Tal como se esperaba, la investigación por el crimen de Maipú ocurrido en la madrugada del domingo, dejó dos panoramas muy diferentes para los sospechosos: uno fue imputado y pasó a la cárcel, mientras que el otro quedó en libertad.
Ramón Albornoz (30) optó por no declarar mientras recibía la acusación formal por el asesinato de Jonathan Lucero (27), perpetrado alrededor de las 4 en una propiedad ubicada en el callejón Molina al 200. Exceso de alcohol, una discusión y la pelea entre cuatro personas, terminaron con uno de ellos muerto, otro lesionado y dos detenidos.
En este contexto, el paso de las horas fue aclarando el panorama y dejó a Albornoz marcado como quien empuñó un cuchillo para matar de seis puñaladas a la víctima. El joven recibió puntazos en la cabeza, en el abdomen y en un brazo, que le ocasionaron la muerte en el acto.
Su hermano, de 21 años, también resultó con algunas heridas de menor consideración por golpes y requirió asistencia médica en el lugar.
En la escena la Policía aprehendió al presunto autor y a otro muchacho, identificado como Luciano Reyes (27). Los dos estaban señalados como los agresores de los hermanos Lucero, aunque el resultado de las pruebas y las declaraciones comprometieron a uno y desligaron al restante.
Albornoz fue imputado por homicidio simple-8 a 25 años de condena en un futuro juicio-y lo trasladaron al penal. En tanto que al otro hombre le otorgaron la libertad y sólo le tomarán testimonial, ya que hasta el momento no hay elementos que lo pongan como coautor o como un partícipe secundario.
En el principio de la investigación se especuló con la posibilidad de que Reyes aporte una declaración informativa-instancia intermedia entre ser imputado y testigo-, sin embargo, todo indica que no tuvo intervención en el crimen, aunque si un cruce con el hermano del fallecido.
Respecto al móvil del hecho de sangre, surge que era una juntada tranquila entre conocidos, con bebidas alcohólicas y música. En un momento algo ocurrió entre el imputado y Lucero y se produjo el ataque. Eran más de cuatro las personas en la vivienda donde se hizo la reunión, y los demás presentes dieron una versión concordante sobre el episodio. Ninguno aportó algún problema previo entre la víctima y el presunto victimario, por lo que el conflicto se suscitó allí y se habría potenciado por el estado de ebriedad de varios.
La Policía en la escena secuestró un cuchillo con sangre, que será peritado como prueba clave para saber si en ese elemento hay huellas del detenido.
El caso lo investiga la fiscal de Homicidios Andrea Lazo y se encamina a un rápido esclarecimiento de no mediar modificaciones. Albornoz no contaba con antecedentes, en tanto que el joven asesinado tenía una causa por robo del 2015.