Ladrones irrumpieron esta madrugada en el puesto de flores de Margarita Flores. Luego de romper la parte de atrás del local, la cual se encuentra frente a diario Los Andes, los delincuentes se llevaron varios electrodomésticos y destruyeron todo lo que había a su paso. Según la dueña del comercio, no sólo ha sufrido incontables robos sino que además ha sido testigo de otros asaltos a transeúntes mientras se encuentra de serena en su puesto de trabajo.
La primera en enterarse de la triste noticia fue su hija Aldana, que llegó a las 8 de hoy y se encontró con la rotura en el local. Acorde al relato de la vendedora, los ladrones entraron al puesto de flores y con un cuchillo, de unos 40 cm que Margarita guardaba en uno de sus cajones para limpiar las flores, cortaron nylons y rompieron otros elementos que se encontraban en el interior.
“Se llevaron la garrafa, la jarra eléctrica, la cocina, un sartén eléctrico; como uno está todo el día trabajando, son las cosas que tengo”, relató Margarita a Los Andes. Y sumó: “Se llevaron un equipo de música y aparte hicieron un desastre. Pisaron y rompieron todo; como uno guarda todo adentro, las plantas, camperas, todo”.
Al momento de la nota, hace instantes, Margarita no podía ingresar a su local de flores ya que esperaba a la Policía Científica porque “como han agarrado el cuchillo, han tocado el microondas y la heladera, hay huellas”. Sin embargo, la florista cuestionó el accionar de la policía ante la gran cantidad y el volumen de los elementos sustraídos en un lugar tan transitado, con cámaras y con las supuestas rondas de los preventores.
Respecto a las medidas de seguridad disponibles en los alrededores del lugar del hecho, Margarita contó: “Tenemos dos cámaras, un patrullero que está toda la noche, los preventores de la peatonal, los autos que circulan toda la noche”. Aún sorprendida por el robo, la mujer manifestó a Los Andes: “No tenés explicación. Aparte estaba llena la garrafa, estaba pesada para llevar”.
Sobre este elemento, la florista argumentó que “una sola persona no se la puede llevar”, sospechando de la autoría del robo por parte de varios individuos. Y continuó: “Eligieron la campera que se iban a llevar, eligieron la ropa que se llevaron y revolvieron todo”. Conmovida y sin poder entrar a su puesto de flores para contabilizar los daños, hasta que Policía Científica inspeccione el lugar, Margarita observa su local a escasos metros y ya percibe “el daño terrible que hay”.
Según la declaración de la mujer, los robos en avenida San Martín casi Garibaldi, donde se encuentra su local de flores, son permanentes. “Son las 12 de la noche y estoy cerrando. Estoy acá toda la noche. Escucho como roban a las personas, gritan, y nada. Y cuando llega la policía ya no hay nadie, tanto el ladrón como la víctima ya no están”.
“Es impresionante la cantidad de veces que me han robado”, contó Margarita en diálogo con Los Andes a la vez que observaba el cuchillo que quedó tirado en el piso cerca de su local, el cual es su herramienta de trabajo pero ésta vez fue usado por terceros para hacer daño a sus plantas.
Tanto el sereno, que suele cuidar el puesto de flores los fines de semana, como la propia Margarita que lo hace de lunes a viernes, se encontraban a un costado del local esperando poder ingresar a su puesto de trabajo para encontrar un panorama más alentador de lo que pueden observar desde afuera.
Al respecto de su colega de trabajo y de confianza, la vendedora detalló: “El señor que se quedaba los fines de semana como sereno, por el tema de las votaciones se fue, porque es de La Favorita”. En ese contexto, los delincuentes aprovecharon para robar el conocido puesto de flores de Margarita.
“Abro a las 6 de la mañana y son las 23 y me van a encontrar acá. Mi hija duerme acá conmigo, se levanta, desayuna y se va al colegio. Luego, sale del colegio, viene al puesto, come y sigue trabajando. Y así nos turnamos, mientras ella hace su tarea”, aseguró la dueña del comercio. Cabe destacar que, a pesar de que cierra su puesto de flores a las 23 y que luego la gente no la ve hasta el otro día, Margarita sigue allí, cuidando de su comercio.
“Acá son las 23 y sigo de pie, para que estos malparidos vengan, te saquen las cosas y te hagan daño”, concluyó Margarita.