A prisión perpetua fue condenado hoy Miguel Ávila (37) por homicidio de Naiara Ortiz, la beba de 1 año y 9 meses de Rivadavia que fue asesinada a golpes por en Rivadavia, en junio de 2020. Ahora María Isabel Ortiz (29) enfrenta un juicio por jurado.
Esta mañana Ávila se declaró culpable del crimen durante un inesperado juicio abreviado, previo a que se realizara en el Este provincial un debate en la modalidad de juicio por jurado que ahora continua adelante y que ahora solo tiene como imputada a María Isabel Ortiz, madre de la víctima.
Ávila fue condenado por el delito de homicidio agravado por alevosía –la misma imputación que enfrenta su pareja aunque también suma el agravante de vínculo- tras un acuerdo entre la fiscal Valeria Bottini y su superior, el jefe de la Fiscalía de Rivadavia-Santa Rosa, Mariano Carabajal y el defensor oficial que asesoró al condenado. El acuerdo fue homologado por la jueza técnica María Victoria Franano, del Tribunal Penal Colegiado Nº 1 de la Zona Este.
La niña recibió un duro castigo
En la tarde del sábado 20 de junio de por la tarde Isabel Ortiz llevó a su hijita Naiara a la guardia del hospital Saporiti, diciendo que presentaba una deshidratación. Pero los médicos, al ver que el cuadro que presentaba la menor revestía gravedad, decidieron trasladarla al hospital Perrupato de San Martín. Allí los pediatras que la trataron poco pudieron hacer por Naiara, quien falleció el domingo a las 16.
Los especialistas sospecharon que la niña no estaba deshidratada sino que había recibido un duro castigo antes de morir, lo que se convirtió en el puntapié inicial de la investigación.
Las sospechas de los médicos quedaron a la vista cuando el Cuerpo Médico Forense realizó la autopsia: el cuerpo presentaba una fractura de cráneo, tres costillas rotas y lesiones en el hígado y en los riñones.
Durante la investigación la madre de la pequeña declaró ante los fiscales afirmando que que la nena se había caído dos veces. Ortiz detalló que la primera caída fue en la finca donde vivía el novio, en el distrito Los Campamentos, donde la pareja y la niña estuvieron entre el 13 y el 20 de junio, según contaron dos testigos.
Según la acusada, la bebé cayó el miércoles 17 por la tarde a una pileta sin agua que tiene una profundidad de 30 o 40 centímetros. Aseguró que la caída fue de espaldas, mientras jugaba sola.
La segunda caída se produjo en la finca del distrito La Colonia, donde ella vivía con su hija y su padre. En este caso, la caída fue sobre unos palos de una viña y, como la primera, de espaldas.
Pero cuando llevó a su hija al hospital Saporiti nunca habló de las caídas sino de vómitos y deshidratación. El Cuerpo Médico Forense determinó que la causa de la muerte fue un shock hipovolémico producido por las graves lesiones internas. Los traumatismos se habrían producido con un “objeto contundente” y tal vez también con golpes de puño. La menor recibió un golpe en la cabeza y, además resultó con tres costillas quebradas y desgarros importantes en el hígado, los riñones y los intestinos.
En ningún caso, salvo el golpe en el cráneo, las pruebas científicas coincidieron con la versión de la madre.
La cronología de los hechos tampoco coincidió. Ella dijo que las caídas se produjeron el miércoles y el sábado, pero la pericia sostiene que los golpes se produjeron 24 o 48 horas antes, es decir, el viernes (cuando estaba en la finca donde vive el novio) y el sábado (cuando estaba en la finca de ella).
