Colleen Stan tenía 20 años. Era una joven que estaba acostumbrada a hacer dedo en la ruta para acortar distancias y ganar tiempo, por eso la noche del 19 de mayo de 1977 salió a la calle y pidió ser llevada hasta la casa de un amigo que cumplía años.
En la carretera, divisó un vehículo que al vera, se detuvo para llevarla. Al subir, vio a una feliz pareja compuesta por Cameron Hooker (23) –quien manejaba- y Janice, su pareja, que traía en brazos a un bebé.
Sin pensarlo mucho, Colleen compartió gran parte del viaje concentrada en el fiesta de cumpleaños a la que se dirigía. Pero su impresión sobre esa familia cambió rápidamente: sentada en el asiento de atrás alcanzó a ver una caja con forma de cubo que tenía un solo agujero en uno de sus lados.
Al advertir esto, el vehículo se detuvo en una estación de servicio y Collen avisó que iría al baño: “Algo me dijo que corriera y saltara por una ventana y nunca mirara atrás”, pensó. Pero no lo hizo.
Cuando reanudaron el viaje, Hooker cambió el recorrido y se introdujo por un camino de tierra, para que nadie viera lo que iba a hacer: la caja de madera era un dispositivo diseñado por él para colocarla en la cabeza de sus víctimas y que no se escucharan los gritos, y eso hizo con Colleen. Luego la ató y se la llevó a lo largo de casi 500 kilómetros hasta su casa, habían salido de Oregon y estaban en California.
Allí la colgó de una viga en el sótano, la ató con cadenas y la violó. Luego la obligó a observarlo mientras tenía relaciones sexuales con su pareja. “Janice vio como Cameron me torturaba y luego tenían sexo frente a mí. Estaba convencido de que me iban a matar”, detalló la víctima.
Luego, su raptor construyó una suerte de féretro donde finalmente la depositó y la hacía permanecer 23 horas al día. Colleen estaba sola en la oscuridad y con poco espacio para moverse. Pasó hambre, se vio privada de agua y se vio obligada a soportar temperaturas de hasta 38 °C en verano, detalla Mirror.
Tras lavarle el cerebro, el atacante la convenció de que pertenecía a una organización que tenía la capacidad de asesinar a su familia si ella no hacía lo que Hooker le ordenaba. En este contexto, la chica no tuvo más alternativa que aceptar y pudo permanecer más tiempo fuera del cajón, aunque su vida estuvo reducida a la esclavitud.
A los tres años, Hooker de forma inesperada llevó a su víctima a ver a sus padres, pero la chica estaba tan asustada con las mentiras del criminal que no se animó a contar lo que ocurría a su familia. En esa ocasión, el secuestrador se presentó como un novio cariñoso y los progenitores de Colleen llegaron a tomar una foto de la ‘feliz pareja’.
Pero la situación cambiaría repentinamente cuando Hooker hizo su segunda esposa a Colleen: Janice, la chica que acompañaba al captor la noche que raptaron a la joven, le dijo que en realidad no existía ninguna organización que pudiera atacar a su familia y que ella también fue raptada a los 15 años por el mismo hombre.
También le contó que había sido torturada y atacada sexualmente desde el momento en que se conocieron, y él solo había accedido a detenerse si ella le permitía encontrar otra ‘esclava’.
Finalmente, Janice liberó a Colleen en una estación de autobuses. Era el año 1984.
Sin embargo Colleen no denunció a su captor, sino que lo siguió frecuentando. Fue Janice quien acudió a la policía y, a cambio de inmunidad, dio su testimonio del infierno que vivieron junto a Hooker.
Hooker fue a juicio y se lo declaró culpable. Recibió una sentencia de 104 años de cárcel, pero podría recibir la libertad condicional a partir de 2021 debido al Covid-19.