Jonatan Damián Fredes (33) fue hallado sin vida dentro de su auto, el cual había volcado dentro de un zanjón sobre una calle de tierra, en Guaymallén. Pero lo que parecía ser un accidente en solitario resultó ser un homicidio, ya que el hombre presentaba un disparo en la espalda, que habría ingresado por la puerta del acompañante del vehículo. Tenía varios antecedentes y la investigación se inclina a que escapaba de su agresor y entró a su casa a cambiar de rodado pero fue alcanzado por el proyectil en la puerta del inmueble.
Alrededor de las 21 del domingo entró un llamado al 911 alertando sobre un accidente en la intersección de las calles Severo del Castillo y Grenon, en el distrito Puente de Hierro. Los llamados anunciaban que un auto VW Gol de color rojo había quedado dado vuelta dentro de un zanjón, con una persona adentro.
Minutos más tarde llegó una unidad móvil y una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC). A pesar de las maniobras de RCP, los intentos fueron en vano porque Fredes ya había fallecido pero no producto de la colisión porque, para sorpresa de los rescatistas, el hombre tenía una herida de bala que fue propinada con precisión.
Cuando llegó la Policía Científica a peritar la escena, los efectivos notaron que la víctima había recibido un tiro en el omóplato izquierdo, el cual pudo haber ingresado por la puerta del acompañante ya que en la misma había una perforación de plomo a escasos centímetros de donde empieza la ventanilla. Fuera de eso, dentro del coche no había nada más que los dos teléfonos celulares de la víctima fatal, los cuales serán peritados en los próximos días.
Una muerte con muchas dudas
En cuanto los uniformados notaron que hubo un disparo dieron aviso inmediato a la División Homicidios y el caso quedó en manos del fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello. A partir de ese momento comenzó una investigación que se tornó un tanto desconcertante.
Según informaron fuentes cercanas a la pesquisa, la esposa de Fredes contó que ese mismo domingo su marido llegó a su casa “como loco” en su auto Renault Clio de color gris. Pero, entre apurado y nervioso, no supo explicarle lo que estaba pasando. En sólo segundos cambió de vehículo y se fue a toda velocidad en el Gol, que también era suyo.
Entre las tantas hipótesis que manejan los sabuesos se cree que al hombre de 33 años, quien se presentaba como albañil, lo venían siguiendo y pensó en cambiar el vehículo para despistar a su agresor. Sin embargo, en cuanto salió de su casa en el auto rojo le dieron el disparo que entró por la puerta del acompañante y a los 800 metros falleció, producto de la precisión del impacto y de la herida causada.
Pero un dato muy relevante es que el Clio usado al principio por Fredes, en el que llegó a su domicilio, tenía la ventana trasera izquierda rota, como si también hubiese recibido un disparo. Y, casualmente, el proyectil quedó alojado en su hombro izquierdo. Sumado a que la esposa le aseguró a los pesquisas que ese auto no estaba dañado cuando el hombre se fue de su casa. Por lo que se podría pensar que, en realidad, el proyectil lo pudo haber alcanzado antes de que cambiara de vehículo.
Pasado delictivo
Cuando las autoridades buscaron el nombre de la víctima pudieron constatar que se trataba de un ciudadano con varios antecedentes judiciales, a pesar de su corta edad. Su nombre aparecía en expedientes por hurto agravado, amenazas con arma de fuego, encubrimiento, lesiones leves dolosas y agravadas en contexto de violencia de género.
Como última actividad delictiva, el expediente arrojaba que había sido detenido por robo agravado con arma de fuego en poblado y en banda. Y tenía un pedido de captura vigente desde junio de 2018.
Su prontuario cargado de delitos también será un puntapié para que los sabuesos puedan extender líneas investigativas que indiquen si Fredes tenía problemas con alguien relacionado con esos antecedentes.
O quizá el peritaje a sus teléfonos celulares ayuden a precisar de dónde venía escapando ese domingo en la noche a toda velocidad, sabiendo que debía despistar a quienes tenían como único objetivo matarlo. En su relato, la esposa no supo decir a dónde se había ido Fredes esa tarde.
