Pidieron la indagatoria de cuatro sacerdotes del Opus Dei acusados de trata de personas

Las víctimas serían al menos 44 mujeres que habrían sido reclutadas, en su mayoría, cuando eran niñas y adolescentes. Los hechos van desde 1972 hasta 2015 e incluyen reducción a la servidumbre.

Pidieron la indagatoria de cuatro sacerdotes del Opus Dei acusados de trata de personas
Pidieron la indagatoria de cuatro sacerdotes acusados de trata de personas y reducción a la servidumbre

Cuatro sacerdotes del Opus Dei serán indagados en el corto plazo, a pedido de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°3, acusados de trata de personas y de reducción a la servidumbre.

La medida fue solicitada por el fiscal Eduardo Taiano, por los presuntos delitos que se les imputan a los religiosos en perjuicio de 44 mujeres -la mayoría de ellas niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad al momento de su ingreso a la institución, entre 1972 y 2015.

El pedido del Ministerio Público Fiscal (MPF) fue presentado ante el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°3, Daniel Rafecas.

Los imputados son cuatro sacerdotes, tres de los cuales ocuparon el cargo de “Vicarios Regionales” y otro el de “Secretario Regional a cargo de la Sección Mujeres”, dentro de la estructura jerárquica de la organización católica.

Según la investigación, el proceso comenzaba con la selección de niñas y adolescentes de bajos recursos, usualmente provenientes de zonas rurales alejadas de los centros de actividades de la organización, quienes eran dirigidas allí bajo la promesa de recibir formación y mejorar sus perspectivas laborales.

Una vez ingresadas como se las sometía a un régimen de “formación espiritual, profesional y laboral”, y si mostraban vocación para ser “numerarias auxiliares”- categoría compuesta exclusivamente por mujeres- eran destinadas de por vida a realizar tareas domésticas en los centros del Opus Dei, tanto en el país como en el extranjero, especialmente para personas adineradas y principalmente hombres.

Una vez allí, debían realizar extensas jornadas laborales sin ningún tipo de retribución, sin poder salir del lugar donde se consumaba la explotación, sometidas a distintos tipos de violencia. En algunos casos, incluso recibían una remuneración que debían devolver a aquellos a cargo de los lugares donde residían.

Luego de haber sido captadas, las víctimas vivían en un estado de aislamiento total, sin acceso a medios de información como radio, televisión o diarios, y sin posibilidad de ver el exterior.

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