En los últimos años, pese a estar imputado por un homicidio del transportista Carlos Victorio Gruini (64), un brutalmente asesinado en su casa de Junín en mayo de 2020, Erik Suazo (23) ha logrado esquivar la cárcel. Al menos hasta ahora que está sospechado de cometer algunos robos agravados en el San Martín.
“Sino le hubieran dado la libertad por el caso Gruini no se hubiera cometido una serie de robos agravados de los cuales es sospechoso. Se trata de casos graves, robos con violencia”, dicen desde el Ministerio Público Fiscal.
Es que Suazo está imputado por el asesinato de Gruini por el delito de homicidio criminis causa. La investigación del caso que tramita la fiscal Valeria Bottini y el jefe de los fiscales de Junín-Rivadavia, Mariano Carabajal, está a punto de ser elevada a juicio y, por lo tanto, arriesga una pena de prisión perpetua si el jurado popular que enfrentará lo declara culpable.
Suazo estuvo detenido por el homicidio hasta mayo de 2021, cuando el juez Eduardo Orozco le concedió la libertad, tras poner en duda la prueba principal de la fiscalía: una escucha telefónica en la que se declara culpable y dice “Le pegué con un fierro”, indicando que luego lo había guardado en el techo de su casa.
Pese a ello el juez atendió el pedido de libertad que había realizado la defensora oficial Verónica Manrique, entendiendo que las pruebas en su contra no son contundentes, tanto la escucha, como el rastreo que hicieron los perros entrenados que llegaron hasta la vivienda del sospechoso en el barrio Romanof de Palmira y el mango de la pala encontrada en el techo de esa vivienda, elemento que habría sido utilizado en el crimen.
El 21 abril de 2022 fue detenido nuevamente. En esa oportunidad, por violencia de género. Su mujer lo denunció, afirmando que Suazo la golpeó, la tomó del cabello y la arrastró para luego amenazarla de muerte. Tras ser imputado, Suazo volvió a recuperar la libertad.
Pero el sábado pasado su suerte cambió: un vecino de San Martín sintió un ruido en el fondo de su casa y cuando se asomó por la ventana puede ver a una persona saltando de la tela perimetral. Lo persiguió, lo alcanzó y lo redujo: era Eric Suazo. Tenía en su poder unas herramientas y una bicicleta.
Por este hecho fue imputado por el fiscal de San Martín Gustavo Jadur. Pero además la fiscalía que dirige el fiscal Oscar Sívori ha comenzado a vincularlo con otros hechos cuyo modus operandi es similar. Hoy, durante una rueda de reconocimiento, una víctima lo apuntó como autor atraco que se produjo en las inmediaciones de calle Unión y carril Barriales, donde dos sujetos asaltaron dos personas a una persona que se encontraba esperando el colectivo. Los delincuentes llevaban armas y con ellas los golpearon para poder robarles sus pertenencias.
El caso Gruini: un robo que terminó con la muerte de un camionero
El 21 de mayo, cerca de las 23, dos o tres delincuentes ingresaron a la vivienda de Victorio Gruini, un camionero domiciliado en carril Barriales al 3600 de Junín.
Los ladrones ingresaron por los fondos de la propiedad de la víctima tras romper la malla metálica del cerco perimetral. Según la versión inicial que dio el Ministerio de Seguridad, el hombre se encontraba solo. Los delincuentes -armados, con capuchas y guantes- redujeron al dueño de casa a los golpes, obligándolo a darles 80.000 pesos que eran para arreglar dos departamentos de su propiedad.
Luego lo llevaron a la parte de atrás del predio. Lo ataron detrás de un tráiler y así lo dejaron, sabiendo -o tal vez ignorando- que el hombre estaba agonizando o ya sin vida.
La esposa de Gruini había ido a la casa de su hija. Cuando regresó a su hogar, unos 30 minutos después, observó todo desordenado y fue sorprendida por dos hombres, que la golpearon en la espalda, la maniataron y le exigieron dinero, según relató luego a los pesquisas. Ante la insistencia de los delincuentes, la mujer les entregó dos cheques por un monto que no fue especificado. Antes de escapar, los bandidos le advirtieron que no gritara ni llamara a la Policía o tomarían represalias contra su marido.
Cuando los asaltantes abandonaron la vivienda, la mujer salió y pidió auxilio. Un vecino la asistió y llamó al 911. Minutos después, una comisión policial llegó al lugar y, tras inspeccionar el predio, los uniformados hallaron al camionero en el patio. Un médico del Servicio de Emergencias Coordinado constató el deceso.
Los ladrones nunca se percataron que habían sido filmados por tres cámaras de seguridad. Dos están ubicadas en el patio trasero y otra en un costado de la casa. Al día siguiente, efectivos de la Unidad Investigativa departamental, lograron obtener huellas e indicios de los sujetos.
Además, peritos de Policía Científica informaron a la fiscal que habían detectado huellas de calzado en el predio analizado, por lo que solicitaron el trabajo del personal de la División Canes.
Siguiendo un rastro, un perro entrenado se dirigió hasta una vivienda ubicada en la manzana “M” del barrio Ramonof. Allí vive vivía Suazo, quien circunstancialmente había sido detenido la noche anterior por romper la cuarentena y por averiguación de antecedentes. Luego, le dio la libertad por falta de pruebas.
A finales de julio de 2020 la fiscalía de Junín-Rivadavia volvió a detener Suazo. El hombre siempre había estado en la mira de la fiscal Valeria Bottini y el jefe de los fiscales de Junín-Rivadavia, Mariano Carabajal.
Por eso, el teléfono del sospechoso fue intervenido y la medida tuvo resultados positivos, cuando Suazo habló con su suegra y le dijo no sólo que fue el autor del asesinato, sino que también afirmó: “Le pegué con un fierro”, indicando que luego lo había guardado en el techo de su casa.
Con ese dato, efectivos de la Policía de Mendoza realizaron dos allanamientos: uno en la casa de la suegra de Suazo, donde le secuestraron el teléfono a la mujer, y el segundo en la casa del sospechoso, para detenerlo y llevarse “el fierro”, que en realidad sería el cabo de una pala.