El domingo 9 de enero al mediodía, los turistas venezolanos Carmen Tovar Nacuare (55) y su hijo Valentino González Tovar (23) fueron encontrados sin vida en el interior de un apartamento en el que se hospedaban en el Hotel Reina Victoria, ubicado en calle San Juan, de la Ciudad de Mendoza. Junto a ellos estaba el nieto de la mujer y sobrino del joven, un niño de 6 años que pudo ser rescatado con vida. Aunque en un principio se creyó que las víctimas habían fallecido intoxicadas por algo que habían comido, días después se confirmó en base a los análisis del Cuerpo Médico Forense que los turistas habían fallecido intoxicados tras inhalar monóxido de carbono. Además, en el lugar se constató que habían pérdidas de gas en un anafe y un calefón.
En las últimas horas se conoció un dato que sería fundamental en la investigación y que, al igual que ocurrió en el caso del femicidio de la adolescente Florencia Romano, vuelve a poner bajo la lupa el accionar del 911 y del CEO. Y es que trascendió un llamado realizado por el propio Valentino González Tovar al 911, minutos antes de que se produzan los decesos, y donde solicita una ambulancia ya que su mamá y su sobrino (Carmen y el niño, respectivamente) estaban vomitando.
Según se desprende del audio de poco menos de 3 minutos (donde fue grabada toda la comunicación), la operadora derivó la comunicación a un médico del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC) y a quien el joven le insistió con el pedido de una ambulancia. Lo que le da mayor dramatismo a la secuencia es que, de fondo al llamado telefónico, se escucha a la mujer -madre de quien llamaba- quejarse del malestar y el sonido de las arcadas. Incluso, se escucha el llanto desconsolado del niño.
El médico desestimó el llamado
El especialista que recibió el llamado, en lugar de actuar de inmediato y enviar la ambulancia que solicitaba, intentó explicarles que el niño no estaba con convulsiones y le solicitó información sobre la obra social que tenían. Pese a que el joven explica la gravedad, el coordinador del SEC les recomienda que se dirijan por sus medios al Hospital Central para que atiendan a la mujer y al Hospital Notti para que atiendan al niño. “¿¡Dos hospitales diferentes!?”, pregunta sorprendido y con dejos de desesperación el joven venezolano. A lo que el médico le responde que sí, ya que uno es para adultos y el otro es pediátrico.
La Justicia investiga si la muerte de los turistas venezolanos se produjo minutos después de este llamado que no contó con el envío de la ambulancia que el hombre pedía. Y, al igual que ocurrió con el caso de Florencia Romano -en el que una operadora desestimó el llamado de un vecino cuando escuchó a la niña gritar previo a ser asesinada-, ahora deberá determinar su hubo negligencia o un mal accionar del coordinador del SEC.
Por el caso de Florencia, una mujer policía -quien atendió el llamado y no envió asistencia antes del femicidio- fue condenada por abandono de persona.
Trágica muerte delos turistas venezolanos
La mujer venezonala, su hijo y el niño de 6 años fueron encontrados muertos el domingo 9 de enero en el interior del apartamento que alquilaban en el hotel céntrico. El sonido del agua correr que advirtió desde afuera una empleada de limpieza y los golpes insistentes a la puerta -sin respuesta desde adentro- motivaron a que la empleada llame a la policía.
Cuando ingresaron al apartamento, encontraron a la mujer y su hijo sin vida en la cocina y la cama del apartamento. Además, asistieron de inmediato al niño de 6 años que todavía se encontraba con vida. El pequeño fue derivado al hospital Notti, donde llegó con un cuadro de deshidratación.
Sin embargo, una vez internado en el centro asistencial pediátrico confirmaron que el niño, además, tenía coronavirus.
Tras detectar las fugas de gas en el interior del apartamento, la Justicia también investiga si hubo responsabilidad de los encargados del alojamiento, ya que no se hizo una inspección para determinar si las instalaciones estaban en condiciones antes de ponerla a disposición de los visitantes.