Un joven fue asesinado el miércoles en la noche tras recibir tres disparos en el pecho. Lo dejaron en la puerta del hospital Sícoli de Lavalle y huyeron a toda velocidad. Sin embargo, por la gravedad de los disparos, el hombre debió ser trasladado al hospital Central, donde finalmente falleció. La pelea surgió en una reunión con amigos y familiares, aparentemente tras discutir por dinero prestado.
Ariel Oropeza Acuña era oriundo de Bolivia y llegó a la provincia en enero pasado, con la esperanza de forjar un futuro en suelo mendocino. Sin embargo, en cuestión de minutos encontró la muerte en el mismo lugar donde intentaba rehacer su vida, luego de compartir un momento con amigos en el que surgió una discusión por una deuda pendiente, que terminó de la peor manera.
Según indicaron fuentes oficiales, en la reunión que se llevó a cabo en la casa 19 del Loteo Oliva, en Villa Tulumaya, había cinco personas: Oropeza, su tío, la esposa de este y dos amigos oriundos de El Algarrobal, que son hermanos. Entre risas y bebidas alcohólicas los presentes disfrutaban de la noche.
De acuerdo a lo que declaró luego Edgar, el familiar de la víctima, todo ocurrió pasadas las 21 cuando se fue al baño. Al regresar vio a su sobrino tendido en el suelo cubierto de sangre y a uno de los atacantes con un arma de fuego en la mano.
Rápidamente los hermanos invitados se subieron a su vehículo, una camioneta utilitaria de color rojo, y emprendieron la huida del lugar.
Arrojado en el hospital
El tío de la víctima, y único testigo de lo sucedido, ya que su esposa se había retirado de la reunión para entrar a la casa, le pidió ayuda inmediata a un amigo, quien llegó al domicilio donde ocurrió el crimen en una moto de 150cc de color negro. En la misma viajaron los tres llevando al herido en el medio, hasta que llegaron al hospital local Domingo Sícoli.
En un inexplicable acto, ambos hombres arrojaron a Oropeza en la entrada de la guardia y huyeron a toda velocidad. No obstante, Edgar había llamado minutos antes a su hermana para contarle lo que había sucedido con su joven sobrino.
Desesperada por lo enterado, la mujer y tía de la víctima, acudió al nosocomio para saber qué ocurría con la salud del inmigrante. Para entonces Oropeza ya estaba de camino al hospital Central, debido a la gravedad de su estado de salud por los tres disparos recibidos, de los cuales dos fueron en un hombro y otro en el centro del pecho, quedando la bala alojada en un lugar crítico.
Desafortunadamente, a las 22 los galenos confirmaron la muerte del joven, minutos antes de ingresar al quirófano para ser operado.
La Oficina Fiscal de jurisdicción puso a los sabuesos de inmediato a recolectar datos que sumen a la resolución de la causa y entre los más llamativos, sin dudas, estuvo que nadie supo aportar la edad de la víctima, así como tampoco la dirección donde viven los hermanos y presuntos asesinos. Sin embargo, ya fueron identificados.
Pero, gracias al testimonio de la esposa del tío y la hermana del mismo, se pudo saber quiénes lo dejaron tirado en la explanada del Sícoli.