Cecilia Strzyzowski, la joven asesinada en Resistencia, Chaco, le envió una serie de mensajes de WhatsApp a un allegado para contarle que su pareja y uno de los tres acusados de matarla, César Sena, era “violento” y le tenía “miedo”. Este indicio, junto a las búsquedas en Internet que el propio imputado realizó días posteriores para consultar “qué pasa con el alma del ser querido que muere de forma violenta”, llevaron a los investigadores a componer el perfil criminal del menor integrante del clan familiar.
Esas evidencias fueron plasmadas en la resolución mediante la cual los integrantes del Equipo Fiscal Especial de Resistencia dictaron ayer las prisiones preventivas de César César Sena (19); su padre, Emerenciano Sena (59), y su madre, Marcela Acuña (51) por “homicidio agravado”, y de los colaboradores de ese clan, el chofer José Gustavo Obregón (42), su mujer Fabiana González (36), el casero Gustavo Melgarejo (29), y su pareja Griselda Reinoso (42), por “encubrimiento agravado”.
Cabe mencionar que los fiscales dieron especial relevancia a una declaración aportada el 8 de junio por un testigo de identidad reservada. Esta persona aportó capturas de pantalla de conversaciones que vía WhatsApp había mantenido con Cecilia días antes de su desaparición y en las que ella se refería a su esposo como alguien “violento”.
Según citó Télam, en una de las transcripciones Cecilia manifestó: “Estábamos disputando por una pavada y me dijo cerrá el orto y yo me quise bajar de la camioneta me metió de nuevo a fuerza, pero es la primera vez que es violento conmigo y me dio miedo”.
En ese chat, la joven de 28 años agregó: “No había nadie cerca (...) por eso me dio miedo también, no había nadie quien pudiera ayudarme o hacer algo (...) Y ahora tengo miedo de eso, si ya cruzó la línea qué dice que no lo vuelva a hacer y esta vez me lastime más me hizo una guillotina y, como tiene mucha fuerza, me lastimó. Dios, me da mucha vergüenza hablar de esto”.
Además, en otra conversación aportada por el mismo testigo a los investigadores, la víctima de femicidio reveló que César Sena también era viento con su madre y que debido a sus problemas psiquiátricos estaba medicado.
Al respecto, Cecilia había comentado: “No sé, se peleó con la madre y parece que le levantó la mano, no sé, no me contesta y no sé quién le pegó a quién o qué pasó. Sabés que no perdono la violencia, si él le pegó a su mamá no se lo voy a perdonar, porque si le pega a la vieja, qué me espera a mí, me va a cagar a trompadas”.
En ese intercambio de mensajes, la joven agregó que “era de esperar que reaccione así”, en referencia a que César “no está tomando sus pastillas”. El testigo aseguró a los fiscales que Cecilia le había contado que su pareja “se medicaba por los ataques de ira que sufría” e “iba a un terapeuta”.
Cecilia también le manifestó al testigo en una conversación que mantuvieron en octubre del año pasado, que su suegra Acuña la odiaba y que debía divorciarse de César “por una cuestión de dinero”. “Pués mi suegra me odia, César no sabe qué hacer y yo me estoy cansando de estar en el medio”, comentó la víctima sobre la situación familiar que atravesaba tras su casamiento.
Aun así, el testigo reservado agregó sobre Cecilia: “Me dijo que se tenían que divorciar por una cuestión de la herencia de César”, tras lo cual recordó que recibió un mensaje escrito en el que ella le puso “no me importa la plata, es más, no le perdono que vendiera nuestro divorcio, le puso precio a nuestro amor”.
En otro chat introducido en la causa a la que pudo acceder Télam, las pesquisas advirtieron el contexto de dependencia emocional y económica en el que se hallaba la joven. Sobre esto, Cecilia había escrito: “No me di cuenta de que dependo tanto de él hasta hoy, si él se va me quedo sin nada, todo, hasta mi trabajo depende de él, no solo mi vida emocional, el amor que le tengo, los sueños que teníamos juntos”.