Con una situación crítica y de máxima tensión se encontraron esta mañana policías del Grupo de Resolución de Incidentes y Secuestros (GRIS) y del Grupo Especial de Seguridad (GES), que fueron alertados en el barrio 26 de Enero, en Las Heras. Un joven había discutido con su familia y, luego de romper unos vidrios, se había provocado cortes de consideración que casi lo llevan a perder la vida en el lugar. Luego de una intensa negociación, el joven fue asistido y terminó internado en el hospital Central con graves heridas.
Fuentes policiales indicaron que, minutos después de las 6 de la mañana de este sábado, policías que habían llegado a una casa ubicada en la conflictiva manzana 9 del populoso vecindario solicitaron la activación del protocolo para casos de riesgo. Un llamado de familiares de un joven de 27 años los había convocado ya que, después de protagonizar una violenta discusión, había comenzado a autolesionarse en las muñecas y brazos con trozos de vidrio. Cuando los uniformados llegaron al lugar, se recluyó en su habitación junto a su novia y amenazó con quitarse la vida si los efectivos ingresaban.
Así, los miembros del GES y los negociadores del GRIS llegaron al lugar e iniciaron una negociación que se extendió por dos horas, mientras la tensión cortaba el gélido aire en una de las barridas más “calientes” de Mendoza por el alto índice de conflictividad.
Lo que se encontró el negociador del GRIS cuando se acercó a la habitación del joven atrincherado parecía salido de una película de Quentin Tarantino: las paredes estaban salpicadas de sangre. El líquido rojo que brotaba de los brazos del muchacho también había regado el piso del dormitorio y la cama. Según pudieron reconstruir los uniformados, el joven había estado bebiendo durante la noche con su novia y había mezclado “algún medicamento no recetado”, según confiaron las fuentes, por lo que se mostraba sumamente agresivo y amenazaba con dispararse.
Luego los policías constataron que no tenía un arma de fuego al alcance ni un cuchillo, pero sí mantenía consigo los trozos de vidrio con lo que ya se había lesionado. Su novia lo apoyaba y reclamaba que los agentes abandonaran el lugar.
Con el correr del tiempo y ante la profusa pérdida de sangre, el joven comenzó a sentirse mal, por lo que un operador táctico del GES debió darle asistencia médica de emergencia, pese a que la novia se resistía. “Ahí empezó el caos. La chica se alteró muchísimo, quiso agredir a los policías; estaba intensa”, confió a Los Andes una fuente del caso.
La joven fue asegurada y retirada del lugar mientras, haciendo uso de los elementos provistos en su bolso, el miembro del cuerpo de élite asistía al muchacho en la cama, ante la demora de la llegada de una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado que había sido solicitada.
Con el joven más calmado y ya habiendo recibido los primeros auxilios, fue retirado de la vivienda justo cuando la ambulancia hacía su arribo. Ya eran las 8.20.
La víctima fue trasladada al hospital Carrillo, donde debido a la gravedad del cuadro decidieron derivarlo al Central para una atención más completa.