Avanza la investigación del abuso sexual al que fue sometida una niña de 13 años de una zona rural de San Martín que está embarazada y por lo cual está detenido un vecino. La Fiscalía de Delitos Sexuales de la Tercera Circunscripción Judicial ha solicitado la prisión preventiva para el acusado, un hombre de 29 años que permanece detenido, acusado de “abuso sexual con acceso carnal en reiteradas oportunidades”, según explicó un fuente judicial que trabaja el caso.
Desde la fiscalía esperan ahora que se fije una fecha para la audiencia de prisión preventiva, que se realizará en los próximos días, en la que se solicitará que el sujeto siga en la cárcel hasta que se realice el correspondiente juicio oral.
Por otra parte, ya se les tomó declaración a los padres de la menor, quienes explicaron que no conocían la situación por la que atravesó.
Un elemento de vital importancia para la causa será la declaración de la niña que, por ser menor, será realizada por especialistas en cámara Gesell. Por lo pronto, la víctima se encuentra bajo la guarda de los Equipos Técnicos Interdisciplinarios (ETI), cursando la semana 20 de embarazo, aproximadamente.
El caso se conoció en el ámbito escolar de la niña, el 11 de noviembre pasado, cuando concurrió a clases (cursa séptimo grado) y le dijo a la maestra que no podía realizar educación física porque estaba embarazada. Rápidamente, las autoridades de la Dirección General de Escuelas activaron el protocolo correspondiente danto intervención al ETI y se trasladó a la niña al hospital Perrupato, de San Martín, donde los médicos confirmaron el embarazo tras la pruebas de rigor.
Paralelamente, se informó a la Fiscalía de Delitos Sexuales y, los investigadores las primeras averiguaciones, y el jueves 14 de noviembre detuvo al sospechoso, un hombre de 29 años, vecino de la niña y, además, padre de una compañera de la menor abusada.
Se comunicaban por teléfono
El sujeto fue detenido por personal policial en la zona donde reside y llevado a la fiscalía que dirige el fiscal Oscar Sívori. Se ordenó una fuerte imputación: “abuso sexual con acceso carnal agravado y en reiteradas oportunidades”.
Los investigadores determinaron que los abusos se repitieron en el tiempo y sospecharon inicialmente que podrían haber sido conocidos en el ámbito donde la niña vive, en una finca del Este. Lo cierto es que luego sus padres indicaron que nada sabían el asunto.
Según pudo conocerse, el presunto agresor sexual tenía un vínculo telefónico con la niña y un contacto cotidiano: compartían el mismo ámbito ya que son vecinos, viven en la misma finca y, además la niña es compañera de la hija del hombre. Valiéndose de esa cercanía, el agresor habría abusado repetidamente de la pequeña cuando los padres se ausentaban por cuestiones laborales.
