Hace algunos meses Carlos Eduardo Robledo Puch, el mayor asesino múltiple de la historia criminal argentina, pidió por segunda vez en forma escrita su libertad tras 51 años en prisión, pero La Cámara de Apelaciones de San Isidro la rechazó firmado por el juez Oscar Roberto Quintana.
El defensa de “El Ángel” pedía que sea incorporado a un “régimen de libertad o sea beneficiado con prisión domiciliaria”.
El juez argumentó que “las emociones del interno tienden a ser inconsistentes en términos de cuanto influyen en el pensamiento o en los procesos de toma de decisión o solución de problemas. La incoherencia en el manejo de las emociones da lugar a que en ocasiones se vea confundido por ellas y pueda manifestarlas en forma errática”.
“El pensamiento está marcado por más errores de juicio o deslices cognitivos de lo esperado. Pensamientos arbitrarios que no llegan a constituir un delirio. La adherencia excesiva a lo convencional le sirve como defensa frente a elementos de distorsión psicótica”, aseguró Quintana en el escrito de 36 páginas.
En ese sentido, añadió que Robledo Puch tiene “elucubraciones de tinte paranoide” y que desconfía de las personas que podrían acogerlo.
En febrero, su abogado Jorge Alfonso le había confirmado a la agencia de noticias Télam que una familia estaría dispuesta a recibir al asesino múltiple, condenado en 1982 a la pena de “reclusión perpetua por tiempo indeterminado” por once homicidios cometidos entre 1971 y 1972.
Sin embargo, el letrado no descartó la eventualidad de que en algún momento futuro, Robledo Puch pueda acceder a la libertad condicional, siempre y cuando se cumplan los requisitos correspondientes. En este sentido, solicitó a la Dirección de Tercera Edad de la Provincia de Buenos Aires que “informe cuáles instituciones de salud o dispositivos de tercera edad se adecuarían a las necesidades del interno en función”.
En cuanto al estado de salud del detenido, Alfonso contó que “está muy deteriorado físicamente” como consecuencia de la gran cantidad de años que pasó en prisión.