La sensación generada en base a los pronósticos de algunos especialistas, sobre la ola de inseguridad que se puede venir pos pandemia, ha desatado reacciones en la gente. Es que hay antecedentes que marcan que después de una gran crisis económica llega una escalada de violencia social y delitos, ante lo cual muchos se van “armando”: Por otra parte, las autoridades locales no aventuran ningún escenario y sólo analizan las cifras actuales, que son alentadoras con respecto a años anteriores.
El tema está instalado y un experto en armas y que dedicó toda su vida a ello, Aldo Chesi, aseguró que en este 2020 se ha triplicado la demanda para obtener este tipo de elementos, que por más que se paguen no son de entrega inmediata, y menos en el contexto de la cuarentena.
“El aumento ha sido exponencial, Estamos todo el día asesorando y vendiendo”, le dijo a Los Andes Chesi, dueño de la armería El Tirolés”. El experimentado comerciante no habla de inseguridad ni de cómo está el delito hoy, sino que simplemente transmite lo que les dicen sus clientes.
“La gente está esperando un estallido, cada uno llega con una historia diferente que ha vivido y nos pide que lo aconsejemos. Ninguno viene a pedir un arma porque quiere ir a cazar o ir a practicar al Tiro Federal”, aclaró.
En la misma sintonía se expresó su colega Walter Rizzo, propietario de la armería que lleva su apellido y que cuenta con mucha trayectoria. “Puedo coincidir en que el interés se ha triplicado en los últimos meses y, quizás, me quedo corto y fue más. Hubo un antes y un después del caso del jubilado de Buenos Aires que abatió a un ladrón”.
“Las personas tienen miedo, se quieren cubrir de la inseguridad y ven la necesidad de armarse”, agregó Rizzo.
Claro que el plan y la preparación para enfrentar a los delincuentes no se concreta de forma inmediata, por más de que se cuente con el dinero necesario. Cualquier residente mayor en este país puede comprar un arma de fuego para tenencia-la portación por la vía pública es delito-, pero antes debe someterse a una serie de controles (ver aparte) que, como en toda actividad, han tenido un impasse en el periodo del aislamiento social.
“En mi caso he visto un poco frenadas las ventas porque la ANMaC (Agencia Nacional de Materiales Controlados) está cerrada en Mendoza y no aprueban las entregas; por ahora esto sólo lo está haciendo la sede de Buenos Aires . De todas maneras hay muchas consultas por precios, características de las armas y cómo es el trámite para adquirir una”, explicó Alberto Martínez, de la armería Monforte de Maipú.
“La gente siempre viene preocupada por la inseguridad y consideran que comprando algo de esto van a estar un poco más tranquilos”, remarcó Martínez, quien también detalló que el rango etario más fuerte de compradores es de los 30 a 50 años y en un 90 por ciento son hombres.
Otra de las históricas armerías es Cascarano, ubicada en la Sexta Sección, desde donde indicaron que su trabajo también se ha incrementado en estos meses y que las personas que asisten al local transmiten el temor de lo que pueda suceder.
En Mendoza ya no quedan tantas tiendas dedicadas a las armas letales, luego de que varias decidieran cambiar los instrumentos que ofrecen y se volcaran hacia la práctica deportiva o la pesca. Una de ellas es Rizzo, cuyo dueño manifestó que de igual manera los requerimientos han crecido en su negocio.
“Algo que se pide mucho es la escopeta a gas, que disparaba balas de goma y es usada por muchos como medida de seguridad. Yo ya no traigo más armas de fuego, pero las llamadas son permanentemente y se pregunta por otras alternativas. Se nota que hay pánico y la creencia de que la situación va a empeorar”, puntualizó Walter.
“Está la sensación de que se vienen momentos difíciles, sino yo no hubiese vendido tres veces más de lo que vendí el año pasado”, apoyó Chesi.
Este temor a futuro se ve reflejado también en otras alternativas de protección que buscan los mendocinos, como publicó este medio hace algunas semanas con la creciente adquisición de rejas, cercos, alarmas y sistemas de cámaras de vigilancia.
Actualmente en el mercado para comprar un arma nueva hay que contar mínimamente con $20.000, mientras que las usadas se pueden conseguir por debajo de ese precio. El valor va variando según las características y hasta se pueden pagar 1.900 dólares por una pistola marca Glock.
Tranquilidad por el presente y sin adelantarse
Estos pronósticos agoreros de la población no son compartidos por la cúpula de la seguridad en Mendoza. Las autoridades no descartan un contexto complicado a futuro, aunque por ahora no se adelantan y destacan los avances de los últimos años.
“Soy cauteloso y me manejo con lo objetivo. Las estadísticas me indican que hay menos robos agravados, y menos lesiones y muertes en ocasiones de robos”, precisó Roberto Munives, el director de la Policía.
”Puedo entender lo que imagina la gente, pero eso hoy no es la realidad; yo no pronostico. Reconozco que hay entraderas y asaltos, pero menos que años anteriores”, remarcó el comisario general. Este tipo de delitos ha tenido este año un descenso de casi el 30 % con respecto al 2019, en tanto que los homicidios dolosos ya se acercan a una baja del 50 %, aseguran.
Dichos registros, lógicamente, se vieron beneficiados con la menor circulación de personas por la cuarentena. En lo que va de agosto hubo alrededor de 260 robos agravados, mientras que en el mismo mes del año pasado el número ascendía a 600.
Consultado sobre la decisión de armarse en la casa, Munives respondió: “Las armas no son peligrosas, pueden ser peligrosos quienes las usan. Tener una pistola o un revólver no da mayor seguridad, la tranquilidad se logra con menos delincuentes en la calle”. Con respecto a esto, destacó cómo en el último tiempo se han desarticulado bandas y que por día en la provincia se secuestran unas 7 armas ilegales.
Por su parte, el ministro de Seguridad Raúl Levrino dijo:”Seguimos profundizando las tareas preventivas, mejorando los recursos humanos y tecnológicos. En pandemia hemos mantenido el nivel de secuestro de armas”.
Cómo tener un arma registrada
Para comprar un arma de fuego el trámite puede durar apenas unos minutos contando con el dinero, aunque para poseerla hay que tener un poco más de paciencia, y más en el contexto del aislamiento.
En cualquiera de las armerías habilitadas se paga el modelo elegido, y el mismo queda guardado en los depósitos a la espera de la credencial habilitante. Para obtener este certificado la ANMaC solicitará comprobantes de los medios idóneos de vida (empleo u ocupación lícita) y un examen psicofísico otorgado por profesionales. Además, revisará que el interesado no tenga antecedentes penales de ningún tipo .
Todo este procedimiento tiene un costo de $8.900-no contemplado en el valor del arma- y el tiempo de espera puede ser de uno a dos meses. Pagando un canon extra de urgencia de 1.500 pesos el proceso puede acelerarse y concluir en 10 días.
Estos plazos son en condiciones normales, ya que en tiempo de cuarentena y con menor atención al público, el trámite ha llegado a extenderse por cinco meses. Completados todos los papales, se otorga el carnet para retirar el arma del negocio y cada cinco años se renueva el permiso.