Mientras Arturo Sáez (41) pasa sus primeros días en prisión imputado por el femicidio de Natalia Tagua, la familia de la mujer asesinada el miércoles 20 de octubre pasado en San Rafael organiza una colecta para ayudar con el cuidado de los tres hijos de la víctima. En el comedor comunitario en el que trabajaba Natalia volvieron a ayudar a los vecinos del barrio Constitución tras haber permanecido sin atención desde el día del crimen. Saben que, a pesar del dolor que los invade, tienen que seguir ayudando porque las necesidades son muchas.
Según confiaron fuentes judiciales, el domingo pasado Sáez recibió el alta médica en el hospital Schestakow, donde estaba internado con custodia policial tras haberse autoinfligido cortes en el pecho. De acuerdo al relato de testigos y al expediente, esa noche, pasadas las 22, esperó a que su ex pareja y madre de sus tres hijos saliera de la escuela y le dio dos puñaladas: una en la cara y otra en el tórax, que le produjeron la muerte al instante.
En el mismo centro asistencial fue imputado el viernes pasado y, finalmente, desde el domingo está alojado en el penal sureño.
“Quiero justicia porque lo que hizo no tiene palabra”, sentencia Estela, hermana de la mujer asesinada, en diálogo con Los Andes. Su voz es calma pero se percibe llena de dolor, angustia e impotencia. “Esta semana he ido dos veces al hospital. Estoy destrozada y con la presión altísima. Es imposible estar bien por la angustia”, confiesa. La mayor preocupación ahora es que ese estado no perjudique su embarazo de una beba y que los hijos de Natalia -”mis chicos”, como los llama Estela- estén bien.
La mujer de 41 años cuenta que en la escuela son asistidos por psicólogos y que el más grande de ellos -Luciano, de 17 años- tiene previsto empezar un curso de peluquería y luego retomar la secundaria, ya que perdió el año al no tener buena conectividad durante la pandemia. Sus hermanos de 12 y 13 años también sienten la enorme pérdida de su mamá y por ahora están al cuidado de su tía Alicia.
Estela adelantó que hoy se realizará una audiencia en la que la Justicia le concederá la custodia compartida a las dos hermanas. Pero las necesidades apremian y han organizado una colecta para poder reacomodarse.
“Los chicos no tenían placard. La ropa la tienen en una caja así que necesitan muebles, una garrafa porque mi hermana tiene una, comida, ropa y calzado”, describe mientras apela a la solidaridad que caracteriza a los mendocinos. Es que Natalia era el sostén del hogar y sus pequeños ahora sólo cuentan con el cariño y la ayuda de sus tías pero necesitan el respaldo de la comunidad.
Y quienes saben de eso son las mujeres de “Madres Cocinando”, la organización comunitaria donde trabajaba Natalia. Eugenia Martínez, parte activa de esa ONG, cuenta que retomar las actividades “ha sido difícil”. “Recién ayer (por el lunes) abrimos la casa e iniciamos las actividades. Es muy duro porque con ella compartíamos muchas cosas pero tenemos que seguir ayudando y retomar fuerzas. Tenemos que dar respuestas a los niños y a las familias que llegan a pedir comida”, agrega convencida.
Y adelanta los planes: “Estamos arreglando techos de vecinos antes de que se vengan las tormentas; hay mucha necesidad. También estamos organizando una marcha para el mes que viene. Hasta ahora el fiscal no has escuchado. Queríamos que (Sáez) fuera imputado y lo imputaron rápidamente y ya está preso. Vamos a seguir haciendo marchas para que cuando llegue el juicio sea condenado, no como pasó antes”, concluye.
Cómo ayudar
Quienes deseen ayudar con donaciones pueden contactarse con Estela Tagua al (260) 154018533 o dirigirse a su casa, ubicada en Telles Meneses y pasillo Los Canes 451. También pueden dirigirse a la vivienda de su hermana Alicia, ubicada en calle Telles Meneses y Paula Albarracín de Sarmiento 944, ambas en San Rafael.