Gil Pereg (39), actualmente detenido en el hospital psiquiátrico El Sauce, no podrá recibir una parte de la millonaria herencia de su tía, de quien es heredero junto a sus hermanos.
El israelí está acusado de haber asesinado brutalmente en diciembre de 2019 a su madre Pyrhia Sauroussy (63) y a su tía, Lily Pereg (54), quienes había venido a visitarlo a su casa de Guaymallén, donde sus cuerpos fueron enterrados. Pyrhia vivía en Israel; Lily en Australia, donde se desempeñaba como profesora asociada de microbiología en la universidad de New England.
Desde hace meses, un juez de Australia se comunica a los abogados de Pereg –Maximiiano Legrand, Lautaro Bracheta y Marcos Segovia- para notificar a Pereg sobre los avances de los trámites sucesorios de su tía en la cual están incluidos todos sus hermanos, pero él no.
“Nosotros le comunicamos la novedad a Pereg, cuando llegó la primera comunicación de Australia pero él no se mostró interesado y no dijo nada”, explica Legrand.
El abogado recibió un mail a mediados del año pasado donde un juez de Australia le preguntaba si él era el abogado del israelí. Legrand contestó que era su representante legal sólo en cuestiones penales, que Pereg estaba internado en un psiquiátrico y que no estaba en condiciones de tomar decisiones sobre su patrimonio.
Otra comunicación de Australia informaba que Gil, si bien estaba en la lista de los herederos, no iba a recibir nada de los bienes de Lily Pereg, quien dejó una cifra superior al millón de dólares australianos, entre inmuebles, bienes muebles y dinero en efectivo.
La relación de Pereg con el dinero siempre fue extraña. “Suplementos deportivos (como alimento preferido) y fajos de dólares”, decían algunos mendocinos que lo conocieron antes de ser detenido, que tenía siempre sobre la mesa.
Se sabe que su madre le enviaba –vía Western Union y también en efectivo, cuando venía a Argentina algún conocido- importantes sumas de dinero. Buena parte de este capital fue utilizado por Pereg para vivir y para realizar negocios ruinosos. Invirtió 60 mil dólares para hacer unas canchas de paddle en el terreno que tiene en Guaymallén y luego compró un camión que nunca funcionó. Buena parte de las causas civiles que lo tienen como protagonista tienen relación con estos negocios fallidos.
Por otra parte y ya en un terreno especulativo, algunos piensan que el crimen de las dos mujeres podría tener relación con el dinero. O bien que las mujeres vinieron a decirle que no iban a mantenerlo más o bien que querían que volviera a Israel, de donde había escapado para no ser internado en un psiquiátrico. Pero esas son solo especulaciones porque sus parientes nunca se expresaron al respecto.