El confinamiento durante los tiempos más duros de la pandemia trajo consecuencias de todo tipo. Una de ellas fue la proliferación de cultivos de marihuana en Mendoza. Surgieron durante la cuarentena por la necesidad de abastecerse para consumo personal y ante la falta de deliveries. Pero se afianzaron cuando los cannabicultores vieron que era muy rentable vender los cogollos o “flores”, con los cuales obtienen ganancias de unos 200.000 pesos por planta. Y en los últimos meses se ha visto que incluso venden la “picadura” de la droga, lo que configura un cambio en el negocio.
La proliferación de viveros de marihuana cambió el mercado. El negocio es el secado y el fraccionamiento de lo obtenido de las plantas. “Por un lado está lo que pueden sacar de las flores o los cogollos, con los que venden los frascos y, por otro lado, lo que puedan vender como ‘picadura’: muelen las hojas y el resto de la planta. Ahora se está viendo que están armando los porros directamente con la picadura de las hojas secas de la planta”, describe el comisario inspector Marcelo Rivera, a cargo de la Jefatura de Lucha contra el Narcotráfico de Mendoza.
Esta última modalidad muestra que se ha modificado la estructura narco, en parte. “Antes armaban con el desmenuzado, el desarmado de los ladrillos. Ahora lo que hacen es armar los cigarrillos con la marihuana molida pero obtenida de forma casera. Esto les abarata costos. Porque antes, para conseguir marihuana, tenían que vincularse a una organización o alguien que les trajera un cuarto de ladrillo, ‘un 25′ que le llamaban, que era un cuadradito de 25 gramos. Hoy prácticamente es muy poco lo que se ve compactado. En la mayoría de los ‘quioscos’ encontramos mucho fraccionado en forma casera, obtenida del mismo cultivo”, resume el jefe policial.
El boom inició con la cuarentena
“Sí, hay más gente que cultiva y más después de la pandemia. Lo que marcó una tendencia al autocultivo fue la cuarentena”, sentencia Rivera. Y suma: “El encierro, el no poder salir a buscar, más allá de que algunos se manejaron con delivery. Otros empezaron el autocultivo como una forma de abastecerse. Y después de que les dio resultados la planta vieron que no se podía salir a trabajar, no había forma de obtener dinero, y así como proliferaron todas las ventas por Facebook, empezamos a ver la ventas de frascos de flores por ahí. Los cannabicultores empezaron a ver que era redituable vender un frasco con cogollos en 15.000 o 20.000 pesos”.
“Me pidió flores. Le un frasco en vez de un ramo”, canta en uno de sus hits Duki, una de las voces fuertes de la música urbana. Su audiencia festeja la picardía con complicidad. Es que el movimiento de legalización de la marihuana gana adeptos y se da una naturalización del consumo, cada vez más temprana. “Hay un movimiento social buscando la aceptación”, define Rivera.
Los frascos a los que hace mención el trapero son comúnmente los de 250 gramos en los que se envasan las mermeladas que pueden comprarse en cualquier supermercado o despensa. El valor de un frasco de ese peso con “flores” es de entre 15.000 y 20.000, dependiendo de la calidad del producto.
Se calcula que a una planta grande cultivada en tierra se le pueden sacar unos dos kilos y medio en cogollos, que es donde la planta tiene la más alta concentración de THC (Tetrahidrocannabinol), lo que genera unos ocho o 10 frascos. De allí que se calcula que pueden obtenerse unos 200.000 pesos por planta. A esa ganancia puede sumarse la de la venta de porros con picadura de las hojas y del resto de la planta, aunque de poca calidad.
En promedio, la Policía Contra el Narcotráfico desbarata unos tres cultivos ilegales de marihuana por semana. Sólo en lo que va del año se han incautado 2,8 toneladas en plantas. En el mismo período, iniciando el conteo el 1 de enero pasado, se han realizado 29 allanamientos en viveros, 87 por tráfico y comercio, y 99 vendedores han sido arrestados. “Nuestra política de seguridad, a través del ministerio, se involucra con recursos y operativos en la lucha contra el narcotráfico, el narcomenudeo y desarticulando quioscos y bandas organizadas”, apunta el ministro de Seguridad, Raúl Levrino.
Existen determinadas zonas de la provincia que, por sus características climáticas, favorecen el crecimiento de las plantas de Cannabis. Así, en áreas húmedas como El Bermejo o Los Corralitos, en Guaymallén, los ejemplares son frondosos y de gran tamaño. Además, al tratarse de zonas semi rurales, a quienes cultivan la hierba les resulta más fácil ocultarla entre otros cultivos, cañaverales o media-sombras.
En zonas más secas, como algunos distritos de Las Heras o Lavalle, el crecimiento de la planta se dificulta aunque de todas maneras se da, con menor vigor y con mayores cuidados.
Para Rivera la proliferación en estos últimos años de estas plantaciones “se debe a un cambio climático que hemos tenido en la zona”.
Oferta, demanda e inflación
Como todo mercado, el de la droga también se rige por sus propias reglas. Por eso cuando se da un golpe importante a los narcos de algún sector y la cantidad de droga disponible disminuye, se vuelve más preciada. Por lo tanto, aumenta su valor.
Esta guerra es contra el narcotráfico, no contra la inflación. De igual manera, los precios se han mantenido estables. Aunque lo que han notado los sabuesos antidrogas de la Policía local es que han disminuido el tamaño de las dosis para mantener el precio, como ocurre con productos como golosinas. “Para mantener el precio lo que hacen es bajar la cantidad en la dosis, tanto de cocaína como de marihuana”, confirma Rivera en base a las incautaciones que observa a diario.
Cultivos puertas adentro
La llegada de los primeros fríos también modifica las condiciones de cultivo y, por ende, el mercado de la marihuana. “Ahora que se va el calor va a cambiar la modalidad de cultivo al indoor (interno). Porque si empieza a helar, lo que está en la intemperie se quema”, anuncia el jefe de los policías antidroga. Y detalla: “Si bien es un poco más difícil cuidarlas en un cultivo indoor, hay algunos que sacrifican alguna habitación de su casa para tener su propio cultivo en una despensa o piecita del fondo”.
Lograr el cultivo indoor requiere de otra infraestructura y elementos para proporcionarles a las plantas un ambiente artificial que les permita crecer. Pero para todo hay insumos. Así como hay “cocineros” de cocaína, “hay cannabicultores que son más especializados que otros. Esos aconsejan y asesoran a otros”, observa el comisario inspector.
Y agrega: “A veces llegas a un lugar y ves una plantas frondosas y altas y ves otros lugares donde las tienen descuidadas y son puro tallo. En algunas secuestras todos los productos habidos y por haber, como enraizantes, plagicidas, potenciadores, y en otros lados no. También pasa por una cuestión de poder adquisitivo de quien cultiva”.
“Hay semillas de todos lados. Algunas las importan de afuera inclusive. Cuatro semillas de afuera salen 6.000 pesos y son similares a un grano de pimienta. Aseguran el crecimiento de la planta en la venta pero dependen del cuidado que tenga. ‘Con alto poder germinativo’, dicen cuando las venden. Vienen en sobres especiales y con todo el marketing”, describe.
“La calidad depende mucho del cultivador, de los productos que le incorpore, de la especie. Hoy hay muchas personas que enseñan cómo cultivar, cómo hacer que la planta produzca más cantidad de THC, hay negocios que proveen todos los insumos. No pueden vender plantas ni semillas pero sí los sustratos, los abonos, todo lo necesario para el cultivo. Y hay productos para causar distintos efectos en las plantas: enraizantes, potenciadores. Además proveen elementos para armar un buen microclima en un lugar cerrado, controlando la temperatura con relojería, con termómetros y ventiladores”, concluye Rivera sobre el proceder de sus rivales en esta batalla.
La llegada del frío y la complejidad para cultivar puertas adentro hacen prever que el precio del producto se eleve en los próximos meses.
Al margen de la ley
Para cultivar Cannabis para uso medicinal hace falta estar inscripto en el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) y tener prescripción médica. Sin embargo hay quienes cultivan más de las nueve plantas permitidas y vende el excedente.
“Nos hemos encontrado con que muchos de los que están inscriptos en el Reprocann están queriendo legalizar una actividad porque pueden tener hasta nueve plantas, pero tienen 20 o 30. Tratan de blanquear una situación, pero están en infracción a la ley. En algunos casos están inscriptos pero a la vez están comercializando”, advierte Marcelo Rivera.