El futuro inmediato del israelí Gil Pereg (39), acusado por los crímenes de su madre y de su tía, cuyos cuerpos fueron hallados el 26 de enero de 2019 en Guaymallén, está cerca de conocerse. El acusado, hoy internado en el hospital neuropsiquiátrico El Sauce, está entre el juicio, la inimputabilidad y hasta la libertad.
Ayer el caso tuvo una importante audiencia que terminó con un cuarto intermedio y estirando la definición, posiblemente, para la semana que viene. Los jueces Luis Correa Llano, Eduardo Martearena y Rafael Escot deben resolver, en primer lugar, si hay prórroga de la prisión preventiva para el detenido, tal como lo solicitan los fiscales Fernando Guzzo y Claudia Ríos.
Es que el imputado lleva más de dos años en prisión sin condena, lo que motivó a que su defensa pidiera que sea liberado. Pero más allá de este punto, el expediente tiene una disputa de fondo: ¿habrá debate o esta persona es inimputable?
Todas estas dudas deberán despejar los magistrados para decidir cómo sigue la causa. Si consideran que Gil Pereg fue consciente de sus actos, la fiscalía ya dio por cerrada la investigación y esperará fecha para un juicio por jurado. De lo contrario, el hombre que ha llamado la atención de la prensa mundial por sus excentricidades y sus maullidos en su celda y en Tribunales, zafará de la persecución penal.
El israelí desde hace un tiempo está alojado en el hospital neuropsiquiátrico El Sauce, donde fue internado por algunos desequilibrios y patologías. Los médicos que lo atendieron informaron que ya fue estabilizado y podría regresar a la cárcel con medicación, aunque Pereg se manifestó en la audiencia de este jueves y dijo que, si regresa al penal, se quitará la vida: “Si vuelvo a la cárcel, me mato”
En un juicio el acusado arriesgaría prisión perpetua por un homicidio agravado por el vínculo -por la muerte de su madre, Pyrhia Sarusi (63)- y por un homicidio agravado por el uso de arma de fuego, en el caso de su tía, Lily Pereg (54).
Estas mujeres habían llegado desde Israel para visitar a este sujeto a principios de 2019. Fue él mismo quien el 12 de enero radicó la denuncia de paradero por las víctimas.
La búsqueda culminó el 26, con el hallazgo de los cuerpos en la casa de Pereg, ubicada en calle Roca de Guaymallén. Los cadáveres habían sido enterrados en una extensa propiedad donde el sospechoso vivía como indigente y con decenas de gatos. A pesar de estas condiciones, guardaba en el lugar cerca de $4 millones y armas de fuego.