Tras la elección de los 12 ciudadanos que conforman el tribunal popular, hoy comenzaron los alegatos de apertura en el debate por la muerte de Franco Isaías Navarrete, un adolescente de 17 años que fue asesinado para robarle el teléfono celular.
En el banquillo de los acusados se encuentra Matías Joel Ponce (22), un joven que podría recibir la pena de prisión perpetua ya que está imputado por el delito de homicidio criminis causa (matar para ocultar el crimen).
La apertura de los alegatos está a cargo de los fiscales Oscar Sívori y Martín Scatareggi, quienes sostuvieron la acusación de Ponce ante el jurado, el juez técnico Eduardo Orozco y la defensora, Julieta Lavarello.
“Me quedo tranquilo, en casa porque yo no fui el que disparó”, dijo Matías Ponce, quien optó por declarar ni bien el juez abrió el debate.
El joven dijo que iba con un tal Coco (Batistela) y con Laura, su pareja y fue Coco la persona que le disparó a Navarrete. “Cuando saca el arma y dispara, quedo sorprendido y Laura también”, dijo el imputado.
Además el acusado dijo que vio cuando se le cae el celular a la víctima y lo toma y salen corriendo con Coco y Laura rumbo a la casa donde vivían los tres. Ahí fue donde los detuvieron.
Lo mató para robarle el celular en Palmira
Franco Isaías Navarrete murió en la noche del domingo 15 de septiembre del 2019, luego de recibir un proyectil que le ingresó por su hombro derecho y le perforó el pulmón. Minutos después de ser herido perdería la vida, mientras su agresor se escapaba con su teléfono.
El menor había sido atacado en la intersección de San Martín y Belgrano, a metros de la escuela Intendente Juan Kairuz, en el distrito de Palmira. En el instante en el que arribó el ladrón el chico estaba concentrado mirando la pantalla de su equipo, y fue allí cuando el delincuente lo sorprendió y lo amenazó con un arma de fuego.
Al parecer hubo una resistencia al robo, hasta que se efectuó el disparo mortal. Vecinos alertados llamaron al 911 tras la detonación y los médicos del Servicio de Emergencias Coordinado que asistieron a Franco sólo pudieron constatar su deceso.
Con la Policía y los investigadores en la escena, algunos testigos empezaron a declarar y pusieron como sospechoso a un joven que vivía a poco más de una cuadra de donde ocurrió el homicidio. Comenzó a ganar fuerza la hipótesis del robo cuando advirtieron que al menor le faltaba el celular.
La fiscalía se movió en tiempo récord y minutos después ya tenía la orden de allanamiento para ingresar a la casa de Matías Joel Ponce, quien había sido señalado por los lugareños. Luego de esa medida este joven quedó sumamente comprometido por una serie de indicios muy importantes.
En primer lugar, los efectivos que entraron a su vivienda lo encontraron lavando ropa con aparentes manchas de sangre. Además, en el baño hallaron el teléfono de Navarrete que también presentaba algunos restos hemáticos.
El aparato estaba dentro de un tachito de basura en el sanitario, oculto entre el papel higiénico. Ponce fue detenido y horas después estaba imputado.
