelí se negaba a bañarse, incluso cuando quedó preso. Aunque, mediante hábiles negociaciones, los médicos lograban que en ocasiones se aseara, la falta de higiene le provocó trombosis y flebitis en las piernas, una inflamación en las venas. “Eso también es producto de que está todo el día casi como un vegetal”, contó Legrand a este diario en mayo de 2022, seis meses después de la condena.

El control de esas dolencias demandaba esporádicas visitas al hospital Central, siempre custodiado.

Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda. | Foto: Marcelo Rolland / Los Andes
Sedado, en soledad y enfermo: así fueron los últimos días de Gil Pereg en su celda. | Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

Su prácticamente inexistente higiene personal le generó en 2022 una pediculosis grave, cuyo tratamiento inicial consistió en raparlo, aunque el “Hombre gato”, como se lo empezó a llamar cuando llegó a juicio y los medios nacionales replicaron sus maullidos en la sala de audiencias, se negaba. “No se quería cortar el pelo a pesar de que estaba realmente infectado de piojos, incluso metiéndose en la carne, en la piel, y provocándole lesiones”, agregaba impresionado el letrado en aquella ocasión.

Determinar si el israelí entendía la criminalidad de sus actos o si era inimputable fue eje de debate antes y durante el juicio. Para la Justicia, el haber ocultado los cadáveres, inventado una versión de que las mujeres habían desaparecido al tomar un colectivo y el haber realizado la denuncia de paradero, determinaba que era consciente de sus actos. Pero su descabellado accionar, sus declaraciones y su modo de vida sembraban la duda de su lucidez.

Pereg estuvo en una celda de San Felipe, pero escribía en las paredes con su propio excremento, permanecía desnudo y se negaba a bañarse y a acceder a las revisiones de rutina. Allí estuvo durante poco más de un año hasta que su condición psiquiátrica empeoró y fue trasladado a El Sauce, de donde nunca más salió.

Dos crímenes aberrantes

Los asesinatos de Pyrhia Saroussy y Lily Pereg fueron cometidos en enero de 2019, cuando llegaron a Mendoza a visitar a Gil Pereg. Alquilaron un departamento en la calle España, en pleno Centro mendocino, y el 12 de enero salieron al encuentro de su familiar, que vivía en una tapera en un inmenso predio ubicado en calle Roca de Guaymallén, frente al cementerio municipal.

Lily Pereg y Pyrhia Saroussy
Lily Pereg y Pyrhia Saroussy

Allí había intentado instalar canchas de fútbol y de pádel, pero aseguraba haber sido estafado. En el inmenso y desértico predio luego encontraron perros famélicos amarrados a postes y cadáveres de canes y gatos.

Pereg denunció la desaparición de sus familiares, pero quedó en el ojo de los investigadores por las inconsistencias en su relato y su errático accionar. Fue un perro de la Escuela de Adiestramiento Canino Mendoza (Escam) el que localizó rastros hemáticos en el predio en el que vivía el israelí. Esas manchas de sangre fueron cotejadas con muestras de ADN que los pesquisas habían obtenido del departamento donde se hospedaban las mujeres y hubo “match”.

Pereg había sido detenido horas antes cuando, finalmente, el 26 de enero de 2019 los cadáveres de las mujeres fueron hallados enterrados en uno de los sectores del patio. Luego se determinó que el israelí asesinó a su madre estrangulándola con una cuerda y a su tía le efectuó tres disparos. Los cadáveres fueron luego atravesados con hierros de construcción, para posteriormente ser cubiertos con tierra, piedras y cemento, con los que intentó ocultar el doble homicidio.

En noviembre de 2021, la Justicia condenó a Gil Pereg a prisión perpetua luego de que un jurado popular lo hallara culpable de homicidio agravado por el vínculo, por el femicidio de su madre Phyria Saroussy, y homicidio agravado por el uso de arma de fuego por el crimen de su tía, Lily Pereg.

En marzo de 2023, la Suprema Corte de Justicia mendocina confirmó el fallo y dejó firme la condena. Permaneció detenido cinco años y cinco meses, hasta su muerte.

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