La mujer de 33 años, que confesó haber asesinado a su madre de 59 porque se había cansado de cuidarla, se quitó la vida después de pasar dos meses detenida.
Celeste Rodríguez estaba alojada en la cárcel de Bouwer. Según informó El Doce, la mujer había sido imputada de homicidio calificado y la fiscalía de Cosquín, a cargo de Paula Kelm, le había dictado la prisión preventiva, pero analizaban si era inimputable.
“Se estaba concluyendo la pericia psicológica y psiquiátrica por parte de un equipo especializado para determinar si pudo comprender sus actos y dirigir sus acciones al momento del homicidio”, indicaron fuentes cercanas a la investigación.
Rodríguez había pedido acompañamiento psicológico y psiquiátrico en la cárcel de Bouwer. Sin embargo, en la madrugada de este lunes comunicaron que se había suicidado.
Conmoción en Capilla del Monte
El 2 de febrero de este año Celeste Rodríguez llamó al 911 y dijo que había asfixiado a su madre de 59 años, que se encontraba con problemas de salud y postrada en una cama en su casa de la localidad cordobesa de Capilla del Monte.
En las redes sociales había dado señales de lo que algo iba a ocurrir. Rodríguez contó que estaba “cansada de las peleas con su madre y que la había asesinado colocándole una almohada en la cara”.
La víctima fue identificada como María Rosa Ravetti, en tanto su hija Celeste Rodríguez fue trasladada a un Servicio Penitenciario de la ciudad de Córdoba e imputada del delito de “homicidio calificado por el vínculo”.
En su cuenta de Facebook, había posteado alertas que anunciaban sobre la determinación que iba a tomar.
La publicación que anticipó el final de madre e hija
“Estoy cansada, mental y físicamente. No poder vivir normal, ocuparme de mis hijas, mi vieja remil enferma porque es peor que una nena de dos años, mi hermano q se lavó las manos y se fue a la ciudad, hace meses el padre de mis hijas que las ve cada 15 días o quizás más.
De la gente que promete ayudarme con mi mamá y sin embargo sigo sola. Soy madre, padre, hija, enfermera, novia, empleada, ama de casa no doy más. Me va a dar un ACV, intento ser fuerte por mis hijas, pero no doy más, nadie me ayuda. Estoy cansada.
Porque mierda yo sola me tengo que ocupar de ella cuando tienen a mi hermano y la familia que la crió. Todos se lavan las manos y me dejan todo a mí. Y sí, soy fuerte, pero me cansó. Necesito descansar. Necesito un día de paz.
Harta de promesas que no se cumplen. ¿Qué hago? ¿Dejo mi vida de lado de nuevo? ¿Por alguien quien no me cuidó? Si esto es vivir, pues ya no quiero”.