La tragedia que generó hace pocos días un conductor alcoholizado, que en pleno control vial arrolló y mató a un policía y a un inspector de tránsito en el Acceso Sur, revivió el dolor de los mendocinos al recordar la muerte de otros dos uniformados. Hace seis años, en mayo de 2018, el desquiciado accionar de un hombre que escapaba tras haber apuñalado a su pareja embarazada, terminó con la vida de los efectivos en Luján de Cuyo.
La reconstrucción que hizo el Ministerio Público Fiscal de la última tragedia indica que el viernes 3 de mayo pasado, a las 23.38, Hugo Martín Rodríguez circulaba a alta velocidad por el Acceso Sur hacia el Norte a bordo de una Ford EcoSport, con un nivel de alcoholemia de 2,68 gramos por litro de sangre.
A unos 150 metros del cruce con calle Sarmiento, de Godoy Cruz, había un control policial “debidamente señalizado” ya que en el lugar se había producido un accidente de tránsito minutos antes.
Sin embargo, el sommelier de 44 años y empleado de una bodega del Valle de Uco, continuó la marcha e impactó el vehículo con la parte posterior del móvil policial 3.587, según se desprende de la investigación. Siguió su carrera y luego arrolló al oficial principal Leonardo Alarcón Quiroga (35), dejándolo tendido y gravemente herido.
Pero la camioneta no se detuvo ahí, sino que embistió al agente de tránsito de Godoy Cruz, Santiago David Velázquez Guevara (23), quien se encontraba en una moto municipal. Médicos del Servicio de Emergencias Coordinado constaron el deceso del joven en el lugar. Mientras que el policía falleció en el hospital Central el sábado 4, a las 6.40.
Rodríguez fue detenido y quedó a disposición de la Fiscalía de Tránsito, que al día siguiente lo imputó por “homicidio simple con dolo eventual (dos hechos) en concurso real”, calificación que tiene penas que van de los 8 a los 50 años de prisión.
A seis años de otra tragedia sin sentido
El viernes 25 de mayo de 2018, alrededor de las 15, el guía de montaña Sebastián Petean Pocoví protagonizó una frenética fuga que se extendió desde Maipú hasta Blanco Encalada, donde sólo el vuelco de su camioneta puso fin a su marcha. Metros antes había arrollado al auxiliar segundo Daniel Horacio Ríos (40) y al oficial principal Jorge Carlos Cussi (32), dos de los efectivos que lo venían persiguiendo.
Durante la siesta de ese fatídico día, Petean Pocoví apuñaló en el abdomen a quien por entonces era su mujer, quien estaba embarazada de mellizas. Tras el ataque a la joven ingeniera agrónoma con un embarazo de cinco meses, el hombre escapó de la casa ubicada en calle Blas Parera, de Gutiérrez, en su camioneta Ford Ranger.
Conocido el hecho, se montó un importante operativo policial y varios efectivos persiguieron al enajenado conductor durante 45 kilómetros por la ruta 82.
Las cámaras de los móviles policiales captaron al bólido de color bordó que conducía el atacante a 140 kilómetros por hora, según determinarían luego las pericias. Pasó por el destacamento de Blanco Encalada y atravesó un puesto de control que pretendía frenar su marcha, sin hacer caso a las indicaciones de los uniformados y arremetiendo contra los conos viales y los neumáticos que estaban colocados en medio de la calzada.
Algunos uniformados alcanzaron a resguardarse y apartarse del camino al subir a las patrullas estacionadas en la banquina. Luego Petean hizo un “giro en U”, encaró a la moto 885 de la Policía Vial en que viajaban Cussi y Ríos y la embistió.
Unos metros más adelante, Petean volcó el vehículo y sólo entonces pudo ser detenido y trasladado a la Oficina Fiscal 11 de Luján, mientras su ex pareja era operada en el hospital Lagomaggiore, donde lograban salvar también a sus hijitas. Análisis posteriores demostrarían que el hombre había consumido cocaína. Él luego admitiría su adicción a esa droga y asegurado que llevaba cinco días sin dormir.
Los dos uniformados fallecieron sobre la ruta 82. Sus compañeros encontraron sus cuerpos minutos momentos del hecho. Uno de ellos estaba decapitado. El horror y el dolor se reflejaron en los reportes radiales. En el camino, Petean había intentado arrollar a tres de los efectivos que hacían barricadas.
Los restos de los efectivos caídos en cumplimento del deber fueron inhumados al día siguiente, el sábado 26 de mayo de 2018, en una emotiva y concurrida ceremonia, que fue seguida por cientos de policías consternados por la injusta muerte de sus camaradas. Cussi tenía cinco hijos. El más pequeño sólo tenía un mes de vida cuando su papá falleció.
Días después, se realizó una marcha hacia la Legislatura “para pedir un cambio en las leyes que amparan a los delincuentes y justicia por los policías asesinados”, según se leía en la convocatoria. Y un año después de la locura, los policías asesinados por el guía de montaña fueron honrados por sus familias y colegas.
Rodeada de cuatro de sus cinco hijos, la viuda del oficial Cussi y los padres del auxiliar Ríos pintaron estrellas sobre sobre el kilómetro 22 de la ruta provincial 82, el lugar exacto en que fueron atropellados. Miembros de la asociación Estrellas Amarillas Mendoza los ayudaron a recordarlos sobre el asfalto en una acción para concientizar.
Los hijitos de Cussi tomaron pinceles y rodillos y ayudaron a su mamá a pintar una estrella amarilla para honrar a su papá. Pero ella no podía contener su llanto, pese a los intentos de efectivos de Policía Vial que la abrazaban y consolaban.
Desde entonces, en ese lugar se levanta un monumento con una placa que lleva los nombres de los efectivos y recuerda el doloroso momento para sus familias y para la Fuerza. Unos 50 uniformados de distintas divisiones asistieron y no pudieron contener sus lágrimas al recordar la secuencia vivida un año antes.
Condenado a prisión perpetua
El 3 de mayo de 2019, Sebastián Petean Pocoví fue condenado por un jurado popular. Se trató del primer juicio por jurados en Mendoza.
Luego de deliberar durante tres horas, los 12 mendocinos que conformaron el tribunal popular en decisión unánime lo hallaron culpable por apuñalar a su ex mujer, haber querido matar a tres policías que formaron dos barricadas para detener su huida y por atropellar y asesinar a los uniformados Cussi y Ríos.
En rigor, los delitos por los que Petean fue condenado fueron tentativa de femicidio, por apuñalar a su ex pareja; tentativas de homicidio, por tratar de embestir en dos hechos a tres policías, y homicidio agravado por la calidad de policía de las víctimas y homicidio criminis causa, por la muerte de Cussi y Ríos. Así, el juez Rafael Escot sólo pudo dictar la pena máxima.
La mujer apuñalada por Petean relató ante el jurado el momento del ataque en su casa. “Me gritaba que me iba a matar a mí y las mellizas”, contó. Añadió que, cuando era atacada con un cuchillo por el guía de montaña, su perra intentó defenderla pero también fue víctima de su ira. “Cuando me volvió a apuñalar, llegaron mi mamá y mi abuela. Le pegó a mi madre y empujó a mi abuela”, completó el relato la joven víctima.
La mujer aclaró durante el debate que Petean Pocoví la celaba desde cinco meses antes del ataque y le recriminaba por una supuesta infidelidad. Además, insistía con que el embarazo que llevaba adelante la mujer no era de él.
Petean escuchó el veredicto con la cabeza baja, la misma pose que había adoptado durante las cuatro jornadas que duró ese histórico debate. Se veía muy distinto a aquel hombre que había protagonizado la desquiciada huida que terminó en otra tragedia y que, seis años más tarde, continúa doliendo a la comunidad mendocina.