Hoy se conoció un fallo judicial que condenó a un psicólogo y youtuber que casi mata a su mujer durante una sesión de “bondage” que realizaron en febrero pasado en su departamento del centro de la Ciudad.
Ariel Ignacio Moya Ravinow (42) le produjo graves lesiones a su pareja durante esta práctica que se puede ver -al pacato estilo hollywoodiense- en la edulcora saga erótica “Cincuenta sombras de Grey”. Algunos especialistas (en sexo y cine erótico) recomiendan el cine japonés: cintas como Flower and Snake o Wife to be Sacrified del director Masaru Konuma abordan el asunto con lirismo y en detalle.
Esta práctica le provocó a la mujer del psicólogo dos surcos de ahorcadura compatibles con una compresión sostenida con un elemento constrictor lo que le produjo un colapso pulmonar que puso en riesgo la vida. Por eso fue condenado a 3 años de cárcel.
Analizando el caso, de más está decir lo peligroso que puede resultar este tipo de “sexo duro” si no se tiene cuidado y experiencia.
El bondage es una práctica sexual en la cual se utilizan ataduras, pero cuyo objetivo específico no es generar dolor en la otra persona. Se trata de dominación de un sujeto (más activo) sobre otro que desea ser dominado (más pasivo) como parte de una fantasía.
Entonces, el bondage que consiste en atar a la otra persona total o parcialmente con cuerdas, esposas, lazos, corbatas, medias de seda, o cualquier otro elemento. Pero el fin de estas ataduras no son producir dolor, ya que no es considerada una modalidad sexual sadomasoquista.
También se incluyen en el bondage los “privadores sensitivos”, como vendas en los ojos, o las mordazas. Y pueden intervenir otros complementos escénicos, como máscaras, plugs, columpios, fustas, plumas, pieles y otros “juguetes” a elección de los actores.
Para algunos se trata de una práctica estético-erótica; para otros, una modalidad sexual convencional o alternativa; en tanto hay quienes la toman como una filosofía basada en la cesión de la responsabilidad de su cuerpo a otro.
Para algunos “seguidores”, el componente principal de la práctica es la sensualidad implícita en el uso de los elementos, sumado al mero hecho de participar de un “juego de seducción” en donde uno domina y el otro es dominado.
Se trataría de excitarse logrando una liberación mental al ceder la responsabilidad al otro y sentirse vulnerable. En el juego, la persona inmovilizada confía a otra, u otras, la capacidad de acción sobre su cuerpo sin más opción que la liberación de la mente y sus preocupaciones. Esta sensación de tranquilidad provocada por la inhibición del control, sumada al deseo provocado por la dominación, permite a la persona inmovilizada dejarse llevar, pudiendo ejercer así el abandono erótico de su cuerpo.
La segregación de hormonas como la adrenalina, generada por la sensación de peligro simbólico, o de la oxitocina, provocan las sensaciones de excitación, tranquilidad y el placer.
Los peligros del bondage
La forma más peligrosa de esta práctica sexual es el autobondage que puede resultar mortal ya que nadie controla la situación.
Lo más peligroso es poner ataduras en el cuello ya que puede llevar a la muerte.
Es fundamental que se trata de una práctica consentida y teniendo información seria que incluya formas de practicarlo sin riesgos.
Se recomienda hacerlo con parejas estables y nunca durante el sexo ocasional. La confianza es el factor clave de esta práctica sexual.
No hay que poner en práctica posiciones o ataduras frecuentes en páginas porno, ya que están bastante alejados de la realidad.