En una mejor situación procesal han quedado dos jóvenes hermanos, acusados por el brutal crimen de un hombre en Las Heras, ocurrido en julio pasado. Los involucrados dejarán la cárcel tras haber accedido a la prisión domiciliaria.
Ellos son Maximiliano (18) y Fernando (20) Grangetto Álvarez, detenidos desde el día del asesinato de su vecino Darío Roberto Cáceres (49), el 14 de julio en el barrio San Francisco.
La víctima fue ultimada de cinco balazos en la puerta de la casa de esta familia, luego de una seguidilla de hechos violentos entre estos protagonistas en jornadas anteriores.
La declaración como testigo presencial de la esposa del fallecido, puso en la mira de los investigadores a los Grangetto; incluso hasta en las primeras horas de la causa se sindicó como autor material a un tercer hermano, de 15 años e inimputable por su edad.
Los tres fueron rápidamente aprehendidos por la Policía-el menor quedó desvinculado-, aunque luego la hipótesis se inclinaría hacia el cuñado de estos jóvenes como quien efectuó los disparos. El sospechoso fue identificado como Kevin Torres (22), arrestado e imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
La misma calificación recayó sobre los hermanos, pero en calidad de instigadores. Esto porque la pareja de Cáceres sostuvo que ambos le decían al otro muchacho, “matalo, matalo”.
Un mes después del hecho los tres recibieron la prisión preventiva solicitada por el fiscal Carlos Torres, apelada por la abogada de los Grangetto, Gabriela Massad.
Este punto se trató ayer en una audiencia en la que la letrada defensora pidió la libertad de sus clientes, al considerar que no tienen responsabilidad en el crimen. La fiscalía sostuvo su postura y el juez Luis Correa Llano fijó una posición intermedia. El magistrado entendió que los sospechosos tendrían una participación secundaria y les otorgó la domiciliaria, con rondines policiales de custodia.
De esta manera y con la nueva imputación, los hermanos arriesgarían en un juicio una pena que va desde los 3 años y medio hasta los 10 años, a cambio de la acusación anterior, con condenas de 10 a 33 años.
Asalto, una bomba molotov y el crimen
La muerte de Cáceres-quien tenía antecedentes- fue la consecuencia de varios roces que hubo en esa barriada lasherina días antes. Desde el lado de los imputados aseguran que, primero, el 10 de julio un hijo de la víctima quiso asaltar a la madre de los Grangetto. El más chico de sus hijos lo evitó y terminó en un cruce a golpes en el que intentaron apuñalarlo.
Dos días después, siempre siguiendo la versión de los detenidos, los Cáceres tiraron una bomba molotov y un disparo contra la casa de la familia.
Finalmente, el 14 de julio estos conflictos terminaron de la peor manera. Los allegados al fallecido dicen que él, su esposa y un nene fueron a comprar a una verdulería y que los sospechosos lo abordaron y le dispararon. En contrapunto, del otro lado sostienen que Cáceres llegó a la vivienda para seguir con los problemas.
Hubo una discusión de la viuda con la hermana de los Grangetto, lo que motivó a que saliera el novio de esta chica y sacara el arma para cometer el asesinato.
La defensa asegura que los acusados salieron después de las detonaciones, mientras que el menor estaba en la esquina.
El caso sorprendió al barrio, ya que los hermanos están muy bien considerados por todos. Maximiliano fue abanderado en la escuela secundaria y estudia periodismo deportivo, mientras que Fernando trabaja en un corralón.