El estado de salud del policía baleado el fin de semana pasado en Maipú no ha presentado mejorías y continua internado con pronóstico “grave, reservado”, según informaron este mediodía desde el Ministerio de Seguridad.
Roberto Mamaní (20) recibió dos impactos de bala el sábado por la mañana cuando se dirigía a trabajar. El caso continúa siendo confuso para los investigadores ya que las circunstancias y el móvil del ataque no están claras: no le robaron nada –ni el arma ni el dinero- y creen que el herido estaba acompañado porque el asiento de su auto correspondiente al acompañante estaba reclinado.
Cerca de las 7.30 del sábado el auxiliar R Mamaní llamó al 911 y pidió ayuda ya que había sido atacado a balazos en el cruce de la ruta 7 y la 50 de Maipú, cerca de su casa y también de la su ex pareja. Según alcanzó a decir se dirigía al turno de guardia en la subcomisaría Sánchez de Las Heras cuando le dispararon.
Un móvil policial llegó al lugar y sus compañeros trasladaron al efectivo de 29 años al hospital Central. Presentaba una herida de arma de fuego en el pecho y en una de las piernas, pese a tener el chaleco antibalas colocado. Fuentes de la Fuerza detallaron que no le faltaba ni la billetera ni el teléfono ni el arma reglamentaria.
Los médicos determinaron que Mamaní había sufrido una herida en el muslo izquierdo y otra en la parte intercostal izquierda, por lo que fue enviado a quirófano estando consciente. “Lo único que alcanzó a manifestar del hecho es que los autores serían dos sujetos en una moto”, confiaron las fuentes.
Peritos que inspeccionaron la escena del ataque constataron que el rodado estaba bien estacionado. En el exterior hallaron dos vainas servidas, las llaves del vehículo y manchas hemáticas en la parte externa del auto. Ahora investigan si el joven policía estaba con otra persona ya que el asiento del acompañante estaba reclinado y a él no le faltaba nada.