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hace 2 horas
Esta semana, en la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil (ex Cose) se encendieron las alarmas por casos de Covid-19 que afectaron a algunos internos y trabajadores del establecimiento ubicado en calle Montes de Oca y Río Juramento de Godoy Cruz. Cómo viven el coronavirus las personas alojadas allí, en qué situación está hoy la delincuencia juvenil y las consecuencias que se podrían venir pos pandemia en este sector de la población.
“Se está viendo un crecimiento en los robos, hurtos y este tipo de hechos. Se espera una recesión económica, una crisis en ese sentido y los menores también quedan involucrados. Hay que estar atentos a esta situación y prever medidas”, le dijo a Los Andes Arturo Piracés, histórico director del centro de alojamiento.
Actualmente en el lugar hay 41 jóvenes “internados”, de entre 16 y 22 años, judicializados por delitos graves como crímenes, intentos de homicidios, abusos sexuales y robos con uso de armas. Veinte de ellos ya cumplen condenas, mientras que el resto se encuentran imputados en el proceso de instrucción de sus causas. Son todos varones y el pabellón de mujeres está en este momento sin residentes tras una domiciliaria que otorgaron en los últimos días.
“Estamos bastante bien en el número; yo recuerdo que en la crisis de 1989, llegamos a tener 300 personas. El promedio es de 150 y hoy nos mantenemos por debajo, aunque sabemos que en un futuro puede aumentar”, explicó el experimentado psicólogo de 72 años, que en 1985 ingresó al ex Cose y sólo en algunos periodos no ejerció la conducción.
-¿La ola de inseguridad que algunos pronostican también involucrará a menores?
-Posiblemente... Para eso estamos mirando a futuro y preparándonos. Queremos que los chicos que están en nuestros programas estudien, hagan diferentes talleres y no se metan en otras cosas como puede ser el delito y las adicciones.
Bajo custodia de la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil están también otros 420 menores de edad con libertad asistida por estar procesados por delitos leves, y que se alojan en pequeñas residencias (casas del Estado) o directamente viven con sus familias y son monitoreados por las autoridades.
“Desde hace dos meses nos cedieron el edificio donde antes funcionó la Colonia 20 de junio y luego la Casa Cuna. Ahí queremos aplicar el programa CAIPA (Centro de Abordaje Integral de Problemáticas Adolescentes) para que asistan a la escuela de día y realicen actividades de contención; por supuesto, cuando cesen los contagios y se pueda ir volviendo a la normalidad”, agregó Piracés.
-¿Y cómo viven los internos la pandemia?
-Sufren bastante el tema de no tener visitas, que para ellos son muy importantes. Para eso les administramos los teléfonos con los que se comunican y buscamos tenerlos bien para que no se tornen violentos, que a veces pasa. Ponemos muchos énfasis en que hagan actividad física, el trabajo de los profesores es fundamental.
-¿Encuentra diferencias entre la delincuencia juvenil de hoy y la de otras épocas?
-Ahora veo que insertan mucho a los menores en las agrupaciones criminales. Las mafias reclutan a los inimputables para delinquir y cubrirse por ese lado. Los hacen iniciar muy pronto la carrera delictiva.
“La inimputabilidad sigue siendo un debate para dar y analizar profundamente. Me parece bueno el sistema de Chile, donde a los 14 años se los puede imputar y ya van a granjas de atención; después, a los 16 van a otro centro de control más estricto. Creo que hay que tomar medidas en edades más tempranas para prevenir”, apuntó el funcionario.
“Hoy los chicos tienen más acceso a las armas y se ha naturalizado la droga en la sociedad. Hay barrios marginales donde la única manera de ganar plata es entrando en este negocio, y esto ellos lo van viendo desde pequeños”, cerró Piracés.
